Apenas publiqué mi texto sobre el tema la semana pasada, cuando se anunció el cierre del consulado chino en Houston y después la respuesta china clausurando una oficina diplomática de Estados Unidos en Chengdu. El argumento estadounidense para cerrar el consulado chino en Houston estuvo ligado a robo de propiedad intelectual. Imposible pasar por alto la ubicación de la NASA en Houston y los importantes secretos tecnológicos que guarda. Un par de días más tarde, China lanzó su primera misión espacial a Marte. Parece que este nuevo conflicto tendrá su correlato en una carrera espacial con miras a la vigilancia satelital de los oponentes.

Mediante una estrategia geopolítica bautizada como “diplomacia del lobo guerrero”, se han sucedido los choques de China con los países del bloque occidental. “Lobo guerrero” es una serie de películas chinas exitosísimas sobre Leng Feng, un agente secreto chino, mezcla de Rambo y James Bond que lucha heroicamente contra perversos estadounidenses. La diplomacia del lobo guerrero ha quedado ilustrada en numerosos ejemplos. El embajador chino en Alemania amenazó de graves consecuencias al gobierno de Merkel si obstaculiza el crecimiento de la empresa de telecomunicaciones Huawei. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China advirtió a Canadá que debe liberar y no extraditar a Estados Unidos a Meng Wanzhou, alta directiva empresarial china acusada de estafas financieras, si quiere “evitar un daño continuo en las relaciones chino-canadienses.” Scott Morrison, Primer Ministro australiano, fue inmediatamente advertido de represalias y bloqueo a productos australianos por parte de China cuando pidió una investigación internacional sobre el origen del coronavirus.

Del otro lado, astutos gestos de seducción para los países más pobres buscando sacarlos de la órbita occidental y acercarlos con China. Hace unos días, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México anunció en un comunicado un préstamo chino de mil millones de dólares para América Latina y el Caribe con miras a facilitar el acceso a la vacuna contra el coronavirus. Hasta el momento, por lo menos en público, el canciller Ebrard y el presidente de México han logrado fluidez en las relaciones con China sin ocasionar un choque con Washington. No tardarán en sentirse las presiones estadounidenses para evidenciar la alineación mexicana con Estados Unidos como parte del TMEC.

Por fortuna, todavía no se produce un encontronazo militar entre las grandes potencias, pero la rivalidad tecnológica se agudiza. El National Cyber Security Centre del Reino Unido publicó un extenso reporte sobre las sanciones de Estados Unidos a la empresa Huawei y sus implicaciones para la seguridad nacional y la red 5G en Gran Bretaña (consúltese aquí https://www.ncsc.gov.uk/report/summary-of-ncsc-analysis-of-us-may-2020-sanction). Según el Financial Times “más de la mitad de todos los smartphones vendidos fuera de China son de marca china, no solamente Huawei sino Xiaomi, Oppo y Vivo. Por su parte, Lenovo vende un cuarto de las computadoras personales en el planeta.” Además, el uso de la plataforma china TikTok se ha masificado. Los expertos temen que China utilice estas plataformas para espionaje.

La semana pasada, los países europeos acordaron finalmente un cuantioso paquete de rescate conjunto para sus economías y están dispuestos a alinearse nuevamente con Estados Unidos en una especie de OTAN 2.0. La prensa mexicana no ha prestado suficiente atención a estos temas, pero hay una tradición a la cual asirse. En 1975, Julio Scherer publicó una crónica notable “Para el presidente Mao, el mundo es China”. Ahí, Scherer refería cómo Mao, al final de su vida, estaba leyendo minuciosamente a Confucio y la historia china. Deberíamos estar haciendo lo propio.

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