En Los Angeles, California, existe una firma productora de bebidas de nombre Revel Spirits, que encabezan Héctor Ruiz y Micah McFarlane, que el año pasado lanzó una arriesgada propuesta que busca hacer competencia en el segmento de los espirituosos al tequila y el mezcal. Me refiero al destilado de agave de nombre Avila.

Este producto que busca “quitarle” mercado al tequila y al mezcal también se produce a partir del agave azul tequilana weber, pero se obtiene de tierras calientes y húmedas del estado de Morelos, un suelo rico en alcalinidad, sólo que por su ubicación geográfica no ostenta la Denominación de Origen para llamarse tequila.

Debido a que se elabora bajo procesos artesanales, las huestes de Revel Spirits buscan posicionar esta bebida como una nueva variante entre los espirituosos.

Los creadores de esta nueva opción sostienen que hay una gran curva de aprendizaje cuando se trata de bebidas espirituosas basadas en agave. Argumentan que muchos consumidores e incluso algunos profesionales de la industria no son conscientes de que existe un mundo entero de bebidas de agave además del tequila, con cualidades y características individuales.

Por lo pronto, Revel Spirits sostiene que ya distribuye su propuesta en bares y licorerías de alta gama en California y Minnesota, y están trabajando para atender y extender su presencia a más plazas de la Unión Americana.

La pregunta pendiente es si ya pasó la “prueba del ácido” en organismos cúpula como el Consejo Regulador del Tequila (CRT) o la misma Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT). También habrá que ver la postura de la Secretaría de Economía, que encabeza Tatiana Clouthier, ante propuestas de este tamaño, por el impacto que conllevan. Tome nota.

Herencia familiar

Hace un par de semanas me enteré por puño y letra de Juan Fernando González de Anda, director general de Grupo Siete Leguas, que “el Inge” Francisco Alcaraz no fue quien creó la receta de este legendario producto, ya que se trata de una fórmula ancestral que perdura como un legado que se hereda a través de las generaciones.

El directivo de 7 Leguas me explicó que el recién fallecido, Francisco Alcaraz, efectivamente formó parte de Tequila Siete Leguas antes de enrolarse en las filas de Patrón, pues él fue parte del equipo de colaboradores que, en ese entonces, estaba a cargo de la producción de la marca, misma que se elabora desde 1952 en Casa Siete Leguas.

Aclarado el punto, sigo pensando que en Atotonilco se hacen los mejores tequilas del planeta. ¡He dicho!

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