Si es cierto lo que el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, presumió a diputados de su partido, el tricolor presidirá la Cámara de Diputados en el periodo que dará inicio este 1 de septiembre. Legisladores priistas nos dicen que don Alejandro, o Alito, como mejor se le conoce al dirigente nacional, les dijo que él tiene un acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador para que el PRI, como la tercera fuerza política, presida la Cámara de Diputados. Nos dicen que en la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional están tan seguros del compromiso que ya hasta el nombre de quien ocupará ese espacio en San Lázaro tienen. Nos aseguran que, en principio, la responsabilidad recaerá en la experimentada diputada y exgobernadora yucateca Dulce María Sauri, decisión que nos dicen, no ha caído bien del todo, pues aseguran que doña Dulce ya ha ocupado muchos cargos y que ya que Alito (Amlito, como algunos de sus críticos lo llaman) cerró un trato con AMLO debió haber aprovechado para que alguien que represente a lo que llaman el nuevo PRI asumiera la presidencia de la Cámara.

La baraja priista

Y mientras para Dulce María Sauri presidir la Cámara de Diputados sería un cierre con broche de oro a su carrera, hay otros nombres que podrían sacar jugo del puesto. Por ejemplo, nos dicen, Ernesto Nemer podría serle útil al grupo mexiquense a construir el futuro del gobernador Alfredo del Mazo ante una eventual carrera por la candidatura presidencial. Otros nombres, con lo que se apostaría por un priismo menos rancio, serían Pablo Angulo cercano a Alejandro Moreno, o Cynthia López Castro, quien pese a su corta edad ha sido legisladora en tres ocasiones. También mencionan a Rubén Moreira con experiencia y cercanía a “Alito”, pero con el veto del gobernador Miguel Riquelme. Con esta baraja el PRI jugará su partida para no morir en 2021 y dar alguna muestra de cambio.

El fiasco de la rifa del avión Presidencial

Cada vez está más cerca la llamada rifa del avión presidencial, en la que el premio no es la aeronave, sino el equivalente en efectivo a su valor comercial, y aún queda la gran mayoría de los billetes para participar en el sorteo. Nos recuerdan que hace un par de semanas el presidente Andrés Manuel López Obrador detalló que apenas se habían vendido poco más de un millón y medio de billetes, de un total de 6 millones. Por un lado, el presidente ha pedido a los ciudadanos que compren los billetes, mientras que en algunas dependencias federales se está “invitando” a que los empleados los adquieran. Sin embargo, para el público en general el costo de 500 pesos por billete, al parecer, no es muy atractivo en este tiempo de desempleo y crisis económica. Y a los burócratas de mayores ingresos les han pasado ya varias veces la rasuradora a su salario, por lo que no están muy dispuestos, a menos que los obliguen, a comprar su cachito para el sorteo. Así que la rifa del avión presidencial podría acabar en un fiasco con costo al erario.

Cumbre sobre justicia

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