Antes de ser detenido y acusado de secuestro, Rodrigo Araujo Telles soñaba con ser ‘Baby Brazy’ y convertirse en una nueva estrella de la música urbana. Ahora está preso en una cárcel en Sonora por un delito que, dice, no cometió.

El 13 de febrero de 2020, Araujo estaba en un hotel de Hermosillo . Había ido con dos amigos a grabar un videoclip , según la versión de su padre. Hubo una redada y lo llevaron preso, acusado de secuestro exprés, con el alegato de que lo habían atrapado in fraganti. “Me tuvieron cuatro días incomunicado, me torturaron”, dijo Araujo en un testimonio al que tuve acceso para esta columna. Al quinto día le permitieron una llamada y pudo comunicarse con el consulado de Brasil , el país donde nació hace 27 años.

En los primeros cuatro días, a pesar de que la Constitución mexicana exige que un extranjero reciba ayuda de su embajada de inmediato, Rodrigo no tuvo asistencia consular. En esos días, dice, nunca recibió el auxilio de un traductor del portugués al español, y varios medios publicaron que él era un secuestrador, basándose en un boletín de la fiscalía de Sonora . “Hubo una redada en el hotel. Más de 10 personas fueron detenidas. La única conexión de mi hijo con ese caso de secuestro es que él estaba hospedado con sus amigos en otro cuarto del mismo hotel donde estaban las otras personas detenidas”, dijo para esta columna Luis Telles , padre del joven detenido.

“Le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza de mi hijo, le dieron una patada en la barbilla, robaron su auto, uno de los ministeriales apuntó con una pistola a su cabeza para que les diera el NIP de su tarjeta, robaron el dinero que tenía, sus documentos”, me dijo Telles. Desde hace diez meses, el padre de Rodrigo y su abogada han solicitado amparos por las alegadas irregularidades en la detención. Buscan que eso le ayude a enfrentar el proceso fuera de prisión y demostrar, dicen ellos, que nunca secuestró a nadie. En tres ocasiones, la más reciente hace una semana, se lo han negado.

Según Telles, solo después de que denunció que el auto que manejaba Rodrigo en Hermosillo había sido “desaparecido” la policía local lo devolvió, aduciendo que lo habían encontrado en la carretera. “Ya recuperé el carro, falta la libertad de mi hijo”, me dijo Telles.

La comisión estatal de derechos humanos determinó que no hubo violaciones a los derechos humanos de Rodrigo durante la detención. El poder judicial no respondió a una solici tud de entrevista para esta columna. “Rodrigo está en un pabellón donde lo sacan dos horas al día, en una celda con otra persona. Las personas que lo detuvieron siguen ahí, cometiendo abusos. Perdí todo por esta situación. Tenía un restaurante en San Luis Potosí y él me ayudaba en el restaurante. Ahora vendí todo para ayudarlo. Mi hijo no tenía ni una multa de tránsito. Ya no tengo más miedo. No bajaré la cabeza”, me dijo Telles.

La defensa de Rodrigo busca ahora que la intermediación del consulado brasileño ayude a esclarecer el caso y demostrar que, como sucedió hace 15 años con el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez , Rodrigo Araujo no tuvo una posibilidad real de defenderse o combatir otro hecho notorio, que apunta su defensa: las autoridades locales se excedieron en el plazo para dictaminar una detención y no han demostrado, según la familia, ninguna implicación del joven en algún secuestro.

Los documentos del caso, revisados para esta columna, muestran que hay serias diferencias entre las versiones de varios de los policías involucrados, sobre la narrativa de cómo ocurrieron los hechos. Mientras tanto, Rodrigo Araujo manda mensajes para que se publiquen en su página de Facebook , y anuncia a sus seguidores: Baby Brazy demostrará que es inocente.

@PenileyRamirez

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