La presidenta Claudia Sheinbaum ha contraído, apenas pasando su primer año de gobierno, el síndrome de los presidentes de este país que se desconectan de la realidad cuando esta no se acomoda a su discurso y que deciden no escuchar críticas o cuestionamientos a su gobierno y tampoco quieren oír las quejas de los ciudadanos sobre problemas y necesidades reales que enfrenta la población.

Al igual que muchos de sus antecesores que, cuando se acomodaron en el poder y dimensionaron la gravedad y complejidad de los problemas nacionales, decidieron cerrarse a la crítica e ignorar los reclamos sociales, la doctora ya cerró cualquier posibilidad de aceptar un diagnóstico distinto al de la demagogia que pregona su movimiento político.

Y a partir de eso, la primera presidenta de México decidió que todo lo que no encaje en la narrativa propagandística del oficialismo, se considere proscrito de la realidad oficial, y por tanto se catalogue como “conspiración contra el régimen”, “campaña del conservadurismo”, “comentócratas malintencionados” o de plano “traición a la Patria por invocar el apoyo del extranjero” para resolver lo que no resuelve su gobierno.

Sólo así puede entenderse que la doctora no haya escuchado el fuertísimo estallido de la violencia ocurrida en el municipio de Coahuayana en la sierra de Michoacán, donde un coche bomba terrorista atacó a la población civil inocente e hizo volar en pedazos cuerpos, autos, casas (y de pasada también el claramente fallido “Plan Michoacán"), mientras sí escuchaba, extasiada, el entusiasmo de la adulación y la autocelebración en la que el nuevo aparato político y corporativo de Morena, le llenaba el Zócalo capitalino para aclamarla como “la mejor presidenta del mundo”.

A eso suena esta frase de la presidenta en su discurso de celebración del sábado pasado ante la multitud de seguidores, incondicionales, beneficiarios y acarreados del nuevo sistema de la 4T: "Por más campañas sucias que paguen en las redes sociales, por más compra de bots y robots, por más alianzas con grupos de interés en México y en el extranjero, por más consultores de comunicación que contraten para inventar calumnias y mentiras difundidas en algunos medios, por más intentos de hacer creer al mundo que México no es un país libre y democrático, por más comentócratas o supuestos expertos que inventen historias de ficción, por más alianzas que quieran tejer con el conservadurismo nacional y extranjero, por más que hagan todo eso: ¡No vencerán al pueblo de México, ni a su Presidenta!".

La presidenta se siente fuerte arropada por los suyos y no quiere escuchar ni atender nada que no sea el autocomplaciente discurso oficial que celebra los “logros de la transformación” durante 7 años en los que el país pasó a ser uno de los más violentos del mundo, según los indicadores internacionales de violencia, también uno de los que más problemas de corrupción y negocios criminales tolera, mientras la fortaleza de su joven democracia se debilita y aumentan las alertas y preocupación de la comunidad internacional sobre desequilibrios, concentración de poder y control gubernamental sobre los órganos electorales independientes.

Y en esa nueva realidad a la que se ha mudado muy temprano la presidenta, donde la narrativa oficial es dogma y todo lo que la contradiga ataque, mentira y conspiración, la gobernante se encierra en un laberinto en donde se entrega a las “fuerzas vivas” del nuevo régimen redimido, que extrañamente se parece cada vez más al viejo régimen vencido.

Así, la presidenta que se siente aclamada y fortalecida en la celebración partidista, después de haber enfrentado un terrible mes de crisis en noviembre, renuncia a su juramento constitucional de gobernar para todos los mexicanos, sin distingo de credos, colores o ideologías políticas, para consagrarse sólo al elogio, reconocimiento y adoración de los suyos que la proclaman como “su presidenta”, porque saben que de ella depende que la maquinaria gubernamental siga produciendo dinero a raudales, tanto para la corrupción que alimenta, nutre y consolida al nuevo sistema, como para la población que ya entregó su voto y su conciencia (si alguna vez la tuvo) al nuevo proveedor de dinero público a cambio de lealtad, que ayer fue tricolor y hoy se pintó de guinda.

Sheinbaum salió el sábado del Zócalo sintiéndose más fuerte porque comprobó que la maquinaria política y clientelar funciona y le responde ahora también a ella, aunque en el fondo su lealtad siga estando en Palenque. Y el morenismo, con el pretexto de celebrar sus 7 años, salió a arropar a la presidenta y mostrar su fuerza como respuesta a las movilizaciones y protestas sociales que han recorrido la República, desde las marchas ciudadanas en Michoacán por el asesinato de Carlos Manzo, hasta los bloqueos y paros de campesinos y transportistas, pasando por la movilización ciudadana reprimida y estigmatizada en el Zócalo capitalino el pasado 25N.

Y así asistimos al cierre político de este 2025, con la sociedad y los grupos sociales y ciudadanos empujando una reacción nacional contra el avance del autoritarismo de la 4T, y con el gobierno y su partido hegemónico respondiendo con la fuerza del acarreo, la movilización pagada con recursos públicos y el respaldo de sus clientelas y sindicatos corporativos, con lo que los dos grandes bloques en los que se divide hoy este México cada vez más confrontado y polarizado, se preparan para el año 2026, que será la antesala del choque electoral que vendrá en las estratégicas elecciones intermedias del 2027.

NOTAS INDISCRETAS… Y hablando de batallas y predicciones, ayer también se reactivó el choque legal y penal entre el gobierno morenista de Tamaulipas, encabezado por el médico Américo Villarreal, y el exgobernador tamaulipeco, el panista Francisco García Cabeza de Vaca. Primero porque un grupo de morenistas acudieron ayer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para presentarle a la ministra radical, Lenia Batres, 100 mil firmas de ciudadanos tamaulipecos que le piden a la Corte que “deje de proteger” al exgobernador Cabeza de Vaca, a propósito del amparo que tendrá que resolver el pleno judicial en fecha próxima, y cuyo proyecto de sentencia está nada más y nada menos que en manos de la ministra Batres. Si procede o no el amparo que interpuso Cabeza de Vaca determinará si se ejecuta la orden de aprehensión que tiene en su contra y que lo mantiene fuera del país. Esa suspensión que actualmente impide la detención del exgobernador de Tamaulipas se la otorgó un juez federal de Reynosa y las más de 100 mil firmas que recabó Morena en ese estado buscan exigir que se resuelva ya el tema del amparo contra Cabeza. Si la Corte desecha el amparo, en automático se activa de nuevo la orden de aprehensión contra García Cabeza e Vaca y se giraría una ficha roja a la Interpol para que sea detenido. Y mientras los morenistas buscan hacer presión política y mediática en la Corte, en el PAN nacional ya vieron venir de nuevo la persecución judicial contra Cabeza de Vaca y ayer el dirigente nacional, Jorge Romero, decidió nombrar al exgobernador panista como el “representante del PAN para América del Norte”, con lo que estarían tratando de blindarlo políticamente ante un posible fallo en su contra del pleno de la Corte y de la reactivación de la orden de aprehensión en su contra. Así que, también de cara a lo que pueda venir en el 2027, en Tamaulipas se reabre la guerra entre morenistas y panistas…Se lanzan los dados. Escalera Doble.

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