Entre el discurso que condena las marchas feministas por oponerse a su “transformación”, que descalifica las protestas femeninas por supuestas “infiltraciones de conservadores” y la imagen de un Palacio Nacional amurallado y aislado con vallas metálicas, ayer en el 8M quedó muy claro el divorcio irreconciliable que existe entre López Obrador y las causas y exigencias feministas y femeninas en este país. Porque mientras ignoró y se negó a escuchar los gritos de “Ni una asesinada más”, “Libres, poderosas y sin miedo” y “Se mata a las mujeres en la cara de la gente”, el presidente prefirió los gritos de las mujeres de la 4T que lo ensalzaron con porras y adulaciones: “Es un honor, estar con Obrador”.

Es como si el presidente a las mujeres las prefiriera sumisas y obedientes, que solo griten para alabarlo a él y reconocerlo como “el más feminista de la historia” por la cantidad de mujeres que tiene colaborando en su gabinete; mientras que a las mujeres que gritan en la calle, que exigen justicia para sus hijas, madres, hermanas o amigas muertas y asesinadas, a las que pintarrajean las calles y rompen cosas para exigir que cese la violencia y se les respete en sus derechos, a esas las prefiere lejos, aisladas detrás de los muros metálicos y bien vigiladas y controladas por la fuerza pública, policías, soldados y marinos.

Es de llamar la atención la cara de felicidad que tenía el presidente cuando sus secretarias, directoras, senadoras, diputadas, gobernadoras y hasta alcaldesas (entre las que se encontraba la de Tepic , Geraldine Ponce ) le lanzaban porras y vítores, como el patriarca reconocido y adorado por sus colaboradoras, justo cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer que reivindica entre otras cosas el fin del patriarcado y el rechazo a cualquier forma de violencia contra las mujeres.

Ninguna mujer que lo cuestione, que lo increpe que le reclame; todas las políticas de la 4T, desde Claudia Sheinbaum hasta Rosa Icela Rodrígue z, pasando por las polémicas y controvertidas Delfina Gómez y María Elena Álvarez-Buylla , la fiscal Ernestina Godoy o la estrafalaria Layda Sansores , todas están ahí no para reivindicar a las mujeres y sus derechos, sino para complacer y celebrar al líder máximo y supremo al que le rinden pleitesía y le lavan la cara de antifeminista. “Es sublime la mujer… Estamos por la igualdad de las mujeres en todos los planos”, decía el presidente mientras descalificaba las marchas de mujeres que ayer llenaron el Zócalo y decía que están infiltradas por grupos que quieren dañar a su gobierno.

Es paradójico que el presidente fue mucho más duro y condenatorio contra las marchas y grupos feministas, a los que descalifica como “reaccionarias” y las tachó de violentas, de querer “hacer un espectáculo de violencia” y de intentar desestabilizar a su gobierno y “mostrar un país en llamas”, que con los fanáticos que el sábado pasado violentaron y golpearon a decenas de personas y familias en el estadio de futbol de Querétaro . A los que agredieron a mujeres, niños y que golpearon y patearon a jóvenes estando inconscientes en el suelo, el presidente apenas y los calificó de “hechos lamentables” que son culpa del pasado neoliberal y que hay que “seguir moralizando”, pero a las mujeres las estigmatizó, las acusó de tener armas como marros, sopletes, bombas molotov.

¿Cómo es que al presidente le parecen más violentas y peligrosas mujeres que si acaso pintarrajean monumentos y atacan edificios que fanáticos golpeadores que dejaron inconscientes y heridos de gravedad a decenas de jóvenes?

Pero ni la descalificación del presidente ni su negativa a escuchar sus demandas, impidió que ayer la marea feminista inundara el Zócalo de la Ciudad de México . Más de 50 mil mujeres llegaron en distintas marchas y movilizaciones, la mayoría pacíficas, para volver a alzar la voz y recordar que los feminicidios siguen en aumento en el país y las mujeres asesinadas siguen sin recibir justicia. La imagen de la plancha de concreto de la Plaza de la Constitución llena y el ambiente teñido de color morado, superaba cualquier intento de deslegitimación de un movimiento que, sin patriarca ni líder supremo, sin acarreos ni apoyos económicos, también fue capaz de llenar el Zócalo y sus alrededores.

Las que están ahí, al caer la tarde en la Plaza de la Constitución, unas golpeando con martillos las vallas metálicas y pintándolas con spray, otras entregando flores a las mujeres policías porque la lucha es de “todas las mujeres en todo México” y las más gritando consignas y portando fotografías con nombres de mujeres asesinadas y violentadas en el país, no son para nada sumisas, ni están dispuestas a alabar a un gobierno y a un presidente que lejos de apoyarlas, de escuchar y atender sus demandas, les ha dado la espalda, les ha puesto muros y las ha estigmatizado como “violentas e infiltradas” y las ha declarado enemigas de su cacareada “transformación”.

Una transformación que no han visto ni sentido las mujeres violentadas en este país porque, de acuerdo con las cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública , el feminicidio ha crecido como nunca en los tres años de este gobierno. En promedio, cada mes durante los tres años de esta administración, han sido asesinadas 82 mujeres por el delito de feminicidio, y en el año 2021 fue el más violento con 1004 feminicidios, una cifra récord en la historia, más 2,746 mujeres que fueron víctimas de homicidio doloso, mientras que en 2020 murieron violentamente 3,750 mujeres, es decir 10 asesinadas por día.

López Obrador podrá jurarse el presidente que encabeza “el gobierno más feminista de la historia”, podrá decir que le está dando más apoyos sociales a las mujeres, podrá presumir que tiene más mujeres en su gabinete y más gobernadoras de su partido en la República, incluso que todas las mujeres de la 4T lo alaban y celebran con porras y vítores, pero lo que no podrá negar es que la violencia feminicida, las violaciones, el homicidio doloso de mujeres y la violencia familiar han registrado números récord en lo que va de su administración. Y lejos de aceptarlo y hacer algo para frenar esa violencia feminicida y castigar a los asesinos de mujeres, el presidente condena, ataca y descalifica a las marcas femeninas y feministas. Lo dicho, solo quiere a mujeres sumisas y no soporta a las que lo encaran y cuestionan.

NOTAS INDISCRETAS…

Arropado por el presidente López Obrador que lo defiende y también por el líder del Senado, Ricardo Monreal, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero , se puede dar el lujo de continuar impune y ni siquiera salir a dar la cara tras haber sido exhibido como violador del sistema de justicia y de la Constitución al presionar a ministros y pretender orientar a su favor el fallo del amparo que resolverá la Corte el próximo lunes. Incluso la oposición en el Senado, a petición del líder de la bancada Ricardo Monreal , retrasó sus peticiones de que se enjuicie al fiscal y prefirieron esperar a que Gertz Manero sea convocado a comparecer la próxima semana ante la Junta de Coordinación Política y la Comisión de Justicia del Senado. Es claro que al fiscal lo están protegiendo desde la 4T y solo falta saber si los ministros de la Corte, esos a los que presiona y descalifica Gertz en sus grabaciones telefónicas, también se agachan ante el poder del fiscal y le dan la razón manteniendo a la hija de su cuñada en la cárcel. Entonces sí, si la Corte falla a su favor y en contra de la libertad de Alejandra Cuevas Morán, se comprobará que el titular de la FGR ha doblado a los tres poderes del Estado y puede hacer con la justicia y con la Fiscalía “independiente” lo que le dé su reverenda gana… Por cierto, que el escándalo de las grabaciones del fiscal parece haber afectado el caso de los cuatro abogados vinculados a Julio Scherer que ayer tenían que presentarse en la audiencia judicial donde se definiría su situación jurídica. Por segunda ocasión, el juez de procesos José Rivas, pospuso la audiencia en la que también se presentaría el testimonio del abogado Juan Collado que acusa haber sido extorsionado por dichos abogados a nombre del exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer . En esta ocasión el juez argumentó que el abogado Isaac Pérez , uno de los acusados, tenía Covid y por lo tanto difirió la audiencia para el próximo 7 de abril para que el abogado pueda presentarse. ¿No será que los que mandaron espiar al fiscal con aparatos que solo tiene la Comisión Nacional de Inteligencia, lograron su cometido y empezarán a retrasar ya diluir el caso judicial que puede salpicar al presidente por el posible involucramiento del apellido Scherer?. Es pregunta… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.