La pobreza extrema se redujo, pero la pregunta correcta sería por qué todavía 7 millones de personas están en esa gravísima situación. Quizá es aún más importante preguntar por qué si el presupuesto para los programas gubernamentales de transferencias se cuadriplicó desde 2018, 6 de cada 10 personas en pobreza extrema no reciben esos apoyos.

Desde Acción Ciudadana Frente a la Pobreza hemos insistido que los niveles de pobreza en México son inaceptables. Por eso no solemos enfocar demasiado en la pobreza extrema. Queremos evitar y enfrentar el sesgo de quienes consideran grave únicamente la pobreza extrema y en la práctica convierten la pobreza completa en algo aceptable, bajo un supuesto falso, al considerar que si no es extrema entonces la pobreza es “moderada”.

Aunque toda la pobreza es inaceptable y es grave, hay que visibilizar la situación escandalosa e inaceptable de la pobreza extrema: 7 millones de personas carecen del ingreso suficiente para comer y además presentan al menos tres carencias que les impiden el ejercicio de derechos sociales básicos.

Aunque la pobreza extrema se redujo del 7% a 5.3% de la población, es decir, 1.7 millones de personas menos de 2018 a 2024, no hay motivo para festejar.

Las carencias sociales de la población en pobreza extrema son un escándalo: prácticamente todas las personas en esa situación tienen carencia de acceso a la seguridad social (98%), 3 de cada 4 carecen de acceso a servicios de salud (75%), la mitad tienen rezago educativo (50%) y carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad (49%), 2 de cada 3 tienen carencia en los servicios de la vivienda (67%) y 4 de cada 10 también carecen de vivienda digna (42%).

Pese a ello, las transferencias gubernamentales o privadas no “pintan” en el ingreso de quienes viven en pobreza extrema: 73 de cada 100 pesos de su ingreso provienen del trabajo. Las transferencias de programas gubernamentales aportan 13 de cada 100 pesos. lo mismo que las transferencias privadas (donaciones, remesas, apoyos en especie). Solo 1 peso proviene de jubilaciones.

¿Por qué solo 13 pesos de programas gubernamentales? Por los montos bajos que se transcurren, pero sobre todo porque 6 de cada 10, 4.2 millones de personas en pobreza extrema están excluidas.

Desde que se presentó la ENIGH, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza alertó que 65% de los hogares de menor ingreso (deciles I a IV) estaban excluidos de los programas. Diversos análisis, en especial los de Máximo Jaramillo, mostraron el desplazamiento de los crecientes recursos presupuestales de los programas hacia hogares de mayor ingreso, en especial, hacia los deciles VIII a X. Este dato, ya con la base oficial de la medición de la pobreza del INEGI lo confirma: 60% de las personas en pobreza extrema están excluidas de las transferencias gubernamentales.

Se ha repetido ad nauseam que los programas “ahora sí son universales” pero no es así. En realidad, los programas desde 2018 seleccionan, incluyen a unos y dejan fuera a otros, están muy lejos de ser universales, están “focalizados”, pero al revés, dejan fuera a la mayoría de los hogares en pobreza. La exclusión de quienes viven en pobreza es incompatible con un enfoque de derechos y se aleja de cualquier perspectiva progresista, humanista o de izquierda.

Sería mejor si los programas además de repartir dinero, también sirvieran para tutelar derechos, para impulsar la nutrición, el avance educativo, la salud de niñas, niños, jóvenes y mujeres de bajos ingresos, la capacitación y acceso al empleo de jóvenes. Si no hacen eso, lo mínimo es que al menos no excluyan a quienes viven en pobreza extrema. Basta de focalización inversa.

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