Por Carlos Lavore
“Es un mundo de mierda, pero es lo que nos tocó” (personaje de la serie policial Rocco Schiavone).
Y ahí va el mundo, flotando en el universo, con los humanos tensos entre los que destruyen y los que sanan, entre los que dividen y los que suman, entre los que oprimen y los que resisten, entre los de arriba y los de abajo, entre los que reclaman y los que no escuchan.
“La sociedad no existe, solo existen los individuos y ellos se relacionan a través del mercado”. Es la base filosófica neoliberal expresada por Margaret Thatcher.
El individualismo libertario se pasea por nuestras tierras, egoísta, consumista, competitivo, cruel, dañino, uberizado. Creatura neoliberal sostenida por el capital financiero y alimentada por las redes sociales tóxicas, el clientelismo político y la desactivación de organizaciones sociales.
“Otro mundo ya existe”, dijo Bosque de Lab Incide y tiene múltiples expresiones en el territorio, lo cultural y hasta lo virtual, con narrativas propias. Son la referencia para la vida en común, porque nadie se realiza solo.
Es el mundo que dibujan diversas experiencias como las comunidades mapuches en el sur de Chile, cooperativas de trabajo y producción en Argentina, gobiernos autónomos en comunidades de la Amazonía brasileña y peruana, comunidades del Cauca colombiano. En México, la propuesta autonómica de los zapatistas, o del municipio de Cherán, o de la Unión de Cooperativas Tosepan Titatanisque (significa unidos venceremos), una de las más completas y complejas, por su alcance territorial y por la integralidad de su concepción social, cultural, económica y organizativa. La persona solo se realiza en lo colectivo; la renta no se acumula, se socializa.
Experiencias en donde puede alimentarse la pedagogía política. El colectivo Lab Incide, empeñado en esa tarea, desarrolla cada año un curso que reúne expresiones colectivas de América Latina. Este año, en siete sábados de octubre y noviembre, se encontraron virtualmente militantes de causas diversas procedentes de Colombia, Argentina, Uruguay, El Salvador, Perú, Chile, Ecuador y México.
Este colectivo-escuela es ejemplar y destaca por su sensibilidad, creatividad y persistencia. Aquí se han alojado tristezas, impotencias, zozobras, desalientos, angustias y desesperanzas. Aquí compartieron aconteceres, miedos, dudas y certezas. Sobre signos políticos, masculinidades, géneros, patriarcados, feminismos, cuidados, corrupción, partidos, democracia, trabajo, desigualdades, precariedad, finanzas personales, narrativas, contra-narrativas, murgas y candombe, memes, poesía, comunitarismo, al fin. Algunos caminos trazados y mucha búsqueda de cobijo. Para unos y otros, para mí también, “o estamos juntos o estamos vencidos”, como dijo Pepe Mujica.
Comprender, resistir y transformar, requiere generar colectividad. Sobrellevar en común la dureza de vivir, la contradicción entre trabajo y militancia, alimentar la esperanza en el encuentro con el otro, pensar juntos, divertirse. Y usar las redes para construir comunidades descolonizadas, como en este ejercicio de la escuelita, que cerró con un poema colectivo.
En resumen, la propuesta es entender el cambio de época, desmontar simulaciones y falsedades, construir otro sentido común, abrevar en los abajo, mancomunar resistencias, pensar a Latinoamérica entre todos, hacerse escuchar, convertir la organización y el reclamo en poder político.
Integrante de Por México Hoy

