Si uno escribe “noticias sobre migrantes en México” en cualquier motor de búsqueda en la web de inmediato saldrán no muy gratas noticias. Hice este ejercicio y el día 7 de noviembre de este año detuvieron un camión de carga en una carretera al sur del estado de Veracruz, en el que viajaban de forma indocumentada 100 migrantes centroamericanos. Si uno sigue buscando, no para uno de encontrar notas, que no son parte de las primeras planas de los diarios.

La migración de centroamericanos no es nueva, dada la historia específica de la región. En los años ochenta se dio inicio a una migración cuyo origen son las guerras civiles, principalmente en Guatemala y El Salvador. En la década de 1990 se generó una migración de retorno por la firma de los Acuerdos de Paz en los dos países; en algunos casos el retorno y en otros la deportación de personas, incluyendo a quienes se habían integrado a pandillas, estudiosos del tema en un informe del COLEF en 2018 señalan este proceso como el origen de otro tipo de violencia, con el surgimiento de bandas como son Barrio 18 o la MS-13, que es una de las principales causas de la migración de las llamadas caravanas.

A fines de la década de los noventa y a inicios del siglo XXI se presenta un fenómeno migratorio conocido como transmigración, principalmente de tipo laboral: jóvenes centroamericanos que van en busca del sueño americano y que viajan a través de La Bestia.

Para dimensionar este flujo podemos decir que de 2008 a 2011 el promedio anual de cruces de centroamericanos fue de 135 mil, pero esta cifra es casi tres veces menor a la que se observó en 2014 cuando se contabilizaron 390 mil desplazamientos (Rodríguez, 2016). Es decir que, la primera caravana, la cual se estima contó con unos 7,233 migrantes, y que realmente fue impresionante, representó solo el 1.8% de los cruces en el año 2014. Dado el perfil de los migrantes y la forma en la que lo han hecho, estamos ante un nuevo patrón migratorio, del cual hablaré en otra ocasión.

Ahora me interesa hablar sobre el papel de los migrantes mexicanos y centroamericanos en el mercado laboral estadounidense. Me pregunto si ahora los centroamericanos van a servir para reemplazar a nuestros connacionales. Para resolver esta incógnita veamos algunas cifras que se obtienen de la base de datos IPUMS-CPS 2019.

En Estados Unidos habían 12,181,388 mexicanos, que corresponden al 52.11% de la migración latinoamericana total en Estados Unidos; por su parte, los centroamericanos son 3,116,341, y representan un 13.33% de la migración latinoamericana en dicho país.

En términos de la presencia tanto de mexicanos como centroamericanos en el mercado laboral estadounidense, podemos decir que de un total de trabajadores en Estados Unidos en 2018 de 160,100,000; de ellos, los mexicanos son 7,903,631. Estamos hablando de un 4.94% de su fuerza laboral. Por su parte los centroamericanos son 2,089,816, que significan el 1.31%.

Los mexicanos seguimos siendo la fuente de mano obra en ramas económicas donde se ofertan plazas que trabajadores nativos no están interesados en ocupar por los bajos salarios y condiciones precarias. Solo como ejemplo, en el sector de la construcción se emplearon a 1,544,300 mexicanos y 469,183 centroamericanos. En el sector de ventas al menudeo se contrataron 1,442,366 mexicanos y a 433,724 originarios de Centroamérica.

El mercado laboral en Estados Unidos sigue aprovechando más la fuerza de trabajo mexicana, y esta tendencia no se revertirá en el corto plazo. Es necesario y urgente incorporar a la agenda de los problemas nacionales, las condiciones laborales de nuestros connacionales en dicho país.

Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM e Integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS.
caceps@gmail.com

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