Vámonos directo a las cifras y evitemos a toda costa filias y fobias partidistas y/o personales, para dimensionar objetivamente la envergadura del daño económico que traerá al país la pandemia del coronavirus, y si son correctas o no las medidas delineadas para atenuarlo y sentar las bases de la recuperación.

En los Pre-Criterios de Política Económica 2021 que, por obligación legal entregó al Congreso la Secretaría de Hacienda el pasado 1 de abril, el PIB decrecerá este año 3.9% cuando el anterior documento correspondiente a 2020, estimaba crecer este año 2.5%.

Esto quiere decir que el retroceso del PIB es de 6.5 puntos lo que significa que, de acuerdo con un estudio del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM (LACEN), la riqueza que se calculaba crearía la sociedad mexicana en este año tendrá una fuerte caída de 256% en términos de crecimiento real.

Tal es la envergadura del daño que tiene otras expresiones contenidas en los Pre-Criterios 2021 que le referí aquí en la entrega pasada (https://bit.ly/2V8sWII) y que da lugar al plan de ajuste o de choque que tal documento delinea detalladamente en sus anexos I a III.

Ese plan de choque no es el plan de contingencia para enfrentar la recesión que se profundizará con la severa suspensión de la actividad económica a la que nos obliga la emergencia sanitaria para evitar que los contagios de Covid-19 crezcan a una velocidad tal que desborden la capacidad de atención del sistema hospitalario del país. En todo caso, el plan de emergencia está supeditado al plan de choque planteado en los Pre-Criterios.

El freno económico que se extenderá por lo pronto hasta el próximo 30 de abril tendría, entre otros efectos, estimados por el propio LACEN: pérdida de 950 mil millones de pesos en términos de consumo y, consecuentemente, en la recaudación de impuestos como el IVA y el IEPS; afectación a 6 millones 269 mil empresas en las que trabajan 35 millones 463 mil 625 personas y si la tendencia por la crisis es despedir personal, una fuerte caída en la captación del Impuesto sobre la Renta; y un total de 37 millones 972 mil de posibles empleados asalariados afectados, 12 millones 511 mil trabajadores por cuenta propia y 2 millones 673 mil empleadores.

Del primer informe trimestral que presentó AMLO el domingo pasado se esperaba un plan puntual para hacer frente al tamaño de esta emergencia. Lo ahí anunciado decepcionó, sobre todo, a la representación empresarial, y dio lugar a una andanada de críticas de la oposición política y de múltiples voces que se expresan a través de las redes sociales. Concluyeron que no había plan y que el Presidente había dejado de escuchar a los empresarios, a los creadores de empleo.

El lunes, en su conferencia mañanera, AMLO respondió que sí había plan y lo puntualizó así: 22 millones de beneficiarios de programas sociales, 25 mil millones de pesos en créditos para un millón de pequeños negocios y la creación de dos millones de empleos, sobre todo en las obras consideradas estratégicas por este gobierno (Tren Maya, refinería de Dos Bocas, aeropuerto de Santa Lucía y el corredor transístmico).

Para el maestro en economía por el Colmex, Raúl Alejandro Rodríguez, el plan de rescate de AMLO es todavía incierto, pero considera que lo anunciado el domingo más los programas sociales del gobierno, permiten estimar que la pretendida reactivación económica implica un costo aproximado de 1.5 billones de pesos que equivale al 6.4% del PIB. Comparado con los montos destinados por otros países estamos por encima del promedio que es de 5.6% (https://bit.ly/34hvKYg).

El problema: el plan no incluye el solicitado y esperado apoyo a la empresa. El argumento de AMLO: cambió el paradigma. El rescate ahora es para los más pobres. ¿Lo logrará sin la empresa privada? ¿Ya rompió lanzas? No se puede afirmar si nos atenemos a esta contradicción: mientras los organismos cúpula endurecen su posición, los barones del dinero como Carlos Slim, Germán Larrea y Alberto Bailleres (a decir del Presidente después de su comida con ellos el lunes pasado) apoyan su plan.

Entendieron, según comentó, que se acabaron los tiempos de la parábola política del violín, instrumento que se sujeta con la mano izquierda y se toca con la derecha. Un político hacia la Presidencia sujetaba el violín con la izquierda y con ella proponía, pero ya en el poder, tocaba con la derecha. AMLO ya decidió sujetarlo por la derecha y tocarlo con la izquierda, lo que lo hace ambidiestro. ¿No sería bueno que, como Presidente de todos los mexicanos, perfeccionara esa capacidad para que, así como toca con la izquierda también nos regale una notas con la derecha?

Instantáneas:

1. EQUILIBRIO. El gobernador de Oaxaca Alejandro Murat dio muestra ayer de que puede haber un punto de equilibrio en los programas de contingencia para enfrentar la contingencia sanitaria y reactivar la economía una vez que termina. El joven mandatario priista dio a conocer el plan de emergencia para Oaxaca en el que puso por delante la afirmación de que ante crisis su gobierno está con todos los oaxaqueños. El plan económico implica mil 270 millones de pesos a través del Programa de Incentivos de Apoyo para la Estabilidad Económica de Oaxaca. Incluye desde créditos y apoyos directos a trabajadores, artesanos, locatarios y transportistas hasta la condonación de 50% del impuesto sobre nómina a todas las empresas del estado, así como la condonación total del impuesto al hospedaje.

2. CONFIDENCIAL. El senador Ricardo Monreal, jefe de la Junta de Coordinación Política de la cámara alta, dijo ayer tener documentos confidenciales que muestran cómo la curva de infección del Covid-19 subirá durante las próximas tres semanas y que en la primera de mayo llegará al pico máximo. “Y no viene fácil”, acotó en videoconferencia de prensa. ¿Qué sabe que no ha dicho la autoridad sanitaria? Ésta, acaso, ¿no oculta algo? ¿De dónde le llegó el documento confidencial? Hoy como nunca es precisa la transparencia.

3. APOYO. La Jucopo del Senado dio a conocer ayer un plan de austeridad y solidaridad con las medidas para hacer acopio de recursos y enfrentar la crisis sanitaria. Entre otras medidas (llevadas para su aprobación a todos los grupos parlamentarios) están las de reducir 30% las dietas de los senadores, suprimir sus aguinaldos, al igual que los de sus funcionarios de mayor rango, eliminar el total de reuniones internacionales y poner a disposición del Consejo de Salubridad General los inmuebles de Xicoténcatl y el Teatro de la República para ser habilitados como hospitales temporales.

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