Parafraseando al gran editorialista George F. Will, la historia de la humanidad registra tres grandes romances históricos: Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, y el amor incondicional del presidente López Obrador por el petróleo y los combustibles contaminantes. Las noticias más recientes sobre cambio climático hacen más preocupante ese romance.

El lunes se publicó el informe Climate Change 2021: The Physical Science Basis del Panel Intergubernamental en Cambio Climático, un grupo de científicos convocados por la Organización de las Naciones Unidas. Sus hallazgos difícilmente podrían ser más alarmantes. Si usted no quiere leer el documento completo, entre otras cosas, el texto documenta cabalmente cómo el cambio climático fue resultado de la acción humana: la quema de combustibles fósiles, la explotación forestal y la emisión de gases como dióxido de carbono y metano. Solamente la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera aumentó 47% en los últimos años. Además, los últimos cinco años han sido los más calientes que se hayan registrado desde 1850, las olas de calor se han vuelto más frecuentes y los glaciares se derriten a una velocidad superior a la del pasado. Todos los modelos, incluidos los más optimistas en términos de reducción de emisiones a gran escala por parte de la totalidad de los países, sugieren que para 2040 la Tierra se habrá calentado 1.5 grados Celsius por arriba de los niveles preindustriales. En un escenario más pesimista donde los países no adopten acciones rápidas para reducir sus emisiones contaminantes, el calentamiento podría aumentar 3 grados Celsius para 2060 y 5.7 grados Celsius para 2100, con lo que se pondría en peligro la existencia humana. Así de grave.

El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres dijo que esta información representa un “código rojo para la humanidad”. “Se lo debemos a la totalidad de la familia humana… no hay tiempo para retrasos ni espacio para excusas” añadió Guterres. El documento de marras se difunde en la misma temporada que los medios han reportado temperaturas récord en Estados Unidos y Canadá que han acabado con la vida de cientos de personas, inundaciones que devastaron Alemania y China, así como incendios sin precedente en Siberia, Turquía y Grecia. Los periódicos de habla inglesa no dejan de subrayar que los más importantes emisores de gases contaminantes del mundo son China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia, Irán y Canadá. No obstante, los pueblos que corren mayores riesgos con el cambio climático por aumento del nivel del mar son islas, puertos y ciudades costeras. Los especialistas hablan ya de la necesidad de diseñar planes de adaptación para las poblaciones y nuevos requisitos de construcción en esas zonas.

El Financial Times concluyó en su editorial institucional sobre el tema que, dados estos hallazgos, es momento de tomarse más seriamente la inversión en energía nuclear (es decir, electricidad libre de carbono). También invita a repensar la geoingeniería, el uso de tecnología para enfriar el planeta. Yo no tengo la formación para opinar sobre estas cuestiones técnicas, pero sí parece indispensable que los medios de comunicación mexicanos, el gobierno y la oposición busquen a nuestros especialistas para detonar una discusión trascendental en torno a estos asuntos. El gobierno de México manifestó hace dos semanas su interés por coordinar y asumir el liderazgo de América Latina. ¿Por qué no hacerlo con esta agenda? En otro tiempo, México puso el ejemplo regional adoptando medidas contra la proliferación de arsenales nucleares. La coyuntura es favorable para que haga lo propio en lo relativo al cambio climático.

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