A Rubén Figueroa –arrabalero y caciquil gobernador de Guerrero entre 1975 y 1981, secuestrado cien días en plena campaña política por Lucio Cabañas y su guerrilla- debemos la frase “la caballada está flaca”. La usó para referirse a los priistas (no había de otra en aquellos tiempos), que aspiraban a suceder en la presidencia a Luis Echeverría Álvarez. Con ello dijo, al estilo críptico del priato, que no alcanzaba a ver al robusto caballo capaz de jalar la carreta nacional.

La expresión la retomamos aquí en la entrega pasada para categorizar los muy menores tamaños de muchos de los que aspiran a ganar 21 mil 368 cargos y 15 gubernaturas en las complejas elecciones federales y locales de junio próximo. Pero sugerimos, ahí mismo, que además de flaca, la caballada está sucia.

Se puso como ejemplo un caso repugnante, el de Félix Salgado Macedonio , candidato a gobernador por Morena, quien enfrenta una denuncia penal por violación (presentada aquí íntegra) que no se judicializó por instrucciones superiores.

En la designación de candidatos, vía encuestas, nada bien le ha ido al líder nacional del partido en el gobierno, Mario Delgado. En el caso de Guerrero dejó en el camino a un poderoso personaje de la 4T, Pablo Amílcar Sandoval, hermano de la secretaria de la Función Pública, a quien por lo demás se acusa de utilizar recursos públicos para su campaña cuando fue súper delegado en la entidad.

Pero la cosa no para ahí pues Michoacán es otra fuente de conflicto. La designación del alcalde de Morelia, Raúl Morón dejó tirado al eterno aspirante Cristóbal Arias, quien ya opera para lanzarse con el apoyo de un bloque PT-Verde, mientras negocia, por otro lado, una eventual candidatura con el PRI, de donde salió en 1988 con la Corriente Democrática. Arias –entre cuyo equipo cercano también ha habido denuncias de acoso sexual-, acusa a Morón de ser parte del grupo político de los exgobernadores Lázaro Cárdenas Batel (hoy coordinador de asesores de AMLO) y Leonel Godoy que, asegura, recibió sobornos de Odebrecht y cobijó a corruptos personajes como Carlos Ahumada (el de los video escándalos).

Mientras tanto, en Nuevo León, muchos votantes no dejan de levantar la ceja. La tres veces alcaldesa por el PRI del municipio General Escobedo, Clara Luz Flores renunció al tricolor en 2020, se sumó a Morena y se alzó con la candidatura al gobierno. Conserva con el Revolucionario Institucional un vínculo íntimo, su esposo Abel Guerra Garza, influyente militante en activo.

A los pocos días de que se concretara la Alianza Opositora entre PAN-PRI-PRD (también conocida como TUMOR, por aquello de “todos unidos contra Morena”), el líder nacional del blanquiazul, Marko Cortés dijo que se cuidarían de no postular candidatos “impresentables”.

El simple hecho de que lo dijera, sugiere que son muchos los impresentables que también giran en esa órbita. Pensemos en algunos posibles y preguntémonos: ¿Son presentables, por el lado del PAN, personajes como Santiago Creel (titiritero de Cortés) con su cauda de permisos para casinos que entregó a unos cuantos días de que terminara el gobierno de Fox; Ricardo Anaya, acusado por Emilio Lozoya de recibir sobornos para la aprobación de la reforma energética; o Margarita Zavala (que sigue en la órbita blanquiazul), señalada de obtener aportaciones ilegales para ser candidata presidencial y para obtener el denegado registro para México Libre?

¿Son presentables, por el lado del PRI, Jorge Hank Rhon (quien ya genera fricciones entre panistas y priistas), Ulises Ruiz (responsable de la feroz represión en Oaxaca de 2005-2006), Arturo Zamora, de las huestes beltronianas o César Camacho de las atlacomulcas? ¿Para quienes serán las cuotas de los desdibujados sectores tricolores, CTM, CNC y CNOP?

¿Son presentables, por el lado del PRD, los inefables “Chuchos”, Ortega y Zambrano, que con sus alianzas, negocios y componendas acabaron con lo que alguna vez fue el partido del sol azteca; o sus corifeos Fernando Belaunzarán y Carlos Navarrete?

Pobre de nuestra democracia. Caballadas flacas y sucias entre los que detentan el poder y entre los que pretenden recomponer los contrapesos políticos tan necesarios en esta crucial coyuntura de cambio.


Instantáneas:

1. NÚMEROS.

Con datos al 21 de diciembre de 2020, “Índice, Información y Análisis” estima en su segunda encuesta para los 300 distritos electorales de mayoría que las preferencias por partido a nivel nacional son las siguientes: Morena, 35.93%; PAN, 20.57%; PRI, 12.40%; PT, 3.14%; Verde, 2.85%; MC, 2.78%; PRD, 2.49%; Encuentro Solidario, 1.23%; Redes Sociales Progresistas, 0.81%; y Fuerza Social por México, 0.57%. Una primera lectura de estos datos es que, si los partidos políticos van solos, solo cuatro conservarían su registro al obtener más del tres por ciento de la votación nacional: Morena, PAN, PRI y PT. Estarían en riesgo de perderlo: Verde, MC, PRD, PES, RSP y FSM. En alianzas, mejoran las posibilidades de obtener el mínimo necesario para conservarlo. Otra lectura: Morena, PT, Verde y PES, alianza que opera en la actual Legislatura, tendrían 43.72% de la votación mientras que la alianza PAN-PRI-PRD obtendría el 35.46%. Esto, extrapolado a la nueva composición de la Cámara de Diputados podría sugerir que Morena perdería la mayoría calificada, junto con sus aliados, para hacer reformas constitucionales y aprobar el Presupuesto, aunque conservaría la mayoría relativa (la mitad más uno de los asientos), lo que obligaría al partido a negociar apoyos de la oposición para sacarlos adelante.

2. IMPRESENTABLE.

Datos recientes, condimentan la vergonzosa candidatura con la que Morena parece jugar a perder en Guerrero. Salgado Macedonio nombró jefe de seguridad de su campaña a Ricardo Zamora Guevara, ex comandante de la Policía Ministerial de Acapulco, separado del cargo en 2017 por presuntos vínculos con el Cártel Independiente e incorporó a José Salgado Benítez, ex administrador del hospital de Acapulco, cesado en octubre de 2018 por el presunto desvío de recursos públicos.


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