La gravedad de la crisis económica que estamos padeciendo puede tener efectos devastadores, incluso después de lograr la vacunación masiva y el regreso a una cierta normalidad en la movilidad y la convivencia sin miedo al contagio.

Inseguridad alimentaria, depresión y problemas de salud mental, abandono escolar, meses y semestres completos sin clases tendrán secuelas por años. La recuperación del empleo es más lenta para las mujeres con lo que se acrecientan las barreras de su inclusión económica. Los empleos para jóvenes fueron los primeros en perderse.

Las empresas que cerraron, los empleos que se perdieron y los ingresos que se redujeron tendrán como efecto 12 millones de personas más en pobreza.

Por eso, la decisión sobre el ajuste anual al salario mínimo general (SM) para 2021 requiere superar prejuicios e inercias. A diferencia de crisis previas, en esta ocasión no hay presión inflacionaria. Tampoco una devaluación drástica del peso. Así que no se pueden aplicar formulas trilladas y desgastadas. Hace por lo menos 5 años se superó la “indexación” del SM con la creación de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).

Gracias a organismos empresariales como Coparmex y a propuestas desde la sociedad civil, como las realizadas por el IETD y “Frente a la Pobreza” se logró establecer un mecanismo eficaz y responsable de ajuste al SM: el “monto independiente de recuperación” que se aplica únicamente como compensación al SM en pesos y centavos, junto con un porcentaje que permite fijar el “faro” de referencia para el resto de los salarios.

En este gobierno, se han realizado dos ajustes significativos al SM. Ni siquiera el inesperado aumento del SM al doble en la frontera norte en 2019 generó efectos negativos. En el caso del SM general, es claro que los ajustes anuales tuvieron efectos positivos, como una leve reducción de pobreza laboral al inicio de 2019 y 2020.

Sin embargo, todavía falta mucho para llegar al monto suficiente para mantener una familia como marca la Constitución. El SM suficiente sería hoy de al menos 6,567 pesos por mes, equivalente al costo de dos canastas básicas. Hoy, al SM le faltan casi 100 al día. Por eso, es indispensable continuar su recuperación gradual del SM.

En crisis, lo responsable es superar mitos y lugares comunes del pasado que han probado ser falsos. El ajuste al SM es indispensable para mantener su recuperación y llegar al monto suficiente para una familia a más tardar en 2024. Para evitar efectos negativos, el ajuste tiene dos componentes, el porcentaje de referencia y el monto independiente de recuperación.

El porcentaje puede ser ligeramente superior a la inflación. Y lo realmente determinante es el monto en pesos que sólo aplica al SM. Desde la sociedad civil pedimos 25 pesos como monto independiente de recuperación únicamente al SM y 6% como porcentaje de referencia, o sea 2 puntos por encima de la inflación. Esta propuesta ya fue entregada por “Frente a la Pobreza” a Conasami.

Un salario mínimo de $160 para 2021 no afecta a las empresas, incluso micro, pues ya pagan más que eso. En cambio, ayudará mucho a una recuperación que también dinamice el mercado interno. Porque la recuperación económica de esta crisis debe ser incluyente, debe ser con equidad y debe tener un sentido de justicia social. ¿O no?

Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo

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