JENNY SALTIEL COHEN
Hace ya un año escribí en estas mismas páginas un artículo llamado “Desaparición de plurinominales en México”, haciendo referencia a la reforma electoral anunciada como parte del “Plan C” presentado por expresidente López Obrador el 5 de febrero de 2024. Vuelvo al tema porque la presidenta Claudia Sheinbaum ya retomó dicha reforma y reitera la intención de desaparecer los diputados plurinominales, entre otras muchas propuestas. De hecho, ya se nombró una comisión para tal fin y entre los puntos presentados está el sistema de representación.
A la fecha, nuestra Constitución establece un sistema electoral mixto: la Cámara de Diputados se integra por 500 diputados: 300 electos por el principio de mayoría en igual número de distritos uninominales y 200 en cinco circunscripciones plurinominales.
La presidenta señaló en una mañanera: “Lo que sí decimos es que las listas de plurinominales no son una verdadera representación, y que es muy importante que aquel que quiera obtener un voto vaya al territorio a convencer a la ciudadanía”, asimismo mencionó: “Nuestro objetivo es que un diputado o senador que no gane de manera directa, no tenga representación”.
Esto porque en el caso de los diputados plurinominales no se vota por un candidato en específico, como en la mayoría relativa, sino por un partido político a través de listas de candidatos propuestos por cada partido, cuyo orden influye en las asignaciones de asientos.
Disculpe que me cite a mí misma, pero vale la pena recordar que en el sistema de mayoría gana el asiento el candidato que más votos tenga, sea uno o miles; los vencidos quedan fuera de la representación y los votos obtenidos por ellos desperdiciados. En cambio, el sistema de representación proporcional pretende que la relación entre el número de representantes sea equivalente a su porcentaje de votos.
Si bien es cierto que, como dice la Presidenta, a diferencia de los plurinominales, los diputados de mayoría tienen que hacer campaña en sus distritos, este sistema de representación, tiende a distorsionar la relación entre votos y asientos sobrerrepresentando a los partidos mayoritarios y subrepresentando a los minoritarios e inclusive negándoles la representación.
Se puede dar el caso, que un partido político gane el 100% de los distritos uninominales con el 50% de la votación; el otro 50% no estaría representado. Por ello, la mayoría funciona en sistemas bipartidistas con iguales oportunidades de triunfo para ambos partidos; por ejemplo, republicanos y demócratas o conservadores y liberales.
En contraste, el sistema proporcional funciona mejor en sistemas pluripartidistas ya que todos los partidos, aunque sean pequeños, tienen oportunidad de contar con representantes. Como el caso de nuestro país en que hay un partido mayoritario —Morena— y varios minoritarios.
De desaparecer los plurinominales quedaría un Poder Legislativo, sí, más austero como se pretende, pero menos representativo en términos democráticos.
Es un hecho que los plurinominales en México, hace tiempo se han usado para dar cabida a personas con influencias en cada partido o para favorecer alianzas —y no a verdaderos líderes como fue en un principio—, habría que analizar el dicho de que los plurinominales no son una verdadera representación. Alrededor de 75 países en el mundo utilizan algún tipo de representación proporcional para elegir a sus legisladores —confieso que lo vi en Google— tan democráticos como Alemania, España, Italia, Suecia, Australia y Nueva Zelanda, entre otros; en América lo utilizan Brasil, Argentina y Chile.
La Presidenta también ha hecho referencia a que, para sustituir a los diputados plurinominales, se podría utilizar la figura que se conoce como “primera minoría” que, supongo que casi nadie sabe —y trato de escribir para los que no son expertos en elecciones—, significa otorgar un diputado al partido político que obtiene el segundo lugar en votos, o sea la segunda fuerza política más votada; pero esta opción, según entiendo, no empata con la posible propuesta de dejar la cámara en 300 diputados.
De aplicarse cabalmente la primera minoría, si no me equivoco, se tendrían que tener 600 diputados, uno electo por mayoría y otro por primera minoría en cada uno de los 300 distritos y, en lugar de hacer más chica la Cámara de Diputados, aumentaría, lo cual no creo que suceda porque otro de los argumentos para eliminar los diputados plurinominales es gastar menos.
Se me ocurre la opción de escoger a 300 diputados por mayoría en cada distrito uninominal y a los 100 diputados más votados en segundo lugar en todo el país en dichos distritos, con lo cual quedaría una cámara de 400 diputados, como la de 1977, solo que, en ese año, los 100 eran de representación proporcional. En cuanto al Senado, se podrían elegir 2 senadores por mayoría y uno por primera minoría en cada entidad, 96 en total; o uno por mayoría y uno por primera minoría, 64 en total, si se opta por un Senado más pequeño.
De esta forma, todos los candidatos harían campaña en sus distritos y se eliminarían las listas de candidatos plurinominales, como sugiere la Presidenta.
La comisión tendrá un gran trabajo si es que pretende sustituir la figura de plurinominales para dar cabida a partidos de oposición. O, dejar como la propuesta original, 300 diputados por mayoría y punto. Tenemos hasta enero de 2026. Ya veremos.
Integrante de @pormxhoy






