Estuvieron juntos diez años y tuvieron una hija. Él era cada vez más violento. Llegó el día en que Carmen se cansó y le pidió el divorcio. Él no aceptó una separación. Furioso, la atacó con ácido. Le quemó casi toda la cara y parte del cuerpo. Estuvo hospitalizada ocho meses. Han pasado casi diez años de ese horrible episodio y aún no se recupera. Lleva más de cincuenta cirugías. A pesar de que lo denunció, él sigue libre. Ella está en una casa de resguardo. Sabe que mientras no lo detengan, puede volver a agredirla en cualquier momento.

Desolada, me cuenta que no ha recibido apoyo de ninguna autoridad. Ha salido adelante gracias a la solidaridad de quienes han conocido su historia en redes sociales. En el sector salud no la apoyan porque se considera como un tema estético. Además, la atención que recibió en su momento en hospitales públicos no fue la óptima y solo empeoró su caso. A través de su página en Facebook ha contactado a muchas mujeres que están en la misma circunstancia. Se llama “Resurgiendo” y le ha permitido encontrar también algunas aliadas como la diputada Alessandra Rojo de la Vega y la doctora Isela Méndez. La primera está impulsando que esas agresiones sean sancionadas severamente y que se consideren en la ley apoyos para las afectadas. La segunda está dándole tratamiento gratuito para mejorar su aspecto y permitir con ello que pueda reincorporarse a una vida normal.

“El objetivo de quienes las atacan con ácido no es matarlas, lo que buscan es marcarlas. Si no está conmigo, que no esté con nadie más.” Así describe la doctora Méndez la saña con la que actúan estos hombres. Por eso ha ayudado a otras mujeres con historias igual de dolorosas que la de Carmen. Una de ellas, Esmeralda, ha requerido incluso de tratamiento oftalmológico. Perdió la córnea y necesita un trasplante. No quiere que nadie la vea. Siempre mira hacia el suelo y se cubre la cara con el pelo. Está deprimida y sin trabajo. Cuando el padre de sus hijos la quemó con ácido, se salpicó un poco a sí mismo. Gracias a eso pudieron comprobar su responsabilidad. Él sí está en prisión.

La doctora va a atender también a la saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos. Su historia ha alcanzado una gran notoriedad a nivel nacional y ni con eso han reaccionado las autoridades. Por fortuna, este caso ha sido tomado por la abogada Ana Katiria Suárez, quien ha defendido a mujeres en procesos polémicos y muy complejos. Por el ataque en contra de María Elena hay dos detenidos como autores materiales, pero Juan Vera, considerado autor intelectual, está prófugo.

Ana Katiria me habló en entrevista del daño emocional que han padecido María Elena y su familia. “Tienen ya desconfianza, desaliento y desesperanza por la falta de atención que ha habido de las autoridades. Diligencias que no ocurren, detenciones que no se ejecutan.” Denuncia que no hay contención psicoemocional para las víctimas directas e indirectas. Sobre todo, exige que hagan lo que les corresponde: justicia. “No son lesiones simples. Son acciones de odio en contra de las mujeres. Pareciera que no solo vienen de los agresores, también de las respuestas de las autoridades, legisladores y fiscales. Hablan de tentativa de homicidio cuando claramente se trata de tentativa de feminicidio. Tiene que existir la agravante en estas conductas de odio.”

Son historias durísimas. Escucharlas resulta perturbador, pero no por eso podemos abandonarlas. Son mujeres que necesitan de apoyo urgente. Solo juntos, señalando las omisiones de la autoridad podremos ayudarlas.

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