Según el representante de México para el Comité de Protección de Periodistas, Jan-Albert Hootsen, entre 1992 y 2019 fueron asesinados 120 integrantes de la prensa. En su reporte destacó que en ninguno de los casos se ha llevado a los autores materiales e intelectuales a recibir una sentencia. De ese tamaño la impunidad.

 Ser periodista en México es cada vez más peligroso. La organización Artículo 19, dedicada a defender la libertad de expresión, presentó un informe que permite ver el incremento de la violencia verbal y digital en contra de la prensa. Además de los asesinatos, está lo que esta agrupación llamó “una narrativa de estigmatización a la crítica desde el gobierno”.

En este contexto, ocurrió un exceso muy preocupante que no debe dejarse pasar. Luego del terrible atentado en contra del secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, el investigador de la UNAM, John Ackerman, compartió en Twitter una imagen de la agresión acompañada de este texto:

Este video demuestra que el ataque contra @OHarfuch fue una acción coordinada del crimen organizado en contra del gobierno de @Claudiashein y la #4T. Los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático. Buscan desestabilizar a toda cosa.

La organización Reporteros sin Fronteras condenó inmediatamente el señalamiento de Ackerman contra el gremio periodístico. Lo calificó como una expresión irresponsable que aumenta el riesgo a medios y periodistas en uno de los países más peligrosos para la prensa en todo el mundo.

La furia de Ackerman la provocó una nota difundida por Carlos Loret de Mola en el portal LatinUS en la que aseguró que su esposa y actual secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, recibió del gobierno de la Ciudad de México un terreno de 253 metros cuadrados en 2007, valuado actualmente en seis millones de pesos. De acuerdo a esa misma nota, la pareja adquirió en los últimos nueve años, en los que trabajaron como académicos universitarios, otras cinco propiedades que pagaron en efectivo.

Ackerman respondió que las propiedades fueron adquiridas con los ahorros que acumularon durante décadas de trabajo, las aportaciones de sus familiares y un generoso premio que Irma Eréndira recibió en 2009. Agregó que era falso que sus únicos ingresos fueran los 28 mil pesos que ganaban como investigadores de la UNAM. Remató asegurando que procedería legalmente por calumniar a su esposa.

LatinUS aclaró que sus fuentes fueron el Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de México y el de Morelos, así como las declaraciones patrimoniales de la funcionaria. Sin embargo, Ackerman llegó al extremo de comparar al crimen organizado que asesina impunemente en el país, con el trabajo periodístico que se realiza en medio de ese y otros riesgos.

Defender la libertad de expresión es defender la democracia, es atender la necesidad de que existan puntos de vista discrepantes, es permitir la participación de todos, es preservar los contrapesos y es evitar que se imponga una sola voz.

@PaolaRojas

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