Existen evidencias de que desde altos niveles del gobierno López Obrador se ordenó a diversas instituciones del sector salud presionar a sus proveedores –a los que se compran cientos de miles de millones de pesos al año– para transferir un porcentaje de los contratos que reciben a la compra de boletos en el sorteo que hoy rifará premios por el equivalente, se ha dicho, del valor del avión presidencial.

En plena pandemia, este intento de coacción parece tan solo un clavo más en el ataúd de un sistema de salud que acumula largos años de rezagos, recortes presupuestales, subejercicios y saqueos. Por algún motivo, a los políticos mexicanos, de todos los partidos, les gusta el campo de la salud para tornarse depredadores insaciables.

La cabeza del sector, la Secretaría de Salud, vive su propia crisis con el desmantelamiento del equipo de titular, Jorge Alcocer, a cargo del subsecretario Hugo López Gatell, su protegido por años. Como lo reveló Bajo Reserva, de EL UNIVERSAL, el locuaz subsecretario desdeñó recientemente una conferencia virtual internacional que buscaba agilizar la llegada de la vacuna rusa a México.

El tufillo mercantil que derivó de ello, en favor de otro proyecto de vacuna, despertó inquietud, pues en pago a los “servicios prestados”, a López Gatell le fue asignado el control de Cofepris, la entidad responsable de autorizar el registro de medicamentos.

En el ISSSTE, bajo ruina financiera, su director, Luis Antonio Ramírez Pineda, estaría por dejar el cargo por la puerta trasera para ser postulado a una diputación federal. La razón verdadera sería el desastre operativo en que se halla la dependencia, al grado de que el primer día de este mes fue designado director de Administración el general Jens Pedro Lohmann, un personaje cercano al presidente López Obrador y al secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, a quien relevó en la IV región militar.

Lohmann es el tercer responsable en esa posición durante el presente gobierno. Su antecesor, Pedro Zenteno, sostenía una pugna sorda con el equipo cercano de Ramírez Pineda, al que se le atribuye haber intentado sabotear la llegada del alto militar, al grado de sembrar una denuncia insidiosa durante una de las “mañaneras” presidenciales.

Ramírez Pineda representa el pago de una cuota política a su padre, Heladio Ramírez, exgobernador de Oaxaca. Su salida había sido reclamada ya por Raquel Buenrostro cuando se desempeñó como oficial mayor de Hacienda. Según datos confiados a este espacio, ella había propuesto como relevo a su colaboradora, Paola Cerda.

APUNTES

“El invendible avión presidencial de México”, fue el encabezado de un reporte en la más reciente edición del influyente semanario inglés The Economist. “El penúltimo capítulo de la rifa del avión presidencial mexicano”, tituló por su lado en días pasados El País, de España. Se trata apenas de dos enfoques sobre una saga que despierta ya la mofa mundial y que hoy cerrará un capítulo más de esta tragicomedia. El presidente López Obrador aseguró que se alcanzó el objetivo en la venta de “cachitos” del sorteo en nombre de ese avión…, sin liga alguna con el avión. Pero en la Lotería Nacional hay otros datos que incluso provocaron renuncias para eludir implicarse en este asunto fangoso: en el futuro cercano, se aseguró a este espacio, “la rifa del avión” será considerado como el acto de propaganda que provocó la quiebra financiera de esa institución, que el próximo sábado cumplirá 250 años de haber sido fundada.

rockroberto@gmail.com

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