“Tenemos hospitales con presupuestos finitos, con espacios finitos, para problemas de salud infinitos.” Esto me dijo el Dr. José Alfredo Merino, director del Hospital 20 de Noviembre. Sintetizó en una frase la situación de nuestro sistema de salud. Luego de este diagnóstico, agregó que quienes forman parte de este sector deben ser muy responsables para apoyar a la gente. “El paciente nunca puede esperar. Tenemos que hacer cualquier cosa que esté en nuestras manos para atenderlo”.

Muchos médicos y enfermeras lo vienen haciendo durante años. Si algo falta para combatir una enfermedad, lo consiguen. Para ellos salvar vidas es una vocación. Pero la solución a un problema de desabasto no puede basarse en la generosidad y el heroísmo de los profesionales de la salud. Puede que su bondad sea infinita, pero su sueldo no lo es. No alcanza para pagar quimioterapias contra el cáncer o tratamientos antiretrovirales para pacientes con VIH.

La autoridad ha explicado que no es un problema de presupuesto. La falta de tratamientos se origina por la investigación a la que han sometido a las farmacéuticas.

El presidente López Obrador dijo que el año pasado se compraron 90 mil millones de pesos en medicamentos y tres empresas vendieron el 70%. Reprobó el “influyentismo” y agregó que las farmacéuticas que acaparaban la venta de medicamentos en la administración anterior, son las responsables de “la campaña” que reclama por la falta de medicinas para los niños con cáncer.

Desconozco si las empresas que producen medicamentos han orquestado alguna campaña, pero sí sé que las personas que han estado en las manifestaciones tienen a hijos enfermos y su preocupación es genuina. Israel Rivas es uno de los padres de familia afectados. Luego de reunirse con legisladores para pedirles apoyo, le envió un mensaje al presidente: “Muchos le dicen que somos infiltrados o pagados por alguien. Lo invito a ver a nuestros hijos”.

Eso deberíamos hacer todos. Tener cerca a un niño enfermo cambia las prioridades. Quien ha visto a un niño llorar de dolor, no puede más que enfocarse en aliviarlo.

Urge diseñar buenas estrategias para que el combate a la corrupción no genere desabasto. El de gasolina a principios de año o el de gas más recientemente tuvieron efectos económicos importantes, pero el desabasto de medicamentos es distinto. Puede tener consecuencias irreversibles: es cuestión de vida o muerte.

@PaolaRojas

Google News

TEMAS RELACIONADOS