Estamos a cinco días de que concluya la cuarentena ordenada por las autoridades sanitarias para reducir la velocidad de contagio del nuevo coronavirus y evitar el desbordamiento de la capacidad de atención hospitalaria de los infectados. Cumplido ese plazo, empezará la reapertura paulatina de las actividades económicas y sociales, sin que eso quiera decir que el próximo lunes todos podremos salir del confinamiento y volver a nuestras rutinas cotidianas.

La desescalada se hará conforme a un modelo de semáforo que se actualizará semanalmente y que en rojo mantendría el confinamiento como está hasta ahora; en naranja abrirá operaciones reducidas de otras actividades económico-laborales y, limitadamente, aforos a espacios públicos abiertos; en amarillo permitirá todas las actividades laborales, el aforo a todos los espacios públicos abiertos y restringidamente a los cerrados; y en verde todo y el regreso a clases.

Que esté por concluir la Jornada Nacional de Sana Distancia y que se empiece a retornar a una nueva normalidad, debería ser una noticia alentadora. No lo es, desafortunadamente, por las inquietantes dudas, unas razonablemente esgrimidas y otras mal intencionadamente inducidas, sobre el tamaño y alcance real de la pandemia, la advertencia internacional de inminentes rebrotes en todas las latitudes y la incertidumbre, atizada por la presión de contener el daño económico, de que este sea el momento adecuado para la reapertura.

Las cifras oficiales daban cuenta anoche de 74 mil 560 contagios acumulados desde finales de febrero pasado (tres mil 455 más que en la víspera, el mayor incremento registrado en un período de 24 horas), 14 mil 718 casos activos en los últimos catorce días (698 más que el lunes y después de dos días en que habían disminuido) y siete mil 633 muertos (501 más que el registro anterior, también el mayor aumento en un día).

¿Se cumplió el objetivo de permanecer en casa y guardar la sana distancia ? Según el subsecretario Hugo López Gatell sí, pues se consiguió reducir 75 por ciento la velocidad de contagio y evitar el desbordamiento de la capacidad hospitalaria con disponibilidades a nivel nacional de 62 y 66 por ciento en camas sin ventilador y con ventilador, respectivamente, aunque con entidades como Guerrero, Baja California y la CDMX donde la disponibilidad es de 30% o un poco menos.

Para la capital del país hubo ayer un dato alentador: la demanda de atención hospitalaria de pacientes de Covid19 parece haberse estabilizado; pero también se conocieron otros datos preocupantes a nivel país: la OMS informó que el mundo sigue en el pico de la epidemia, que seguramente habrá rebrotes, que en México se espera un aumento de casos, que no es momento de flexibilizar las restricciones y que para vencer al virus debe tenerse capacidad de detectar casos sospechosos y realizarles pruebas.

Precisamente el limitado número de pruebas aplicadas en el país ha sido una de las mayores críticas a la estrategia seguida por las autoridades sanitarias del país, de las principales razones de la desconfianza ciudadana en las cifras oficiales sobre la pandemia y de los temores de que estemos accediendo a ciegas a la reapertura.

La entrada a ella con el modelo de semáforo obligará también a una disciplina ciudadana que ha dejado de verse en estos últimos días de la cuarentena. Muchos estados, según las cifras oficiales, están por arriba del 65 por ciento exigido para una eficaz desmovilización. Se ve en las imágenes que a diario muestran las redes sociales y la televisión. Se entiende a los muchos que han tenido que salir a ganarse la vida porque viven al día, pero no a quienes hacen fiestas o filas para comprar cerveza y no respetan la sana distancia porque dicen que Covid19 es una mentira.

No lo es y mata dramáticamente según los testimonios de quienes la atienden y cuentan de enfermos con rostros desfigurados por la angustia al sentir que la vida se les va por falta de aire, que se extinguen aislados, sin poder ver a sus seres queridos, entubados y sedados para permanecer boca abajo durante días, soportando la hinchazón de pulmones y otros órganos y que, si libran la enfermedad, enfrentarán secuelas con trombos circulatorios, pérdida acelerada de masa muscular y un debilitamiento general durante meses.

La pandemia y la reapertura obligan a gobierno, empresas y ciudadanos a actuar consciente y responsablemente. No hacerlo será catastrófico.

Instantáneas:

1. POBREZA. En 1990, un 36 por ciento de la población mundial estaba en pobreza extrema, condición de quienes subsisten con menos de un dólar 90 centavos diarios, de acuerdo con The Economist. El semanario inglés explica que después de 30 años y tras un esfuerzo internacional enorme, la pobreza extrema mundial se logró reducir a ocho por ciento. La parálisis económica causada por la pandemia traerá inevitablemente un retroceso. Aunque el Banco Mundial calcula que este año habrá 49 millones más de pobres, la universidad británica King College considera que esa estimación es muy optimista ya que sus investigaciones revelan que serán al menos 420 millones las personas que se sumen a ese nivel de precariedad, es decir siete por ciento. Si ese porcentaje se suma al ocho por ciento con que cerró 2019, éste año la población mundial en pobreza extrema será de 15 por ciento, es decir, 900 millones de personas.

2. SUSPENDIDOS. Por faltas administrativas en el desempeño de sus actividades, el IMSS Hidalgo suspendió a la titular del Órgano de Operación Administrativa desconcentrada, Claudia Díaz Pérez, y a otros tres funcionarios. Están relacionados con la adquisición, finalmente cancelada, de veinte ventiladores para pacientes de Covid-19, vendidos irregularmente por una empresa de León Manuel Bartlett, hijo del director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz.

3. A MANO. Finalmente, Walmart no litigó hasta el año 3000, como dijeron sus abogados, los adeudos fiscales que le reclamaba el gobierno. Fue poco más de un mes. El lunes le pagó al SAT los ocho mil millones de pesos que debía por la venta de la cadena de restaurantes Vips, asunto que, como aquí le comenté el primero de mayo pasado (https://bit.ly/3c8oNee) era objeto de una demanda por fraude fiscal.


rrodriguezangular@hotmail.com

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