El gobierno de Nuevo León ha tomado con toda la seriedad del caso el problema por la escasez de agua y la consecuente sequía que vive en estado. No es para menos. Al menos 33 de los 51 municipios del estado se han visto afectados por la sequía; pues al 15 de enero de este año, 36 por ciento del territorio de Nuevo León sufría las secuelas del fenómeno, con 30.1 por ciento anormalmente seco y 5.9 con sequía moderada.

Después de la ausencia prolongada de lluvias y la desatención al sistema de aguas y alcantarillado, pero también por el desinterés general para tener una cultura y educación sobre el respeto en el uso del agua potable, por parte de autoridades y la población, llegó el momento de enfrentarlo con seriedad y con una visión a mediano y largo plazo, que evite se vuelva a presentar un escenario en el que las presas no cuenten con el volumen mínimo requerido, como en la Presa Cerro Prieto que apenas llegaba al 9.88 por ciento; la Presa La Boca con 25.28 por ciento y la Presa El Cuchillo con 53.98 por ciento de su capacidad de almacenamiento.

Esta situación ameritó de un análisis profundo y la adopción de una serie de acciones inmediatas de carácter preventivo para mitigar los efectos de la sequía. Las medidas, para ser efectivas, tuvieron que involucrar a los sectores público, social y privado en una corresponsabilidad que ha dado muy buenos resultados.

El gobierno apeló a la conciencia de los neoleoneses para realizar un uso más responsable del agua, con la invitación a utilizar el mínimo indispensable en los hogares, pero también asumió otras acciones conjuntas para mitigar los efectos. En ese sentido, se calendarizaron recortes en el suministro del vital líquido para racionalizar su uso y en febrero el gobierno de Nuevo León emitió declaratoria de emergencia por sequía en la entidad, suspendiendo todas las actividades que implican un uso excesivo de agua.

Igualmente se echó a andar una estrategia ante el gobierno federal para sensibilizar a las autoridades, particularmente de CONAGUA, sobre la necesidad de tener acceso a la explotación de pozos emergentes y una vez obtenidos los acuerdos, se trazó un plan de acción para perforar más pozos que ayuden a mitigar los efectos de la sequía. No se partía de cero, ya existían 22 pozos perforados y equipados en la zona de la Macroplaza, pero se busca que sean 108 los pozos que contribuyan a superar esta emergencia, a la que se han sumado otros sectores de la sociedad, incluidos los empresarios, que pusieron a disposición varios pozos someros para la extracción de agua de inmediato. Esto último nos parece justo pues se estima que la industria privada consume aproximadamente el 54 por ciento del agua del acuífero Monterrey.

El gobierno atiende, a través de Agua y Drenaje, a poco más de seis millones de personas que habitan en la zona metropolitana de Monterrey, operando bajo una asignación que le permite la gestión del agua para uso doméstico y el abastecimiento urbano y solo un cuarto del agua total del estado es administrada por la empresa estatal, destacando que el 90 por ciento del suministro público urbano es doméstico, cerca del 7 por ciento es comercial y servicios, y 3 por ciento es para uso industrial.

Con el propósito de garantizar el suministro de agua a la población del estado, el pasado 15 de mayo, el Gobernador Samuel García Sepúlveda, presentó el Plan Maestro de Agua para Nuevo León, para abastecer de agua por lo menos hasta 2050. El estado necesita, para garantizar la demanda de la población, 16 mil litros de agua por segundo, de los cuales actualmente cubre 13 mil litros por segundo.

En la primera etapa del Plan Maestro, ya se vienen aplicando una serie de medidas que buscan racionar y abastecer de agua a todo el estado, entre las que se encuentran la rehabilitación, incorporación y perforación de poco más de 100 pozos, la reparación de fugas, bombas flotantes en la Presa Cerro Prieto, la declaratoria de emergencia, el programa de atención con pipas y tanques cisterna, nuevos equipos de bombeo, nueva tarifa para incentivar el ahorro y el valor del agua, la aplicación del Plan Agua para Todos, donación del sector agrícola y convenios con la iniciativa privada.

En la segunda fase, se pretende garantizar 25 metros cúbicos para 2027, esto es, 9 mil litros más de lo que se ocupa en Nuevo León. En tanto, en 2022, se continuará con la construcción de 132 nuevos pozos de baja profundidad y rehabilitar los que ya existen, con una inversión de 270 millones de pesos, que quedarán listos en julio próximo. Además se construirán 3 subsistemas de pozos profundos en la Huasteca y en la zona de Santa Ana – San Roque, con una inversión de 450 millones de pesos para estar en operación en diciembre.

En 2023, se contará con la construcción de la Presa La Libertad, que contará con una capacidad de 220 millones de metros cúbicos, con una inversión similar de 3,540 millones de pesos, tanto por el gobierno de estado como por el gobierno federal. En tanto que para 2024 se contará con la instalación de un sistema de administración inteligente de agua que permitirá su ahorro, identificar fugas y automatizar procesos, con una inversión de 850 millones de pesos.

El Plan incluye la construcción de 4 plantas de tratamiento avanzado de agua potable, fortalecer a Aguas y Drenaje, con la sustitución de 1.5 millones de medidores, saneamiento de finanzas, disminución de redes irregulares, y la ampliación de la red de distribución del sistema Monterrey 5, entre otras acciones.

El abasto de agua forma parte de la estrategia para mejorar el nivel de vida de la población. Con esta visión, el estado se prepara para garantizar el suministro de agua a futuro y evitar los efectos de alguna sequía.

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