Fue un reclamo casi unánime: de los exdirigentes nacionales que lo visitaron ayer para una encerrona de 5 horas en la sede nacional del PRI, la mayoría le pidió a Alejandro Moreno Cárdenas que analizara “la pertinencia de renunciar junto con su Comité Ejecutivo Nacional para dar paso a una dirigencia de transición y a una renovación que intente frenar la crisis y el desfondamiento electoral del viejo partido". Le dijeron que a las pérdidas electorales, se suma el desgaste de su imagen por la exhibición de una conversación privada con el senador Manuel Velasco y las acusaciones y señalamientos en su contra.

Pero la respuesta de “Alito” fue un “No” rotundo, argumentando que “la militancia no quiere eso” y dijo tener el apoyo de los comités directivos estatales y de los dirigentes de los sectores priistas. Les aseguró que él fue electo “por 2 millones de militantes” (cuando en 2019 reportó que fueron 1.4 millones de priistas los que votaron por él) y que terminará el periodo para el que fue electo el 19 de agosto de 2023, junto con su secretaria General, Carolina Viggiano, quien también estuvo presente.

De acuerdo con fuentes directas del CEN priista, cuando los expresidentes le cuestionaron sobre sus destapes como aspirante presidencial y la manera en que eso puede afectar a un partido que ya está en crisis, Moreno Cárdenas les prometió que no buscará ser candidato a la Presidencia por el PRI y que sólo desea quedarse en la Cámara de Diputados hasta que termine su cargo de legislador en el 2024.

Sólo dos de los exlíderes tricolores salieron en defensa de Alito: Jorge de la Vega Domínguez y Augusto Gómez Villanueva . El resto de los que acudieron al encuentro privado en el Salón “Presidentes”, Beatriz Paredes Rangel, Dulce María Sauri, Manlio Fabio Beltrones, Roberto Madrazo Pintado, Claudia Ruiz Massieu, César Camacho Quiroz, Pedro Joaquín Coldwell, Humberto Moreira y Miguel Ángel Osorio Chong, este último como coordinador del PRI en el Senado, le enumeraron razones de por qué una renovación de dirigencia y un vuelco a la estrategia podría ayudar a detener el derrumbe político que vive el partido tricolor.

Hablaron uno a uno los expresidentes y varios de ellos le pidieron a “Alito” analizar los resultados de su gestión: la pérdida de 9 gubernaturas en lo que va de su presidencia y que de 21 elecciones para gobernador en las que el PRI ha competido bajo su conducción (15 en 2021 y 6 en 2022), ha perdido 20 y sólo ha ganado 1, la de Durango ganada en alianza con el PAN y el PRD el 5 de junio pasado. En términos beisbolísticos, esa sería una cuenta que no resistiría ningún pitcher o manager: 20 perdidos y solo 1 ganado.

En su defensa, el líder priista habló del “uso del aparato federal” por parte de Morena , del entreguismo de algunos gobernadores que rindieron sus estados ante el presidente López Obrador y reconoció frente a los exdirigentes que “no he sido incluyente” mientras hacía una convocatoria a la unidad de su partido. Sólo dos de los ex presidentes, Augusto Villanueva y Jorge de la Vega Domínguez, se expresaron a favor de su permanencia al frente del CEN priista.

Cuando concluyó la reunión, tras cinco horas de reclamos, explicaciones y promesas, Alejandro Moreno les pidió a sus visitantes que se reunieran para la “foto oficial”, pero la mayoría dijo que no, porque se trataba de una reunión para analizar la crisis del partido, no para tomarse fotografías. Los exdirigentes le pidieron que se programara una nueva reunión “en un tiempo razonable para que usted reflexione sobre lo que le hemos expuesto y nos dé una respuesta más pensada”.

En cuanto despidió a los expresidentes priistas, Alito convocó a una conferencia de prensa que ya había anticipado desde un día antes y ante los periodistas que acudieron a seguir el encuentro desde la sala de prensa, aseguró que en el largo encuentro “no hubo ningún reclamo, lo que hubo fueron planteamientos, reflexiones, comentarios, una reunión rica, vasta en propuesta, en análisis (porque) el PRI hace la autocrítica no la autoflagelación”.

La realidad es que, aunque la mayoría propuso su renuncia, Moreno Cárdenas no sólo no piensa renunciar, sino que sabe que tiene el control total de la estructura priista, del Consejo Político Nacional que domina en un 80%, de los sectores y organizaciones priistas y hasta de la fracción de diputados, no así del Senado. Todo el control y poder que le dio la reforma estatutaria con la que él mismo se blindó y se otorgó todas las facultades para nombrar candidatos, quitar y poner dirigentes y hacer y deshacer en el partido.

A diferencia de Roberto Madrazo, quien estuvo hoy entre los exdirigentes que fueron al CEN priista, y quién aprovechó su cargo como dirigente nacional para impulsar su candidatura a la Presidencia en 2012, terminando en el tercer lugar de aquella elección, hoy Alejandro Moreno tiene un control más férreo del partido, de la estructura, y ya sólo tiene que lidiar con tres gobernadores que le quedan al PRI . Así que va a ser más difícil que a Alito lo tumben las investigaciones y expedientes alentados desde la 4T con la golpeadora Layda Sansores, a que lo puedan tirar los priistas en una revuelta interna que, además, sería letal para el otrora poderoso partido, hoy casi rémora del PAN.

NOTAS INDISCRETAS…

Ayer, en la sede de la cancillería, hubo un encuentro privado entre el canciller Marcelo Ebrard y el senador Ricardo Monreal. Aunque oficialmente los dos dijeron haber hablado de “las embajadas pendientes y de temas de política exterior como la reciente Cumbre de las Américas”, la reunión se da justo después de que a Monreal lo excluyeron del “Desayuno de las Corcholatas”, también llamado “De la Unidad” que tuvo lugar en un restaurante de Toluca y al que asistieron Mario Delgado, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard. En ese desayuno, según afirma Monreal, se definieron los tiempos y la forma en que se van a realizar las dos encuestas para elegir al candidato presidencial de Morena en el 2023, todo explicado extrañamente por el secretario de Gobernación, Adán Augusto, quien fue a ese encuentro en calidad de transmisor de las indicaciones del presidente, pero también como uno de los tres aspirantes. El desayuno tuvo lugar de 9 a 11 de la mañana y de ahí se fueron juntas, las tres corcholatas y el dirigente de Morena al mitin anticipado de campaña en la plaza central de Toluca, ya habiendo conocido el mensaje que les mandó López Obrador a través de su paisano y en el que les pedía que todos se disciplinaran y se sumarán a “la unidad” del partido gobernante. Monreal afirma que a él nunca lo invitaron al desayuno y sólo le dijeron que sí quería ir al mitin iba a sentarse en las filas de asientos, a un lado de doña Olga Sánchez Cordero, que no podía subir al templete y por supuesto tampoco hablar en el evento. Es decir, en términos llanos y claros le dijeron al zacatecano: “Tú no eres corcholata y no te quiere el presidente”. Por eso llama la atención la reunión de ayer con Marcelo, quien mantiene comunicación y entendimientos con el líder del Senado; ambos hicieron hace algunos meses un “pacto” en el que acordaron apoyarse mutuamente y exigir juntos “suelo parejo y no favoritismos en la elección interna”. Hoy está claro que Ebrard está entre los aspirantes oficiales, dictados desde Palacio Nacional, y que Monreal está totalmente proscrito. “¿Hasta dónde va a llegar Ricardo Monreal en Morena antes estos desaire y evidentes mensajes de que no lo quieren en la sucesión?”, le preguntamos ayer en entrevista para el noticiero “A la Una con Salvador García Soto” del Heraldo Radio. “El límite es mi dignidad. Voy a dar la lucha interna por la democratización, pero no voy a permitir que atropellen mi dignidad ni mi trayectoria”. “¿Y si no se puede en Morena y pierde esa batalla?”, le insistimos: “Entonces ya veremos qué otras opciones tenemos. Si me cierran la puerta, abriremos otras porque yo no desistiré, ni declinaré y quiero encabezar el gobierno de la reconciliación, no del odio ni la confrontación”, respondió el senador zacatecano. ¿Es decir que ya tiene una ruta de salida rumbo al 2024?... Ayer, en Tamaulipas, se sintió el último coletazo del gobierno panista de Cabeza de Vaca: la fracción del PAN, con sus 15 diputados, apoyada por 3 diputados del PRI y una diputada sin partido, convocó a una sesión en zoom para reformar la Ley de Administración Interna del Congreso. A la bancada de Morena no la convocaron y con la mayoría del PAN y PRI aprobaron modificar la ley para que, solamente con una mayoría calificada de 2 terceras partes del Congreso, se pueda nombrar a un nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno del Congreso. Con ese cambio el PAN mantendría la presidencia de la Jucopo y la mayoría de Morena no podría cambiarlo porque no tiene esa mayoría calificada, de hecho ningún partido la tiene. Así que, al gobernador electo, Américo Villarreal, le espera un Congreso algo hostil en el que no le bastará la mayoría simple de los morenistas… Los dados mandan Serpiente doble. Caída libre.

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