Hace unos años escribí un libro titulado Madero, una experiencia inacabada, en el que analicé los eventos nacionales que llevaron al rápido ascenso de Francisco I. Madero a la Presidencia de la República, y cómo surgió su movimiento en un contexto histórico nacional caracterizado por una profunda crisis económica, política y social.

A través de un análisis histórico y comparativo, busqué establecer paralelismos entre la época de Madero y los tiempos actuales. Puse de relieve los riesgos y resistencias inherentes a los cambios de régimen y, al mismo tiempo, examiné los obstáculos que aquel presidente enfrentó en su búsqueda por lograr un ideal democrático.

Ahí también describí cómo se fraguó el golpe de Estado contra el Apóstol de la Democracia y el vicepresidente José María Pino Suárez, y señalé cómo se dio este proceso en que el odio, el rencor y la pugna de los detractores por retornar a sus antiguos privilegios se fue convirtiendo en un sentimiento muy fuerte contra el presidente Madero quien, en contra de lo que podría esperarse, asumió una actitud de tranquilidad y sensatez.

Hoy recordé esto porque a lo largo de los 45 años que tengo en el servicio público en pocas ocasiones había visto a los sectores conservadores y a los opositores a la Cuarta Transformación sumarse con tal vehemencia contra el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En la actualidad, México vive un momento crucial de su historia política y social, y el presidente de la República, líder del movimiento de la Cuarta Transformación, enfrenta una constante ola de ataques e insultos por parte de los sectores conservadores y opositores. Veo las redes sociales llenas de odio y resentimiento, e incluso de insultos desbordados contra su persona y la investidura presidencial.

Aunado a ello, el Tribunal Electoral emitió una resolución para que el primer mandatario no comente ni aborde temas sobre las y los aspirantes a la candidatura presidencial. Hasta el momento, el Ejecutivo federal no ha sido notificado por parte de ese órgano especializado, y mientras ello no suceda, no hay efectos jurídicos.

No obstante, debemos señalar que a toda acción corresponde una reacción. Esto significa que si el presidente es objeto de ataques todos los días, desde el punto de vista personal, por supuesto que está en su derecho de replicarlos; sin embargo, si por alguna razón o circunstancia se le impidiera hacerlo, nosotros tenemos que impulsar, cuidar y defender los avances de la Cuarta Transformación.

El Gobierno del presidente López Obrador ha impulsado diversas políticas encaminadas a combatir la corrupción, reducir la desigualdad social y fomentar la participación ciudadana, que han incomodado a quienes se beneficiaban de los privilegios del antiguo régimen y vieron amenazados sus intereses. Pero es fundamental comprender que defender al jefe del Estado mexicano es respaldar un proyecto de cambio que busca empoderar a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Ante esta situación, es de vital importancia acompañar su visión transformadora. Soy de quienes piensan que debemos cerrar filas con el presidente; no dejarlo solo, máxime cuando ya inició un proceso bastante complejo y difícil que, por lo mismo, estamos obligados a concluir, y ello significa terminar la transición política y profundizar el cambio que actualmente vivimos.

El respaldo al presidente no sólo radica en el aspecto político, sino también en la construcción de un sentido de identidad nacional. La defensa de la Cuarta Transformación implica abrazar la historia y los valores de México, buscando romper con viejas estructuras de poder que han frenado el progreso y la justicia social. Cerrar filas con el presidente nos permite vislumbrar un futuro en el que las oportunidades sean más equitativas, y el bienestar una realidad para todas y todos los mexicanos.

El apoyo al presidente implica respaldar los principios fundamentales que guían su gobierno. La Cuarta Transformación representa la búsqueda de un México más inclusivo, en el que se priorice a las personas más necesitadas y se combata la corrupción de manera frontal. Al cerrar filas con él, mostramos nuestro compromiso con estos ideales y contribuimos a consolidar un proyecto que busca el bienestar de toda la población.

Enfrentar los ataques e insultos dirigidos hacia presidente es una forma de proteger su persona e investidura, así como de reafirmar nuestro compromiso con la transformación del país, porque los logros obtenidos hasta ahora en materia de bienestar social y desarrollo económico son el resultado de un trabajo conjunto que de ninguna manera puede ser desestimado.

Twitter y Facebook: RicardoMonrealA

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