Entre los comicios para gobernador el año entrante, el más apetecible para la clase política en términos demográficos, electorales y presupuestales es el correspondiente al estado de Oaxaca. Dicen que, a confesión de parte, relevo de pruebas. El dirigente del PAN, Marko Cortés, manifestó en una grabación muy difundida que, salvo Aguascalientes, la oposición está fuera de combate en todos los estados en disputa en 2022. Asombrosamente, lo dijo incluso antes de que se registren los candidatos o candidatas de las diferentes fuerzas políticas. A esto debe sumarse que el actual gobernador de Oaxaca, aunque de origen priista, ha manifestado su muy estrecha cercanía con Morena y el gobierno federal. En los hechos, la disputa se dará entre aspirantes del partido oficial.

Con una población de 4, 132, 148 habitantes, Oaxaca es el décimo estado más poblado del país y uno de los más relevantes en nuestra vida pública. Adicionalmente, Oaxaca se distingue por una enorme diversidad étnica reflejada en sus grupos indígenas. De ahí surgieron los dos caudillos que más han influido históricamente en la configuración del sistema político mexicano: Benito Juárez y Porfirio Díaz. Oaxaqueño también era el gran diplomático cuyo nombre lleva el instituto de formación del servicio exterior mexicano: Matías Romero. Oaxaca es entonces cantera de prominentes políticos, pero sigue siendo uno de los estados con indicadores sociales más rezagados. De acuerdo con estadísticas del CONEVAL en 20201, el 29.6% de su población registra rezago educativo, el 36.9% carece de acceso a servicios de salud y el 73% carece de acceso a la seguridad social. Ese mismo año el 64.1% de la población del estado registró un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos. Además, como resultado de la pandemia y según datos del INEGI en diciembre del año pasado, Oaxaca sufrió una mortalidad de negocios (o muerte de establecimientos) del 13.7%. También, de acuerdo con México Evalúa, Oaxaca se encuentra entre los estados con menor confiabilidad en sus estadísticas delictivas. Finalmente, según cifras de la Secretaría de Salud, en octubre, Oaxaca se encontraba entre los tres estados con menor cobertura de vacunación del país.

Si bien se han registrado 12 aspirantes a la candidatura de Morena, tres precandidatos están sonando más fuerte. Primero, la cantante y senadora Susana Harp, muy reconocida en el ámbito artístico. Segundo, el senador Salomón Jara, una figura con trayectoria principalmente legislativa. No obstante, la gran complejidad del estado y sus problemáticos indicadores exigen un perfil competente en las tareas de gobierno en el sentido más amplio de la palabra. No es una entidad que pueda darse el lujo de abrir paso a la improvisación, en vista de las deudas sociales pendientes. Harían falta, en principio, formación intelectual, capacidades administrativas, habilidad para la gestión y buena relación con el gobierno federal. Ahí encajaría un perfil como Luis Antonio Ramírez, actual director general del ISSSTE, cuya gestión ha sido evaluada positivamente. En términos académicos, Ramírez es maestro en planeación política y social por la London School of Economics y dispone de liderazgo en la región. Goza de reconocimiento y un significativo arraigo político en Oaxaca, además de tener, por mucho, la más vasta experiencia gubernamental de los aspirantes. En los últimos años, los mexicanos han experimentado votando por gobernadores del mundo de la farándula o los deportes, así como protagonistas locales de la política regional. No hubo buenos resultados. Vienen épocas turbulentas para México. Ojalá los oaxaqueños apuesten por figuras de calidad profesional probada. Luis Antonio Ramírez es uno de ellos.

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