Nos comentan que luego de las críticas y quejas en contra de su intervención en el proceso electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador había dejado pasar casi todo el sábado sin hacer propaganda. Todo indicaba que al menos en el último día respetaría la imparcialidad que le corresponde como jefe de Estado. Viernes y sábado, el titular del Ejecutivo federal realizó una gira de trabajo privada por el sur y sureste del país para supervisar los avances de la construcción del Tren Maya. Sin embargo, casi al llegar el domingo, desde sus cuentas de redes sociales el mandatario no se aguantó las ganas de decir algo y puso que “el único gobierno legítimo es aquel emanado del pueblo”, mientras mostraba su imagen con el escudo presidencial por delante. Casi logra pasar el último día sin hacerse promoción, pero no lo logró.

Quién romperá las reglas

Hay tradiciones de la democracia mexicana que, en sus pocos años, cuando menos han mantenido una cierta noción de imparcialidad. Por ejemplo, un mensaje presidencial felicitando a la ciudadanía por la participación sin felicitar ni condenar a nadie por el resultado del sufragio. Si los resultados no son los que esperaba, ¿saldrá el Presidente de la República a hablar de fraude? ¿Hablará de “conservadores” y “corruptos” al terminar la elección? Otros vicios, sobre todo en los estados, seguramente se mantendrán, como aquella vieja tradición de asumirse ganador aún antes de darse a conocer los resultados. Dependiendo del tamaño de estas expresiones sabremos cuán terso será el proceso post electoral, o si los pleitos a navaja limpia marcarán la dinámica de los próximos tres años.

La visita de Kamala

Quienes analizan de cerca la relación bilateral con Estados Unidos saben que la decisión de la vicepresidenta de ese país, Kamala Harris, de venir a México el 7 de junio, unas horas después de las elecciones, no es mera casualidad. Nos comentan que el secretario de Estado, Anthony Blinken, y el propio presidente Joe Biden han establecido entre sus prioridades reestablecer a Estados Unidos como un impulsor de la democracia, en contraposición con el autoritarismo y el populismo, así como la idea que buscan esparcir países como China y Rusia de que ese sistema político occidental está en decadencia. La reacción del gobierno lopezobradorista ante los resultados electorales del 6 de junio serán un factor a tomar en cuenta por parte de Estados Unidos para definir el tono de las conversaciones bilaterales el día siguiente.

Los nuevos amigos de México

Todo un grupo de observadores extranjeros estarán presentes este domingo en la jornada electoral, pero alguien que fue invitado directamente por el gobierno de México es el exministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Diego Pary Rodríguez, quien actualmente es embajador de su país ante las Naciones Unidas. Pary, quien fue ministro en la administración de Evo Morales, fue de los exfuncionarios que estuvo en territorio mexicano tras el conflicto político en el país andino y es un cercano amigo de la actual administración que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador. No es casualidad que ayer el grupo conocido como ALBA (Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y otros países caribeños) salió a defender al canciller Marcelo Ebrard de Luis Almagro, tras la disputa verbal entre ambos. Así los amigos de México ahora.