Con la convocatoria emitida esta semana, la UNAM se enfila hacia la reelección del rector Enrique Graue. No se ve en estos momentos ningún otro candidato que pueda hacerle sombra y el médico tiene ya el apoyo de todos los grupos de poder, tanto de la burocracia universitaria, como del poder político y gubernamental que, aunque por muy distintas razones, lo ven todos como la “mejor opción” y apuestan por la continuidad en la rectoría de la máxima casa de estudios.

Tras algunos escarceos y luego de haber sondeado el ambiente, Morena y el gobierno federal decidieron no apoyar ni impulsar a ningún candidato y le dieron su respaldo a Graue Vilches, porque confían en que, una vez reelecto, el rector les abrirá espacios clave en la Universidad y, al fortalecerse, podrá tomar distancia o incluso romper con su antecesor José Narro Robles.

Incluso el ex rector Narro, con el peso importante que tiene en la Junta de Gobierno, apoya la reelección porque confía en que Graue le va a respetar la red de funcionarios cercanos a él que operan en todos los ámbitos de la vida universitaria. Y la derecha de la UNAM, que representa el ex rector José Sarukán, quiere que el rector se reelija porque creen que les garantiza “la defensa de la autonomía universitaria” y que puede mantener a raya a Morena y al binomio Narro-PRI.

Con todos esos apoyos en la bolsa, todo indica que Enrique Graue conseguirá con facilidad los 15 votos dentro de la Junta de Gobierno y será electo, muy posiblemente por unanimidad, para ocupar un segundo periodo como rector. Su problema vendrá cuando tenga que cumplir sus compromisos con grupos tan disímbolos y hasta confrontados. Tendrá que hacer malabares para tener contentos a tirios y troyanos dentro de la UNAM y eso nunca ha sido tarea fácil.

¿CONTINUIDAD VS. EFICACIA?

Si los criterios con los que decidirá la Junta de Gobierno se basan principalmente en las conveniencias y los intereses de los grupos de poder dentro de la Universidad Nacional —con los que Graue ha sido hábil para mantener puentes—, eso no significa que la reelección garantice criterios de eficacia y de que el actual rector continuará en el cargo porque cumplió con todo lo que ofreció durante su primer mandato.

El actual rector tiene varios pendientes en los que avanzó muy poco dentro de sus propios compromisos. El primero, y más grave, es el que tiene que ver con la inseguridad y la violencia que padece la comunidad universitaria no sólo en CU sino en los distintos planteles e instalaciones. El incremento de casos y denuncias por temas de inseguridad se agudizó en los últimos cuatro años y, a pesar de marchas, protestas y de discursos con compromisos públicos tanto de la rectoría como de las autoridades de la Ciudad de México, los universitarios sufren en sus propios planteles muerte, disparos, violaciones, acoso, robos, amenazas, venta de drogas y otros lastres, todo con un alto grado de impunidad. Los terrenos e instalaciones universitarias no han escapado a la crisis de seguridad que vive la capital y toda la República; la zozobra y el temor son ahora parte del ambiente y el paisaje de la UNAM, ante la ineficacia de las autoridades gubernamentales y universitarias, para bridar seguridad en sus territorios autónomos.

La gobernabilidad y el orden dentro de la Universidad son otro de los pendientes que arrastrará a su reelección el rector Graue. Desde hechos tan particulares como que no haya podido cumplir su promesa de liberar el Auditorio “Justo Sierra” de la Facultad de Filosofía y Letras, que bajo el nombre impuesto de “Auditorio Ché Guevara”, sigue bajo el control de un puñado de fósiles y delincuentes que cobran derecho de piso a los comerciantes de la zona y vende y trafican todo lo traficable, hasta la presencia de porros y encapuchados que, intermitentemente aparecen en CU para causar destrozos y romper con protestas y reclamos pacíficos de los estudiantes. Aquí se han publicado denuncias de estudiantes universitarios, sobre todo del CCH, que señalan directamente a Jaime Vázquez, alto funcionario de la Secretaría de Atención, como responsable de la operación de grupos porriles y anarcos que son utilizados para azuzar y presionar constantemente lo mismo a las autoridades que a la comunidad universitaria. También, en esta columna, se ha dado voz a la denuncia de estudiantes del CCH que solicitan la destitución del director general de esos colegios, Benjamín Barajas, a quien señalan como promotor de la inestabilidad y de movimientos inducidos en los distintos planteles universitarios como una forma de presionar y confrontar a las autoridades de la UNAM.

Para cerrar, otro de los pendientes que se autoheredará Graue Vilches es uno, que aunque puede parecer banal le importa mucho a los universitarios: la situación del Club Pumas de futbol, que amén de sus malos resultados futbolísticos durante la rectoría de Graue, se habla en CU de las malas decisiones futbolísticas y empresariales, además de los “manejos turbios” que se atribuyen a Rodrigo Ares de Parga, quien tiene una relación muy cercana con el rector.

Lamentablemente, parece que ninguno de esos temas pesarán en la decisión y el voto de los 15 conspicuos integrantes de la Junta de Gobierno de la UNAM que se apresta a iniciar un proceso de selección que ya parece tener, al menos hasta ahora, una definición clara a favor de la reelección del actual rector. Veremos si en el mes y medio que falta para que en la primer quincena de noviembre salga “humo blanco” en la Ciudad Universitaria, cambian en algo las condiciones y si surge alguna candidatura que desafíe el alineamiento de las fuerzas y grupos que hoy están a favor de la continuidad. Si eso no ocurre, entonces ya podría adelantarse una felicitación al rector Graue por su casi segura reelección, aunque lo que él mismo se heredará será una “bomba de tiempo” si su segundo periodo resulta como el primero.

¿REBELIÓN TEMPRANA EN EL PRI?

Fue solo un saludo que no llegó, pero en la escuela de formas y símbolos del viejo régimen, muchos le atribuyeron un significado más grave. El que el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, nieto del Grupo Atlacomulco, haya pasado por alto saludar y agradecer al presidente nacional de su partido, Alejandro Moreno Cárdenas, por su asistencia a su segundo informe de Gobierno el martes pasado en Toluca, desató toda clase de interpretaciones y lecturas en la clase priista.

Desde que Del Mazo marcaba distancia del líder nacional priista, hasta que había un distanciamiento o una ruptura entre los dos políticos. Porque si por algo se caracteriza la clase política mexiquense, es por ser cuidadosa en extremo de las formas políticas, por lo que muchos no creyeron que se tratara de un simple descuido o un olvido por parte del mandatario del bastión más importante que le queda al priismo nacional. Pero lo que empezó siendo casi una especulación, comenzó a cobrar sentido cuando lo ocurrido en Toluca se relacionó con la noticia que, dos días antes, había salido publicada en un periódico de la Ciudad de México, sobre la existencia de una investigación en la Fiscalía General de la República en contra del dirigente del PRI, Moreno Cárdenas, por un presunto “enriquecimiento ilícito”.

Al principio muchos pensaron que la filtración de dicha investigación federal, a partir de una denuncia del también priista Ulises Ruiz, era un “mensaje” enviado desde la Cuarta Transformación al líder partidista por temas como su discurso crítico al gobierno o incluso a la posibilidad de alianzas electorales con el PAN en el 2021. “No nos van a callar…Quienes pretendan dividirnos se encontrarán con un partido fuerte…No permitiremos intimidaciones ni revanchas políticas que busquen silenciarnos”, respondió en su cuenta de Twitter el mismo Alejandro Moreno en una clara respuesta al gobierno federal.

Pero un día después, el lunes pasado, el mismo presidente López Obrador confirmó la existencia de una investigación de la FGR pero se deslindó de cualquier persecución o mensaje político: “No somos como los anteriores gobiernos que usaban a la Procuraduría para perseguir a los opositores, para fabricarles delitos”, dijo el Presidente. Y entonces, si la filtración de la denuncia no fue del gobierno, ¿quién quiso golpear al líder priista? Y ahí es donde el asunto toma tintes de un “fuego amigo”, pues según se sabe fue un personaje cercano a Coahuila el que filtró el documento que habla de la existencia de una carpeta de investigación en la FGR contra Moreno Cárdenas. ¿Será que grupos y liderazgos internos del priismo, que incluso son aliados, quieren desgastar al actual dirigente y le mandan mensajes lo mismo en la prensa que en los informes de gobierno? Nomás es pregunta, pero sí mueve las aguas dentro del PRI.

NOTAS INDISCRETAS…

Ayer se soltó un trascendido sobre una supuesta orden de aprehensión contra el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, librada por un juez de la Ciudad de México. La especia no se confirmó, pero lo que sí confirmaron fuentes de primer nivel del gobierno federal es que “sí hay investigaciones diversas contra Yunes” y que se busca ir al fondo en esas indagatorias. O sea que si ayer no hubo orden de aprehensión, ¿podría haberla pronto?... Que más que un asunto de “pechos y bodegas” el intercambio entre el presidente López Obrador y el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia, José Ramón Cossío, fue un envío de mensajes en clave desde Palacio Nacional hacia la oficina del destacado jurista, para que no esté dando “ideas” ni “opiniones” a los que buscan frenar obras importantes del actual gobierno. Y aunque el tema quedó “aclarado” para las dos partes. El mensaje fue sencillo pero claro: “Ya te vimos”, para quien, en calidad de abogado, ha reconocido haber dado sólo “alguna opinión, pero no asesorías”…Los dados mandan Escalera doble. Semana completa.

sgarciasoto@hotmail.com

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