Casi era un hecho que Mara Gómez Pérez, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), presentaría el viernes su renuncia, pero al final la aguantó dada una petición que le llegó desde el Senado. Legisladores de varios partidos le pidieron no precipitarse y esperar a que en la Cámara Alta se revise su caso, ya que el Senado fue quien la nombró en diciembre por un período de 5 años y no el Presidente. Fuentes de Gobernación nos comentan que desde Palacio Nacional le hicieron llegar mensajes a Mara Gómez en el sentido de que ya no había condiciones ni económicas ni políticas para seguir en el cargo. Por eso había tomado la decisión de irse y no servir de pretexto ante víctimas que no han recibido justicia por falta de voluntad política y apoyo presupuestal. Pero ante la petición del Senado, Mara Gómez decidió tomarse unos días para revisar su futuro.

Encinas, otra vez de bombero

Una vez más, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, tendrá que salir al quite ahora para evitar la pérdida del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), o al menos eso es lo que nos cuentan algunos integrantes de la Asamblea Consultiva de la institución. El funcionario será el encargado de ir a Palacio Nacional para convencer al Presidente de que no elimine esta dependencia que ha operado por 17 años y es considerada un logro de los defensores de derechos humanos. En este punto la opinión está dividida: hay quienes confían en la habilidad política del exjefe de gobierno de la Ciudad de México, pero hay otros que de plano presienten que si el mandatario ya tomó su decisión, ni aunque Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación vaya a la residencia presidencial servirá para salvar al organismo. Así las cosas, será hasta la próxima semana que pueda haber más claridad sobre el futuro del Conapred.

Legisladores ¿se pasarán el semáforo por el arco del triunfo?

Nos cuentan que, hasta este viernes por la noche, ni senadores, ni diputados federales anunciaron la cancelación del periodo extraordinario en el Congreso de la Unión para avalar seis reformas pendientes del Tratado de Libre Comercio T-MEC. Nos detallan que los legisladores se animaron a planear este periodo extraordinario porque estaban confiados en que el color del semáforo epidemiológico de la Ciudad de México cambiaría de rojo a naranja, sin embargo, la propia jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, anunció que se mantendría en rojo. Incluso el propio subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, recomendó a los legisladores regresar a sesionar hasta que la capital del país estuviera en naranja. ¿Entonces habrá periodo extraordinario o no? ¿O alguien asegura cero riesgos para todos los asistentes?

El primer responsable de la polarización

Hoy presenciamos un enfrentamiento entre opositores al presidente Andrés Manuel López Obrador y seguidores de su gobierno. El intercambio de ofensas entre ambos bandos debe tener feliz al mandatario. Él ha sido el principal promotor de que el país se divida en dos: buenos y malos, pobres y “ricos”, conservadores y liberales. Para el Presidente, ser crítico de su gobierno es sinónimo de vileza y en ese sentido reaccionan también muchos de sus aliados. Tras ser constantemente atacados y descalificados desde el púlpito de sus mañaneras, quienes opinan diferente a López Obrador han reaccionado también con dureza y, en ocasiones como ésta, también con excesos al recurrir a muestras de racismo. ¿Dónde parará la confrontación si el jefe del Estado mexicano es el primero que divide a sus ciudadanos en dos bandos irreconciliables? Llama “adversarios” a quienes no coinciden con él pero, en los hechos, los trata como enemigos.

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