Con Jaime Bonilla en la gubernatura de Baja California —ya dirá la Corte si por dos o por cinco años— no sólo termina una era política de 30 años de panismo para el estado fronterizo donde inició la alternancia política en México; también emerge una nueva figura en el escenario nacional que, al mismo tiempo que será polémica, se convertirá en el gobernador más fuerte y visible políticamente del partido Morena y de la Cuarta Transformación, donde el resto de los mandatarios estatales brilla por su medianía e inexperiencia política. Bonilla no solo tiene cercanía y confianza con el presidente López Obrador, sino que su origen y personalidad, más de empresario que de político, le dará un margen que hoy pocos gobernadores tienen en una República en la que los poderes estatales se han eclipsado por el férreo control presupuestal de la Federación y una fuerza creciente del poder presidencial.

Un mensaje claro de cómo irrumpe Bonilla en el escenario local y nacional, fue su toma de protesta en la que, desafiando a todas las voces y actores nacionales que cuestionan e impugnan la modificación del tiempo de su gubernatura, asumió el cargo por los cinco años que dice en este momento la Constitución local de Baja California, sin importar que haya en este instante más de 6 recursos en la Suprema Corte que piden revisar la constitucionalidad de la reforma local que alteró la duración de su administración.

Y para que no haya dudas de que el nuevo gobernador bajacaliforniano no está sólo en esa intención, está la grabación en video donde la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, con la representación personal del Presidente, le dice ayer en tono no sólo festivo sino aprobatorio: “Acabo de hacer una declaración muy importante; me dijeron ¿es legal por cinco años? (la toma de protesta por cinco años). Es legal porque la norma está vigente y porque hay una norma que así lo dice”. Y la respuesta no menos festiva del flamante gobernador: “Es todo lo que necesitamos ¿no? Aunque no nos den los cinco años con eso tengo”.

Esa fuerza y ese espaldarazo desde el gobierno federal, combinada con la personalidad entrona y echada para adelante del empresario tijuanense, lo convierten en el nuevo outsider de la política nacional, que además llega el cargo con la espada desenvainada y dispuesto a cortar cabezas y a sacudir a la clase política local y a instaurar a una nueva élite gobernante en el que caben lo mismos sus amigos y compadres empresarios, que la vieja clase priista que, ante el desplazamiento local y el desmoronamiento del PRI en los comicios federales del 2018, se adhirió al bonillismo y a Morena para acabar con el dominio panista de tres décadas en Baja California.

De entrada, su antecesor Francisco “Kiko” Vega debió haber cruzado ayer mismo la frontera para irse a San Diego porque desde sus primeros discursos como mandatario, Bonilla ha retomado su promesa de campaña de q ue llevará a la cárcel al exgobernador panista y a buena parte de su gabinete que le entregaron, dice, unas “arcas vacías y un panorama tétrico en los recursos presupuestales del estado”. Si a eso se añade su intención de crear la versión local del “Instituto para devolverle al Pueblo (de Baja California) lo Robado”, es claro que los primeros meses del nuevo gobierno serán una calca de lo que ha sido la Cuarta Transformación a nivel nacional, al hacer del combate a la corrupción y de la cacería de exfuncionarios del gobierno estatal, una de las principales líneas de acción de la administración entrante.

La diferencia entre el gobernador Bonilla y otros gobernadores de Morena que hasta ahora han resultado grises y fallidos, es que además de la personalidad y el estilo tan peculiar del mandatario, también tiene en su equipo a políticos tan experimentados y colmilludos como su secretario de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano, un consumado operador político del viejo priismo, además de Fernando Castro Trenti, excandidato a la gubernatura por el PRI y otros nombres que le darán al gobierno de Baja California un peso político que no tienen otras administraciones morenistas donde a la improvisación e inexperiencia del gobernador, se suman gabinetes sin perfiles capaces de ayudar a sus gobernadores.

Por eso y por la polémica que lo ha rodeado desde que impulsó en el Congreso la multicitada reforma constitucional de ampliación de mandato, la mirada nacional estará puesta en Baja California en el arranque de mandato de un gobierno que, más allá de lo que dure, se volverá un referente dentro de la llamada Cuarta Transformación y también del resto de los gobernadores estatales que hoy muy pocos levantan la voz y la cabeza, por miedo a que se las corten desde el Palacio Nacional.

NOTAS INDISCRETAS

A propósito de la secretaria Olga Sánchez Cordero, tal parece que su reciente viaje por Japón la regresó revitalizada. Después de varios intentos de sus adversarios y malquerientes dentro del gabinete, la funcionaria no sólo se siente fortalecida sino que ella misma dice que tener “todo el afecto y el cariño del Presidente”. Incluso, a quienes la ven confrontada o amenazada por el canciller Marcelo Ebrard, doña Olga les dice que tiene una “extraordinaria relación con Marcelo, a quien conozco desde que era pequeño y le tengo un enorme cariño”. En fin, que a juzgar por sus comentarios de ayer en Baja California, la secretaria de Gobernación se siente muy segura de lo que es y de su cargo …En la disputa por la CNDH, el argumento del PAN para rechazar a Rosario Piedra Ibarra, es que la activista e hija de Rosario Ibarra no sólo es cercana al ánimo del presidente López Obrador sino que fue militante de Morena, como lo confirma un registro del padrón de ese partido en 2014, unos meses antes de obtener su registro oficial. Aunque Piedra Ibarra dijo ante las Comisiones Unidas del Congreso que “nunca he militado en ningún partido político”, los panistas mandan copias de ese padrón que obtuvieron vía el INE y sostienen su negativa a darle los votos porque consideran que su llegada a la CNDH significaría “entregarle al presidente la autonomía de esa comisión”. Este martes se volverá a someter a votación el nombramiento del ombudsperson nacional y veremos si Morena insiste en su candidata o, ante la insuficiencia de votos, opta por Jesús Orozco o Arturo Peimbert, los otros dos integrantes de la terna…Se lanzan los dados. Escalera doble. Semana perfecta.

sgarciasoto@hotmail.com

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