Los organismos internacionales suelen recibir poca atención del público, una de las debilidades del sistema multilateral evidenciada por la crisis. Tedros Adhanom Ghebreyesus es el actual Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue Ministro de Salud (2005-2012) y Ministro de Relaciones Exteriores (2012-2016) en Etiopía. Obtuvo su doctorado en salud comunitaria en la Universidad de Nottingham. Su llegada al frente de la OMS en 2017 no estuvo exenta de polémica, pues organizaciones de derechos humanos en Etiopía señalaban como represor al gobierno que sirvió el doctor Tedros. Además, se le acusó de encubrir información sobre un brote de cólera en su país y se decía que era el candidato favorito del gobierno chino a la OMS.

El semanario Der Spiegel publicó un reportaje sobre la polémica en la que se ha visto inmersa la OMS. El presidente de Estados Unidos anunció su intención de retirar el financiamiento estadounidense al organismo y lo acusó de favorecer el encubrimiento chino de información sobre la pandemia. Al principio, la comunidad internacional repudió el gesto de Trump, pero cada vez surge más información sobre una incómoda cercanía del director de la OMS con China. En los años en los que el doctor Tedros ocupó posiciones ministeriales en Etiopía, la influencia china en su país crecía. Los chinos construyeron la red ferroviaria de Etiopía y la sede de la Unión Africana en la capital Adís Abeba. Australia y Japón han insinuado la posibilidad de que el director de la OMS haya guardado silencio sobre el encubrimiento inicial de información del coronavirus en China.

El gobierno de Taiwán, posiblemente el más exitoso del planeta en la contención de la pandemia, se ha quejado de la indisposición de la OMS a dialogar con ellos. Taiwán no es reconocido como un estado miembro en varios organismos internacionales (incluida la OMS) porque China exige que se le considere como una provincia suya y no como país independiente. No obstante, en años recientes, Taiwán alcanzó el estatus de observador en la OMS. Estatus que le fue retirado por presiones chinas. Muchos países quieren conocer más de la exitosa experiencia taiwanesa, encabezada por la presidenta Tsai Ing-Wen, quien atribuye su éxito al aprendizaje institucional taiwanés posterior a la epidemia de SARS en 2003. Tecnología de rastreo, mascarillas y pruebas masivas le han permitido a Taiwán evitar un confinamiento y daños económicos que contrastan con los enormes estragos del COVID-19 en China y el resto del mundo.

Durante años, los países occidentales han descuidado instituciones internacionales como la OMS. A la inversa, China detectó su importancia estratégica y buscó ampliar su poder y representación en ellos. Numerosos comentaristas han señalado erróneamente la pandemia del coronavirus como un fracaso de la globalización. Todo lo contrario, han sido las redes internacionales de cooperación científica e informativa las que han evitado mayores daños. Los expertos pronostican que en los próximos años enfrentaremos más epidemias internacionales. Debemos repensar la arquitectura institucional del nuevo orden mundial y en particular la Organización Mundial de la Salud. México deberá jugar un papel acorde con su importancia en el rediseño de esta institución. Hay una tradición a la cual asirnos. El ilustre doctor mazatleco Jesús Kumate presidió hace unos años el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud. Lo que ha demostrado la pandemia es la urgencia de instituciones internacionales más vigiladas y representativas de todas las regiones y países, así como la ineludible necesidad de mayor cooperación multilateral. Literalmente nos va la vida en ello.

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