Como el científico de la novela de Mary Shelley, que tras haber logrado la hazaña de dar vida a una criatura deforme y maltrecha, pero que cobró vida y caminó, el hombre que propuso e impulsó la primera Consulta Popular constitucional que ha habido en México, el que más por capricho y distracción que por sentido común y de realidad, le vendió a los mexicanos la idea falaz de que con su opinión podrían pedir un juicio a los expresidentes, abandonó al final su propia creación y decidió no participar.  Y aún con ello la criatura caminó y tuvo vida durante 10 horas, pero al final, sin el apoyo de sus creadores, no levantó más entusiasmo que el de un puñado de ciudadanos: apenas unos 6.5 millones de electores, el 7.5 por ciento, salieron a participar.

La extraña decisión del presidente, que prefirió hacer una más de sus muy frecuentes visitas a Nayarit, que participar en la Consulta que él mismo ideó, influyó para que este ejercicio histórico, el primero en su tipo, se terminara desinflando. La misma estructura de Morena y de la 4T, que había hecho una intensa promoción y propaganda, llenando las calles de las principales ciudades con mantas y carteles con imágenes de un supuesto juicio a los expresidentes, pareció desmotivarse y su movilización solo alcanzó para que adultos mayores que reciben apoyos económicos y otros ciudadanos que sí apoyaron el ejercicio, llegaran a las mesas receptoras que lucieron sin filas y con muy baja participación.

Tal y como se esperaba, la opción del “Sí” a la pregunta formulada sobre las “decisiones de actores políticos en el pasado” y la posibilidad de que sean investigadas y juzgadas violaciones de derechos humanos con base en los límites que marca la Constitución, ganaría abrumadoramente, con más de 90% de opiniones a favor, de acuerdo a los datos del Conteo Rápido que dio a conocer anoche el Instituto Nacional Electoral; el “No” en cambio apenas tendría 1.5% de las opiniones y habría hasta 9.21% de votos nulos. En ese mismo reporte, basado en una muestra representativa de las mesas, el INE confirmó que la participación final quedaría muy lejos del 40% que pide la ley para que el resultado de la Consulta sea vinculante (37.2 millones de personas), pues apenas habría participado entre un 7 y un 7.7% del todal de los electores, es decir apenas unos 6.5 millones de ciudadanos.

La escasa afluencia en la mayoría de las 57 mil mesas receptoras que pudieron instalarse en la República contrastó con la buena organización que realizó el INE. Con el enorme esfuerzo de miles de ciudadanos de todo el país que armaron, instalaron y presidieron los centros de recepción de la opinión ciudadana que funcionaron bien durante las 10 horas que duró la jornada, con algunos incidentes menores, 467 en total reportados por las autoridades electorales, muy por debajo de los más de 6 mil incidentes reportados en la pasada elección federal y local del 6 de junio.

Podría decirse desde ahora que, en términos de organización y realización, la primera Consulta Popular oficial que se realizó en el país sí fue un éxito, aunque en términos de participación, que no alcanzó ni siquiera 10% del padrón nacional, podría considerarse fallida. Y si se lee el resultado en términos políticos —más allá de lo que hoy diga el presidente en su conferencia mañanera— claramente es un fracaso para el gobierno de la 4T y para Morena, que no lograron concitar mayor afluencia a las mesas receptoras, a pesar de que movilizaron a su aparato operativo y de propaganda, incluidas muchas figuras influyentes del medio artístico, de las redes sociales y de los medios del Sistema Público de Radiodifusión del gobierno.

Visto lo ocurrido ayer, en términos de la escasa participación, se confirman dos cosas: la primera, que la Consulta Popular nació muerta por una muy mala pregunta modificada y redactada por los ministros de la Suprema Corte, que no logró que la mayoría de los ciudadanos la entendieran y le vieran una utilidad práctica y real, con todo y el discurso de “juicio a expresidentes”. Y lo segundo que quedó confirmado la noche de ayer, es que la ocurrencia de una consulta sobre un tema más demagógico y político que práctico y que nos costó 527 millones de pesos de los contribuyentes, ya había desencantado a López Obrador no de ahora, que claramente anticipaba el fracaso y comenzó a culpar al INE con antelación, sino desde que la Corte no le permitió realizar su pregunta sobre llevar a juicio a los últimos cinco presidentes de México.

Y así, abandonada por su creador, que terminó avergonzándose y renegando de la criatura deforme a la que le dio vida, la primera Consulta Popular Constitucional que tuvimos los mexicanos mostró que el ejercicio democrático funciona y que hay instituciones serias y sólidas como el INE que garantizan la posibilidad de consultar a los ciudadanos sobre temas de vital importancia para el país, pero que cuando la pregunta que se plantea en este tipo de mecanismos no es la adecuada, y resulta confusa, vaga y cantinflesca, el resultado será un engendro como el de Frankenstein que, aunque camina y se mueve, provoca más rechazo que entusiasmo entre los ciudadanos.
 
NOTAS INDISCRETAS… El 1 de septiembre podrían esperarse nuevos movimientos en el gabinete del presidente López Obrador. El mismo mandatario ha comentado sobre esa fecha como un momento importante para hacer más “ajustes” en su equipo y hacia adentro del gabinete presidencial ya se habla de posibles movimientos. Por ejemplo, la eterna candidata a salir, la secretaria Olga Sánchez Cordero, ha comentado recientemente con sus más cercanos que “no descarta regresar al Senado de la República” para el próximo periodo de sesiones que inicia en septiembre. Hay varios secretarios y secretarias que ya acusan cansancio y desgaste, no sólo político sino también físico. Algunos de ellos se quejan de que ya ni siquiera los fines de semana pueden estar con su familia, porque con las giras del presidente es frecuente que se les cite o se les pidan temas para sábado y domingo. Veremos si se concreta algún movimiento, algo que depende sólo de la decisión del presidente, pero por lo pronto, ya hay quienes especulan que, si doña Olga regresa al Senado, podría ser para ser la nueva presidenta de la Mesa Directiva, con lo que se le estaría mandando un “mensaje desde Palacio” al senador Ricardo Monreal, con quien claramente ha habido un cierto distanciamiento y molestia desde el despacho presidencial. Sánchez Cordero si regresa al Senado, sería claramente una decisión para quitarle algo del fuerte control e influencia a Monreal que hoy tiene en la mayoría de la bancada de Morena… A propósito de la gira presidencial de este fin de semana, en Nayarit los periodistas contabilizaron ayer domingo la 12ava visita que el presidente realiza a su estado en dos años y medio de gobierno, además de que ahí comenzó su “Gira de Agradecimiento” como presidente electo en septiembre de 2018. Es decir, que por cada año de gobierno, López Obrador ha estado en promedio 4 veces en Nayarit, la mayoría de ellas visitando su capital Tepic. Mucho amor debe sentir el presidente por ese estado de la República que, después de Oaxaca, sería uno de los más frecuentemente visitados por el mandatario nacional. Por cierto, ayer la gira por Nayarit comenzó con un encuentro privado entre el presidente y la alcaldesa electa de Tepic, la exdiputada Geraldine Ponce, que ganó las pasadas elecciones por Morena. Cuando los reporteros le preguntaron por esa reunión, el presidente dijo que habló con la joven exreina de belleza, sobre seguir combatiendo la corrupción y otras prioridades para la 4T. Sin duda el presidente le tiene un cariño especial a Nayarit y a su capital Tepic… Los dados mandan Escalera. La semana promete.