Estas son épocas de definiciones, son momentos donde lo mejor de las personas debe aflorar. Es interesante que los caracteres que se usan en chino para escribir “crisis” (危机) se utilicen también para escribir “peligrar” (危害) y “oportunidad” (机会). Efectivamente, la crisis implica riesgos que pueden terminar con vidas o bienes materiales. En las empresas familiares, un ejemplo claro de crisis se presenta cuando la o el fundador de una empresa familiar la deja.

Pero en las crisis también hay oportunidades. Se suele escuchar la frase de que “hay que tocar fondo” para cambiar; entrar en una profunda crisis que motive un cambio de fondo. En las empresas resilientes, las crisis también son oportunidades para mejorar. Quisiera recordar una frase atribuida a Andrew Grove (1936-2016), a quien se le reconoce el haber transformado a Intel de una productora de chips de memoria a una de las manufactureras de microprocesadores más dominantes del mundo. Grove decía que “las malas compañías son destruidas por las crisis; las buenas compañías las sobreviven; las grandes compañías mejoran con ellas”. Sin duda es una frase que invita a la reflexión.

En febrero pasado en el Centro de Investigación para Familias de Empresarios BBVA del IPADE publicamos un estudio con datos interesantes que, en este contexto, me parece oportuno compartir. De una muestra de 265 empresas mexicanas (71% de ellas son empresas medianas y grandes), 49% mencionaba que sus ventas en los últimos tres años habían mejorado y 28% lo habían hecho notablemente. Estos datos se recibieron entre septiembre y octubre de 2019. Si bien no habíamos atravesado situaciones tan difíciles como las actuales, sí llevábamos doce meses con un crecimiento mínimo del PIB. Estos números indican que las empresas familiares tenían un buen desempeño en un entorno ya complicado.

Entonces, sí, parece que las empresas familiares tienden a desempeñarse bien, aun con problemas en el entorno. Pero, ¿esto alcanzará para superar esta crisis? Evidentemente, ante una contracción a nivel mundial y nacional de las dimensiones que estamos viendo, todas las empresas pasarán por problemas. El tema no es si serán afectados los negocios, eso será un hecho. El tema de fondo es, como ya mencionaba Grove, cuáles sobrevivirán y cuáles saldrán fortalecidas.

Otro dato que preguntamos en el estudio fue el nivel de unidad y armonía que se vivía en la familia en los últimos tres años. Además 45% mencionó que era igual, 29% dijo que había mejorado, 12% aseguró que había mejorado notablemente y sólo 12% reveló que había empeorado. Esto es relevante porque un factor positivo para las empresas es tener una familia empresaria cohesionada y comprometida con su proyecto empresarial. En los momentos de dificultad, las personas tendemos a unirnos y solidarizarnos. Lo hemos visto en México en los sismos que hemos vivido.

Por tanto, si las familias empresarias refuerzan estos valores, la dedicación y sacrificios que sean necesarios para salir adelante, seguramente serán llevados a cabo, sin escatimar. Es momento de robustecer esa unidad y armonía interna y con sus colaboradores, para aumentar las probabilidades de salir fortalecidos de la actual crisis económica. Hay que recordar que las empresas no son nada sin las personas. Hay que cuidar el flujo y los fundamentales financieros, pero, más importante, se debe cuidar el talento humano.

Estas son las reflexiones de fondo que importan ahora: ¿Cómo estamos cuidando la empresa en estos momentos? Pero, más relevante aún, ¿cómo nos estamos preparando, como familia y como empresa, para fortalecernos y salir adelante?

Profesor del área de Factor Humano y director del Centro de Investigación para familias de Empresarios CIFEM-BBVA de IPADE Business School

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