Continúo con el recuerdo de las conversaciones con mi padre Raúl Lavista (1913-1980):

—¿Y cómo te llevabas con la gente del cine, es decir con los productores, directores, actores, guionistas…?

—Trabajé con muchos personajes del mundo del cine siempre en un plano profesional y en varias circunstancias. Venían a mi casa actores célebres a ensayar algún playback o me visitaban los productores y directores para hablar sobre la película que tendría que musicalizar.

Por ponerte un ejemplo: Pedro Infante vino a mi estudio para ensayar los movimientos de un director de orquesta para interpretar a Juventino Rosas en la película Sobre la Olas y varias veces más a ensayar la canción “Ramito de Azahar”, que escribí especialmente para él para el filme Cuando lloran los valientes, canción que también uso Ismael Rodríguez, el director, para El seminarista. Cuando venía Pedro Infante se alborotaban todos en la casa. Tu abuela María, o sea mi suegra, casi se desmayó de la emoción cuando entró Pedro a la cocina y le pidió “un vasito de agua, por favorcito, si fuera tan amable, seño…“

Para la película Bugambilia vino Dolores del Río para que le pusiera yo los movimientos de una pianista. Otros que recuerdo fueron Rosita Quintana, Joaquín Pardavé para Ay, qué tiempos, señor don Simón, Fernando Soler, Christian Martell y tantos más…

Como de Cantinflas musicalicé muchas películas, ensayé con él en muchas ocasiones. La más complicada, de la que no recuerdo el título fue para enseñarle los movimientos de un director de orquesta, como lo hice con Pedro Infante. Asistí a Mario (Cantinflas) en la filmación del playback en el Palacio de Bellas Artes con toda la Orquesta Sinfónica Nacional, donde primero dirigía y ensayaba yo a la orquesta y luego me sustituía él para dirigirla para la toma cinematográfica, una secuencia cómica-musical muy bien lograda por Cantinflas, que me parece superior a la de Jerry Lewis en el El botones, que hizo 20 años después…

Una muy difícil fueron los ensayos para Pulgarcito, de René Cardona, una película musical para niños a partir del cuento clásico de Perrault, bastante bien lograda por Cardona, pero muy difícil para mí por los muchos ensayos con los niños y con el actor José Elías Moreno en el papel del Ogro.

Las más latosa era Libertad Lamarque. Llegaba con su marido, de apellido Malerva, un argentino relamido, de zapatos bicolor, corbata de moño, blazer color guinda y pantalones blancos, quien cargaba el perrito chihuahua de su adorada Libertad mientras ella emitía, con su “dulce voz”, unos agudos pavorosos que me perforaban los oídos del horror.

En realidad con muy pocos intimidé mi amistad. Los personajes del cine no eran afines a mi sensibilidad y a mis gustos musicales. Con los que sí profundicé amistad fueron principalmente con Julio Bracho, Luis Buñuel, Janette y Luis Alcoriza y Miroslava”. Continuará…

Foto: La cantante y actriz Libertad Lamarque y los compositores de música para cine Raúl Lavista y Gonzalo Curiel, ca. 1950. Cortesía Paulina Lavista 

Google News

TEMAS RELACIONADOS