El reciente informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) muestra un panorama desolador por el incremento de la pobreza y la pobreza extrema, la precariedad laboral, el bajo gasto social y la desigualdad creciente para las mujeres. Muestra además que los resultados de México están entre los peores de la región.

El “Panorama Social de América Latina 2020” es un informe muy valioso. Es el reporte insignia de este organismo de la ONU. Con él, cada año CEPAL establece la agenda para construir un sistema de bienestar con igualdad en el ejercicio de derechos.

Este año el “Panorama” tiene la virtud de su actualidad. Ofrece pronósticos serios y datos duros sobre los efectos de la pandemia. Siendo un organismo multilateral de la ONU con una trayectoria de “progresismo” incuestionable, su mensaje es oportuno.

Confirma lo que otras voces ya han reportado en nuestro país. Por ejemplo, Coneval sobre el crecimiento de la pobreza y la inefectividad de una parte sustancial del gasto social. O la Ibero con la “Encovid-19” que muestra una mayor afectación social a los hogares más pobres por la falta de apoyos públicos durante la pandemia. Y por supuesto, coincide y valida los reportes del Observatorio de Trabajo Digno de “Frente a Pobreza” sobre incremento del desempleo y la precariedad laboral.

La CEPAL proyecta que la pobreza en América Latina se incrementará 10% en la región. 22 millones de personas más. México aporta más de 10 millones de personas a ese incremento.

Confirma también que las personas de menores ingresos y trabajos más precarios están excluidas de la protección social. Por ejemplo, que 98% de quienes trabajan por su cuenta en México, no están en el sistema de ahorro para el retiro.

Quizá el dato más revelador y doloroso es confirmar la falta de apoyos del gobierno a la población de menores recursos durante la pandemia.

El “Panorama” reporta que México tiene una de las menores inversiones de presupuesto para la emergencia: 0.42 puntos del PIB. Menor incluso que países centroamericanos como El Salvador (1.85) y Guatemala (1.78). Y por supuesto, muy por debajo de Brasil (4.02), Bolivia (2.83), Perú (2.36), Argentina (2.23), Chile (1.83) y casi toda la región (datos en puntos del PIB).

Este reporte confirma que México no creó nuevas transferencias monetarias y tampoco incrementó montos en sus transferencias existentes, como sí se hizo en la mayoría de los países de la región. Solo hizo tímidos aumentos de cobertura en dos programas para incluir casi 400 mil personas extra y adelantó en 2 ocasiones la entrega de apoyos a adultos mayores y personas con discapacidad.

La tabla del Panorama Social 2020 de CEPAL que muestra las medidas de cada país frente a Covid es elocuente por los “espacios en blanco” por acciones que nuestro país no realizó (ver pag. 149).

Tampoco se explica esto porque el gasto social ya fuera alto. Aún países con sólidas redes de protección social en Europa y la OCDE hicieron incrementos sustantivos de presupuesto para contener la pandemia. Pues la gente no puede “quedarse en casa” sin ingreso para vivir y para reducir el efecto de la crisis económica. El gasto social de México es de los más bajos de la región, confirma el “Panorama 2020”.

Además de ser bajo, el gasto social en México no es progresivo. El Estado no gasta más en quienes menos tienen. De hecho, en el gasto en protección social, el monto mayor se destina a los hogares de mayor ingreso.

Urge un cambio real, para construir un auténtico sistema de bienestar, con enfoque de derechos. Esa sería mi conclusión.

Consultor internacional en programas sociales. 
@rghermosillo

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