En la Secretaría de la Defensa ya no se preocupan por ocultar el rechazo a los guardias nacionales provenientes de la extinta Policía Federal, tan denostada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a los que consideran elementos que podrían contaminar a las filas de militares que también integran ese cuerpo de seguridad pública. Nos hacen notar un oficio que circuló en Sonora, en el que con carácter de “extraurgente”, mandos militares solicitaron a la Coordinación Estatal de la Guardia Nacional en ese estado, excluir de puestos de mando a los elementos que no tengan origen castrense. El documento pide no designar a antiguos integrantes de la Policía Federal como comandantes de pequeños pelotones o escuadras integrados por personal del Ejército y de la Marina porque hacerlo, argumentan en el escrito oficial, fomenta que los exfederales con mayor jerarquía “influyan negativamente en el ánimo del personal procedente de la Fuerzas Armadas y se puedan generar incidentes disciplinarios”. Será tal vez que los militares creen en la máxima lopezobradorista de “no somos iguales”, con una muy particular interpretación.

Aplausómetro y acarreolímetro

Hoy se dará cuenta que en el mitin para dar banderazo de salida a los aspirantes de Morena a la gubernatura del Estado de México y la pasarela de los presidenciables para 2024, la competencia será por ver quién lleve más acarreados, pues anduvieron muy activas cuentas en redes sociales con la imagen del presidente López Obrador y Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, para promover la participación de la militancia en el acto en Toluca. Nos cuentan que lo que se podrá medir son los aplausos y porras que reciba cada uno de los prospectos, pero lo que se ve menos es la ayudadita que da el uso de dinero público para “movilizar" desde distintos puntos del país a las huestes, matraca en mano. Por cierto que nos hacen ver que quien estuvo muy movido en estas últimas horas es alguien que sabe mucho de esos menesteres, nada menos que el maestro René Bejarano.

Para hacer campaña, mítines, aniversarios, cumbres…

Y en lo que ya comienza a parecer tradición morenista de “fin de semana de corcholatas”, cualquier pretexto es bueno para mantener al gobierno federal en constante modo de campaña y desplegar una competencia bastante adelantada entre los aspirantes a la candidatura presidencial de 2024, que se concreta en porras, “posteos” en redes sociales, videos, asistencias a conciertos y lo que se vaya ofreciendo. Hasta antes de los comicios del 5 de junio pasado, sábados y domingos había mítines para escoger y repartir en los 6 estados que renovarían gubernatura. Ahora, lo que hay son festejos por los morenistas que hace un año llegaron a un gobierno estatal. El turno tocó ayer a la gobernadora de Tlaxcala, no importa que en realidad tomó posesión en agosto y faltan algunas semanas para el aniversario. Luego vendrá un año de batalla para el Estado de México y Coahuila y así seguirá la cosecha. El punto es que pretextos sobran para que los suspirantes presidenciales se anden placeando por la república y haciéndose promoción, aunque por ser funcionarios se supone que lo tienen prohibido.

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