¿Por qué suena tanto la versión de la Derecha?

Vivimos en una dictadura. El país está militarizado. La economía es un desastre. Todo zurdo es una propagandista. Y demás hipérboles.

Sencillo. Porque poseen 9 de cada 10 medios.

Y eso porque los dueños de los medios masivos son oligarcas.

Y en cada medio se repite el fractal: una mayoría de voces de Derecha acorralando a una voz de Izquierda.

Lo que es el mundo al revés de lo que ocurre en la calle, donde por cada elector del PRI-AN hay 7 de Izquierda, según las encuestas recientes.

Es decir, hoy los medios “de comunicación” no nos comunican entre nosotros y están lejos de ser su ideal: un espejo donde la sociedad se refleja para debatir sus temas, esclarecerlos y proponerles soluciones creativas.

Al contrario, los medios masivos hoy impiden la conversación democrática –la que incluye a las distintas ópticas– y se asumen como la Oposición Política, que quiere imponer su relato de minoría sobre la mayoría.

Así las cosas, ¿cuáles han sido las opciones de la Izquierda de hacerse escuchar?

Muy pocas.

La Izquierda cuenta con solo un periódico. La Jornada. Con solo dos televisoras donde es predominante. Los todavía pequeños Canal 14 y Capital 21, sin cobertura nacional. Con ninguna radiodifusora. Y con una docena de canales de YouTube, que operan heroicamente, sin financiamiento –o casi.

Conocemos la solución del presidente Obrador al cerco anti-Izquierda: las Mañaneras. El respiradero que abrió en el cerco de los medios que le eran hostiles y por el que se ha comunicado de forma directa con la gente.

Giro ahora el tema al futuro.

En nueve meses el presidente Obrador se irá, y con él se irán las Mañaneras –ese respiradero en el cerco tendido por la Derecha a la Izquierda. Entonces la anomalía de un Poder Mediático Opositor se volverá más dominante.

La experiencia de otros países latinoamericanos donde se ha dado tal, un Poder Mediático Opositor, no es alentadora.

En Colombia, el presidente Petro gobierna sitiado por los bulos y las exigencias de que renuncie. En otros países de hecho el Poder Mediático Opositor ha logrado derribar presidentes. En Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú… Una lista demasiado larga para que nosotros en México no la consideremos cautelar.

¿Cómo podría la (posible) próxima presidenta de Izquierda corregir la anomalía?

Las opciones que se le abren son cuatro, a mi entender.

Uno. Abrir sus Mañaneras con su propio estilo. Lo que es de dudar es si las nuevas Mañaneras, sean las Tardeadas o las Nocturnas, sin López Obrador, un comunicador nato, tendrían el mismo alcance. En todo caso, se trataría otra vez una solución personalista y provisional, que no garantizaría la libertad de expresión de todos, solo la de la presidenta.

Dos. La vuelta al pasado. Rehacer el matrimonio de conveniencia que los presidentes previos tuvieron con los medios. A decir, sobornarlos con ríos de dinero para que sean benévolos con su gobierno. Lo mismo que en el caso Uno: con ello, solo el gobierno tendría una voz preponderante, pero no se fomentaría una conversación democrática.

Tres. Amagar a los medios con la cachiporra de la suspensión de sus concesiones para difundir –concesiones que el gobierno puede revocar– y exigirles un reparto equilibrado de ópticas distintas.

Cuatro. Empoderar de forma exponencial a los hoy contados y raquíticos medios de Izquierda, ese 10% de medios que subsiste hoy de forma casi heroica, para que su relato de los hechos también tenga influencia.

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La Democracia es mucho más que elecciones limpias. Implica una conversación de verdad pública, que solo es posible si existen “medios que fomentan el diálogo y la diversidad de pensamiento, no que profundizan la división y el desencuentro”.

Entre las comillas las palabras de @lsampayo, con quien lo conversé este viernes por la mañana en X.

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