El pequeño local que ocupaba la “Agencia de Viajes Alipi Mena” fue durante muchos años el orgullo de una familia luchona en Villahermosa, Tabasco, con una doble vocación para los negocios: el turismo regional y la medicina. Esta última dio lugar a una modesta clínica, “Nuestra Señora de Guadalupe”, que apenas sobrevivió bajo el acoso de modernos hospitales.

Los Alipi comenzaron a cobrar notoriedad cuando trascendió que alguno de ellos había sido compañero de banca en el Colegio Americano de Andrés López Beltrán, sin duda el hijo del presidente López Obrador con mayor activismo en la política y presencia en el entorno personal del mandatario. La apertura de uno de los negocios de los Alipi, la compañía “Tent”, fue convalidada por un notario público local que ahora goza de fama nacional: Adán Augusto López, exgobernador de Tabasco y actual secretario de Gobernación.

Luego se supo que entre todos ellos había surgido una gran camaradería, que se expresa en la actualidad con una suerte que parece caminar de la mano de Palacio. Todavía hace menos de una década habría despertado carcajadas, en tono tropical, cualquiera que vaticinara que algunos de los Alipi manejarían alguna vez fondos públicos por decenas de miles de millones de pesos. Y que buena parte de la parentela ocuparía puestos importantes. Pero así es.

Vea usted el caso de Alejandro Antonio Calderón Alipi, coordinador nacional de Abastecimiento y Distribución de Medicamentos e Insumos del Insabi, lo que lo dota de control, entre otros rubros, del programa central del organismo: Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral (parte de lo que fue el Seguro Popular), que tiene asignado este 2022 un fondo por poco más de 77 mil millones de pesos. Eso no incluye contratos para la distribución de fármacos.

El currículum de Calderón Alipi refiere que estudió medicina en la Universidad Popular de Puebla, y una maestría en Administración de Servicios de Salud por la “Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales”, en Argentina, la número 63 de aquel país, según rankings públicos. Su único empleo reportado, de 2013 a 2014, fue en la citada clínica familiar. Al inicio de la actual administración federal laboró en la ayudantía presidencial, con una plaza de “subdirector de área” y un sueldo de 40 mil pesos, y de ahí brincó a su actual puesto, con un salario de poco más de 90 mil pesos mensuales. No ha declarado ser propietario de inmuebles.

Un tío de Alejandro, Abraham David Alipi Mena, es subdirector de Pemex responsable de la división que controla los trabajos de exploración y producción. Ha estado al centro de polémicas diversas a partir de operaciones financieras en esa empresa estatal que conduce el también tabasqueño Octavio Romero Oropeza.

Otro integrante pródigo de la familia en la nómina federal, de acuerdo con registros gubernamentales en poder de este espacio, es Gerardo Antonio Alipi Mena, hermano de Abraham David. Es “director de área eventual” en la Secretaría de Salud federal, con un sueldo bruto mensual de $72,171.00.

La simpatía de Adán Augusto López cuando gobernante tabasqueño se ha reflejado también en buenos trabajos para los Alipi. Entre otros, destaca Said Arminio Mena Oropeza, ratificado por el actual mandatario provisional, Carlos Merino, como secretario de Finanzas estatal, con un sueldo oficial de poco más de 34 mil pesos y, se asegura, compensaciones por el doble de esa cifra.

Del mismo árbol burocrático-familiar, con otras ramificaciones, surgió también Carlos Rafael de Jesús Alipi Mena, quien se desempeña como director de la Contraloría Interna del Instituto de Seguridad Social de Tabasco, con un salario mensual de casi 80 mil pesos.

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