La UNAM, Universidad donde tuve el honor de cursar mis estudios profesionales como Ingeniero Mecánico. Hace 20 años que me titulé en tan distinguida casa de estudios. Si bien mis padres me brindaron la oportunidad de estudiar en una escuela privada toda la vida, no me era ajena la UNAM, ya que mi madre estudió ahí la carrera de Psicología mientras nosotros crecíamos y varios familiares estudiaron en la Máxima Casa de Estudios de Latinoamérica. En sus espacios practicaba el ciclismo desde pequeño; también escalaba en el espacio escultórico y en las paredes de roca volcánica frente al estadio de CU. Además, en mi búsqueda de universidades para estudiar Ingeniería, la UNAM presentaba los estudios formativos que formaban a los mejores Ingenieros del país.

Llegué a la carrera de Ingeniero Mecánico por mi interés y curiosidad por entender cómo funcionan las cosas; la física, la matemática, la velocidad, siempre me apasionaron y le dieron sentido a mi vida. Todo ello impulsado por una bicicleta que desde los 14 años me movía por la Ciudad de Mexico y sus alrededores; también me acompañó durante toda la carrera en los salones de clase. Recuerdo que algunos profesores le tomaban lista a ella en vez de a mí. Mi interés por las bicicletas como máquinas perfectas se volvieron más claras mientras estudiaba, así como el recorrido de 6 km que hacía desde mi casa hasta el salón de clases en la Facultad, todos los días y muchos de ellos en múltiples ocasiones. Hoy soy el Ingeniero más joven en el mundo relacionado con el diseño y la construcción de velódromos. También soy un ultraciclista que recorre el mundo en mi bicicleta. Todo gracias a la Ingeniería y a que convertí a mi pasión en mi estilo de vida.

Entre sus salones conocí a gente increíble con interés profundo en el aprendizaje y también en el crecimiento personal, me mostró nuevas formas de entender la realidad del país. Conviví con personas que venían de todos los estados del país, inclusive de otros países, sólo para estudiar en esta gran institución y lograr tener una educación superior a la que podían tener en cualquier otro lado. Tuve profesores que me inspiraron y definieron muchas de las actividades que he realizado en mi carrera profesional, me transmitieron una pasión por lo que hacían y también una vocación de servicio a la comunidad y sobre todo a México.

Ya titulado me aventuré a hacer un posgrado en el extranjero en el área de Ecoturismo, en Australia, pero a mi regreso a Mexico la vida se encargó de presentarme como ingeniero en un lugar en donde comencé a trabajar de la mano de un diseñador de velódromos canadiense y a construir instalaciones deportivas por todo el país. He administrado, proyectado y construido pistas que hoy promueven el ciclismo a nivel mundial. Con 18 años en el ámbito del ciclismo internacional, he tenido la oportunidad de trabajar en varios proyectos alrededor de Mexico y en el extranjero (Chile, Grecia, Taiwán, Japón). Soy parte de un equipo de élite en el diseño y construcción de velódromos; tenemos la tecnología más avanzada y varias de las pistas de ciclismo más rápidas del mundo.

La oportunidad que tuve de estudiar en la UNAM y en la Facultad de Ingeniería continúa, y es apoyada por la Fundación UNAM, que desde su creación, hace 28 años, ayuda a miles de estudiantes para educarse, forjarse y crear un México mejor para todos. Esta labor merece una porra: GOYA, GOYA, CACHÚN, CACHÚN, RA, RA, CACHÚN, CACHÚN, RA, RA, GOYA, ¡UNIVERSIDAD!

Especialista en Velódromos.

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