Tu hija está sentada ahora mismo en un café de Buenos Aires. Ya casi va a nacer su bebé –escuchó Olga Wornat en su teléfono, en Miami.

Llamó desesperada a Buenos Aires, buscando a su hija, pero no se hallaba en su casa. Estaba en el sitio donde aquel hombre amenazante había dicho, con la misma ropa que le había descrito.

Era la enésima amenaza en un año. El calvario comenzó en 2011 cuando Edgar Monroy, el asistente de Wornat, empezó a recibir correos extraños. Luego ella escuchaba ruido en el teléfono. Después la seguían camionetas, hombres que no disimulaban estar vigilándola mientras se reunía con sus fuentes o sus amigos en México.

Ella no quería darle importancia. Debía continuar, seguir con las entrevistas y los viajes. Escribir. Las amenazas tocaron entonces a su editor en Planeta, a la propia casa editora y a los defensores de periodistas que estaban registrando su caso. En 2012, Planeta España decidió cancelar la publicación del libro. Olga se fue a Miami, Edgar a Praga y el editor sacó a su familia de México.

En sus noches de insomnio en Florida, Olga conversaba horas con Javier Valdez , en Culiacán. Seguía investigando. Tomó entonces una de las decisiones más difíciles de su vida: no viajaría a Argentina para el nacimiento de su nieta. No quería arriesgarlas. La bebé nació en un hospital custodiado por la policía.

Tras cancelarse la publicación del libro, Wornat anduvo casi una década por la vida con la enorme caja del archivo de su investigación. Era como un lastre que no la dejaba en paz. “A veces estaba haciendo otra cosa y me hallaba un capítulo. Lo pasaba de largo. No quería verlo”, me cuenta al teléfono desde Argentina.

En esos años, varios de los personajes que se abordan en esos nueve capítulos adquirieron una mayor presencia política, como Margarita Zavala . En otros, se afianzaron las sospechas de corrupción, como en el caso de Genaro García Luna .

En la primavera de 2020, Wornat llegó a Argentina desde México a encerrarse en su casa en una estricta cuarentena. Entonces, se decidió. Propuso a la editorial que retomaran el proyecto, rememoró los detalles, los viajes, los documentos. Pasó semanas sentada en la computadora, 18 horas al día corrigiendo, reescribiendo.

Terminó una noche del verano. Había en aquel momento de recoger papeles, de cerrar heridas, una suerte de reivindicación. Wornat dice que pensaba en su madre, quien murió unos días después de que el libro se cancelara en 2012. La madre no podía hablar, pero sí escribir. Una de sus últimas letras era un recado para Olga, que rezaba: esto también pasará.

Este fin de semana terminará de distribuirse en las librerías mexicanas Felipe, El Oscuro , un libro que contiene los perfiles de Calderón y los personajes más significativos de su gobierno, como Margarita Zavala, Juan Camilo Mouriño, Genaro García Luna, Rosi Orozco.

¿Por qué molestó tanto en aquel momento y a quién este libro, al punto de montar una operación para que no se publicara? Wornat cree que las amenazas y persecución, fueron un operativo de García Luna para quedar bien con Calderón.

Cuando se refiere al personaje central de su libro es lapidaria: “Es un resentido, un acomplejado, porque no lo aceptaron en la UNAM, porque su primera novia lo dejó por su mejor amigo, porque no era blanco ni rico, porque su padre era alcohólico, porque nunca ganó una elección popular, porque hay algo muy oscuro en la forma como llegó a la presidencia”.

Han pasado apenas unos días desde la publicación de Felipe, El Oscuro. Tal vez el expresidente aún no lo conoce. No se ha pronunciado públicamente. Tampoco aceptó una entrevista con ella en aquel momento, dice la autora, cuando lo buscó antes de que el libro se cancelara.

Wornat ha alcanzado ya el primer lugar de ventas en su editorial. Lo cuenta desde Buenos Aires, sin el nervio que le escuché por teléfono en los últimos meses. ¿Qué haces ahora, Olga?, le pregunto. Ya estoy buscando otra historia, responde ella, y ríe.

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