La Liga estadounidense de futbol femenil tiene muchos más años que la mexicana. La National Women’s Soccer League (NWSL) incorporó hace poco al equipo Utah, alcanzando una cifra de 53 millones de dólares.

“Es lo máximo que se ha pagado por un club femenil, independiente de uno varonil”, comentó la comisionada de la NWSL, Jessica Berman.

A esa Liga le ha costado sangre. Apenas hace un par de años se estuvieron investigando (después de años de haber denunciado las jugadoras) casos de abuso sexual y psicológico, que a la postre derivaron en el despido de cinco entrenadores.

Además, Merrit Paulson tuvo que vender al equipo de Portland Thorns, ya que el director técnico Paul Riley fue uno de los principales señalados por parte de las jugadoras. Y también se vendió el Chicago Red Stars.

Sí, pasaron años para que las denuncias de las jugadoras fueran procesadas debidamente. Incluso, en una fecha de la Liga, al minuto 6, todas las jugadoras dejaron de jugar, se detuvo el partido, y —abrazadas, entre lágrimas— pidieron justicia para las deportistas.

Anteriormente, se han revelado acusaciones de abuso y acoso, pero de manera “anónima”, en todas partes del mundo. Incluso, recordemos que hace un año hubo un caso en la Selección Mexicana Femenil Sub-20, con un integrante del cuerpo técnico.

Hace unos días, también se reveló —por medio de la futbolista sueca Nilla Fischer, en su libro— que la FIFA ordenó que “revisaran las partes íntimas” de las jugadoras, para asegurarse de que eran mujeres. Esto, en la previa del Mundial 2011. “Cuando me enteré de la sorprendente exigencia, eché humo. En medio de un Mundial, los peces gordos de la FIFA quieren que mostremos nuestros genitales. Nadie lo entiende, pero hacemos lo que nos piden y nos preguntamos ¿qué está pasando?”, escribió.

Por supuesto que había otros métodos para saber.

Aún hay mucho que hacer por el futbol femenil, muchas jugadoras ya han levantado la mano o hablado por las que no pueden o no quieren revelar injusticias. Es responsabilidad de todas y todos hacer una cancha segura, un entrenamiento adecuado, ser empáticos, e ir limpiando el camino para las nuevas generaciones. Para este Mundial de Australia-Nueva Zelanda, ya todas recibirán un premio económico por participar. Y cada vez será mejor.

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