Leer lo que ha pasado en Torreón, el tiroteo en el Colegio Cervantes en el que un niño mató a su maestra e hirió a seis personas antes de suicidarse, me ha movido muchos sentimientos. Aunque ya no viva ahí y estoy lejos, nací y crecí ahí, y tuve la mejor infancia y adolescencia donde viven mi familia y amigos de toda la vida, y donde acabo de pasar Navidad y fin de año.

Más me sorprendí porque conozco el colegio donde sucedió la tragedia y a la maestra que murió y a su familia, que vivían en la misma colonia donde viví en Gómez Palacio.

Este hecho lo sentí cerca y me imagino y siento lo que la gente en La Laguna hoy siente y el estar fuera no me hace ajeno a lo que yo pueda hacer al respecto.

Esto que ocurrió no es culpa del gobierno o de alguien en particular. Tenemos que ver cómo los tiempos han cambiado y cómo hemos olvidado los valores más importantes dentro de una familia, donde a veces no medimos consecuencias que pueden pasar. Hoy nos tocó a nosotros, a un lugar que lo define su gente, el trabajo y su muy particular estilo. Donde la solidaridad es única, aunque al aceptar que sucedió aquí hace difícil poder transmitir un mensaje optimista.

No me atrevo a juzgar a la familia del niño y al niño menos, pues no estamos exentos de que nos pase y con los años he aprendido a no culpar a nadie, pues detrás de algo hay una historia que no sabemos y no nos toca juzgar. Sólo me puedo imaginar el dolor de la familia de la maestra María, sus hijos y su familia y de la familia del pequeño José Ángel.

Existen situaciones donde no hay palabras de consuelo que sirvan y esta es una de ellas.

Pero prefiero pensar que si pasó en Torreón es porque a través de su gente y a través de todos los que hemos vivido ahí, nos toca hoy ser los portadores de una noticia y un llamado a todo México, para no perder los valores que nos hacen únicos, como la integridad, el trabajo y la solidaridad y decirles a jóvenes y niños que pueden expresar lo que sea, pues así ayudan a no crear frustración, depresiones, enojos, que al no saberlos controlar provocan tragedias como esta. Al ser los niños y jóvenes más vulnerables, debemos apoyarlos en lo que les gusta y quieren estudiar, siendo compañeros de sus sueños.

Yo me dedico a la moda, pues a través de un sueño que era distinto de todos los sueños de mis amigos de Torreón, siempre tuve el apoyo de mi familia. Hoy, gracias a la moda, he descubierto y compartido mi responsabilidad social en mi trabajo.

El año pasado lancé la colección Resiste, inspirada en Tepito y para la cual me sumergí en la vida del barrio bravo de la Ciudad de México. Esta experiencia me ayudó a entender que para tener una opinión o un juicio hay que darnos la oportunidad de conocer más de cerca lo que observamos. Aprendí que las condiciones en las que crece un niño o joven tienen repercusiones que pueden ser negativas, sobre todo si no comprendemos quiénes son y de dónde vienen. Pero también aprendí que los problemas de marginación o falta de atención no son propios de una condición económica, pues también en clases sociales no marginadas existe la disfunción familiar.

Después, al hacer una colección basada en el Chapulín Colorado, personaje clave de mi infancia, aprendí que para combatir un problema no es necesario el poder o la violencia, simplemente el corazón.

Así he aprendido que los adultos debemos hacer un mayor esfuerzo para entender en el mundo actual no se vive como el de antes.

Ánimo, gente de La Laguna; ánimo, Torreón. Que esta tragedia nos permita en vida hacer algo por alguien que nos puede necesitar y nos acerque a lo verdadero que es para siempre nuestra familia.

En paz descansen María y José Ángel. Bendiciones a sus familias

Y aunque hoy nos toca vivir este dolor, jamás dejaré de sentirme orgulloso de dónde vengo. Y seguiré compartiendo en mi día a día y mi trabajo

Yo soy Coahuila, yo soy Torreón.

Yo soy de La Laguna.

Diseñador de moda nacido en Torreón. Su última colección es un homenaje al Chapulín Colorado, presentada en la Semana de la Moda de Nueva York 2019.

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