La digitalización ha sido una de las principales herramientas para evitar el colapso económico durante estos difíciles meses para muchos. Varios negocios que dependen de traer tráfico a sus locales han puesto carteles con sus números de teléfono y el logo de WhatsApp sobre la cortina cerrada de su local. Otra cosa que pasa son los temores de tocar las teclas del cajero y las aplicaciones bancarias han sido de gran ayuda, a pesar de que la gente no logra adoptar CoDi para enviar y recibir dinero (y no me digan que la mayoría de sus transacciones diarias son mayores a 8 mil pesos).

“The majority of cryptocurrencies sit idle on exchanges and in wallets, without yielding interest. We're on a mission to change that.”―@compoundfinance

Entre todo esto hay que volver a pegar una visita a las criptomonedas, ver cómo se han comportado desde mediados de febrero y recordar que cinco de los primeros diez países en los que al menos una de cada 100 personas ha utilizado o posee criptomonedas son de América Latina. México ocupaba el puesto número seis en 2019 de acuerdo a Statista. Una de las criptomonedas que ha tomado más fuerza últimamente es Ethereum, una plataforma de código abierto y descentralizada lo que le permite ofrecer una mayor flexibilidad. También es programable por lo que los desarrolladores pueden utilizarla para crear nuevos tipos de aplicaciones, llamadas “dapps” por aplicaciones descentralizadas.

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La parte clave es que pueden controlar los activos digitales para crear nuevos tipos de aplicaciones financieras y se pueden descentralizar, lo que significa que ninguna entidad o persona los controla. Hay diferentes niveles de descentralización pero busco no meterme a tanto detalle, eso ya es a decisión de cada lector; pero lo que sí noto como tendencia es ciertos usos muy particulares. Ya no se trata de poseer criptomonedas y hacer trade de las mismas por su cambio de valor en el mercado y poder pagar ciertas cosas con ellas, sino que se trata de utilizarlas como herramientas financieras descentralizadas.

Un par de ejemplos más allá de las carteras de criptomonedas o wallets en un dispositivo son las de préstamos (pedir y prestar) o invertir tus activos digitales y los mercados descentralizados para intercambiar activos digitales. Finalmente, por supuesto que en la época de los gamers y los e-sports no puede faltar el uso de tener los activos digitales en juegos e incluso ganar dinero en ellos.

Como decía, Ethereum está teniendo un crecimiento interesante y algunos analistas de criptomonedas lo justifican con el aumento en el uso de las Finanzas Descentralizadas DeFi, por su nombre en inglés. DeFi se utiliza para hacer trading y para préstamos, incluyendo ganancias derivadas de inversiones. La red Ethereum tiene una tecnología de contratos inteligentes (smart contracts) que van asociados al bloque lo que evita la centralización del contrato por un software de terceros.

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Buscando algunos ejemplos veo que Bitso habilitó DAI en abril del 2020, una moneda del protocolo MakerDAO que ofrece diferentes productos dentro de las DeFi. Para hacer esto requieres hacer algunos pasos más que abrir una cuenta, pero si tienes interés en empezar a invertir en activos digitales descentralizados a partir de pesos mexicanos, puede ser de interés. Para hacerlo tienes que tener una cartera o wallet en dispositivo y verificación en dos pasos.

El sitio que más me ha llamado la atención para el tema no técnico de DeFi es Compund https://compound.finance/markets y dice tener como misión cambiar el que la mayoría de las criptomonedas permanezcan inactivas en los intercambios y en las billeteras, sin generar intereses y si uno lo piensa un poco, pues es obvio. Para qué tendrías el dinero ‘bajo el colchón’, si no lo tienes que poner en un lugar centralizado que va a distribuir la ganancia de las inversiones que haga a sus varios inversionistas después de sus comisiones.

Podemos utilizar un ejemplo del uso de DeFi para no aturdirse con mucho #ruidoblanco de finanzas y esas cosas. Pensemos en una casa de empeño en donde dejas una prenda con un valor (no emocional) de mil pesos y por ella recibes 850 pesos a cambio (para eso de la liquidez durante COVID19 que está difícil). Puedes pedir la prenda de regreso y pagar las comisiones de quién te lo “guardó”; aquí lo que dejas es un token de tipo ERC20 (una estructura predefinida de contrato inteligente, tipo ETH) y a cambio te dan DAI y recuperas tu token cuando pagas el préstamo y la comisión. Todo esto en un sistema descentralizado gracias a los smart contracts.

Lo que falta de mencionar son los costos, pero aquí existe una cuota de estabilidad (stability fee) que ya es parte del sistema y permite a DAI mantener su valor respecto a una divisa estable (dólar americano), complementada por la tasa de interés anual por dejar a DAI como ahorro en alguna plataforma de finanzas descentralizadas.

Les recuerdo que escribo esto viendo los movimientos, pero en ningún momento les estoy invitando a hacerlo o a poner en riesgo su capital; mucho menos en estos difíciles momentos.

Me ha llamado mucho la atención el tema de que, altamente descentralizados, se están encontrando soluciones en cadena de bloques lo suficiente seguros como para empezar modelos de ahorro y préstamo/inversión gracias al modelo de desarrollo de criptomonedas como Ethereum sin tener que depender de las ganancias de acuerdo al cambio de valor de la criptomoneda sentada en una cartera digital. Hay que seguir atento de estas soluciones y de las reacciones que generen en los amantes, o simplemente altamente beneficiados, de la centralización.

Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

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