“Ningún poder puede detener a la nación ni al pueblo chino en su progreso”, expresó ayer Xi Jinping en un breve pero contundente discurso para celebrar el 70 aniversario de la fundación de la República Popular China.

La pieza oratoria estuvo acompañada por el mayor desfile militar en la historia china. El gobierno hizo alarde de un arsenal bélico de cuya existencia no había confirmación en los círculos de defensa occidentales. Presentaron el DF-41, un misil intercontinental con capacidad para transportar 10 cabezas nucleares y llegar a territorio estadounidense en aproximadamente 30 minutos. Lo anterior en respuesta a la reciente salida de Estados Unidos del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio.

Diferentes especialistas afirman que China no está buscando un enfrentamiento directo con Estados Unidos, pero le advierte que las bases militares norteamericanas en Asia ya no le garantizan el predominio regional de antaño. Se trata, en palabras del presidente chino, de mantener “la estabilidad y la prosperidad duraderas en Hong Kong y Macao.” Mientras tanto, las protestas de los manifestantes en Hong Kong continuaron y la policía ya le disparó a uno de ellos.

Los países occidentales transitan por lo que algunos especialistas llaman “la desconsolidación democrática”, un proceso de deterioro gradual de las instituciones propias de la democracia liberal. En Estados Unidos el presidente Trump está sujeto a un probable juicio de destitución y en el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson recibió un portazo de la Corte Suprema del Reino Unido ante su tentativa de suspender el período de sesiones del Parlamento.

Oriente Medio sigue agitado. Apenas el 14 de septiembre pasado se produjeron los ataques de drones a las instalaciones de la empresa petrolera Saudi Aramco en Abqaiq y Khurais en el este de Arabia Saudita. Las fuerzas hutíes de Yemen, con quienes el gobierno de Arabia Saudita sostiene una cruenta guerra desde hace años, se atribuyeron el ataque. No obstante, el consenso internacional considera que el responsable verdadero es el gobierno iraní. De acuerdo con cálculos del semanario alemán Der Spiegel, el mismo día del ataque disminuyó en 5% el abasto petrolero mundial. Las implicaciones de una guerra entre Arabia Saudita e Irán podrían desatar una cadena internacional de alianzas bélicas. Probablemente Israel se aliaría con Estados Unidos y los saudíes contra Irán. Conviene recordar que cuando la administración Trump abandonó el acuerdo nuclear del gobierno de Obama con Irán, aumentó el de poder de los grupos antioccidentales en Teherán.

Hace días el Washington Post publicó un editorial de Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, donde éste afirma que fuera del ataque terrorista a las torres gemelas de NY, el asesinato del periodista Khamal Khashoggi en la embajada saudí en Estambul es el “más influyente y controvertido incidente del siglo XXI… ningún otro evento ha generado una amenaza tan seria al orden internacional.” No la crisis financiera de 2008 ni la anexión rusa de Crimea en 2014. La opinión del presidente turco ilustra el punto final del eurocentrismo en la política internacional.

Éste es el escenario internacional al cual se enfrenta México en los albores de la tercera década del siglo XXI. Si el lector me lo permite, aquí estaremos cada miércoles analizando las cuestiones de política nacional e internacional más trascendentes para el futuro de nuestro país. Agradezco al doctor Jesús Reyes Heroles, al director David Aponte y a Carlos Morales, la oportunidad de sumarme a este proyecto editorial en El Gran Diario de México.

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