El colapso de todas las bolsas el lunes pasado cambió el foco de atención de la dificultad de las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex) hacia el debilitamiento de la economía global, luego de la divulgación del reporte financiero del cuarto trimestre de 2019 a finales de febrero. El coronavirus (Covid-19) se ha vuelto una amenaza de recesión global, pero ya no sólo por el desplome de la actividad económica en China, sino porque se puede replicar en todo el mundo.

El subsecuente efecto indirecto del menor crecimiento del gigante asiático en todo el mundo al verse afectada la cadena de suministro, se ve acumulado por la paralización de la actividad económica en Italia, España, más lo que se acumule la siguiente semana, lo cual está teniendo graves repercusiones en la caída del precio del petróleo, agravado por la guerra de precios iniciada por Arabia Saudita con la evidente intención de sacar del mercado a los productores con altos costos.

A diferencia de la influenza A H1N1 en 2009, que se contuvo prácticamente en México y no se expandió al resto del mundo, cuando el doctor Hugo López Gatell, ahora subsecretario de Salud, tuvo un papel destacado en dicha estrategia, el coronavirus detectado en diciembre pasado traspasó las fronteras de China y está disparándose de manera asombrosa y alarmante en Irán, Italia, España y amenazando con propagarse al resto del mundo.

Si bien es cierto que la gráfica de los casos en China ya se estabilizó, todavía no se observan caídas, pero el problema es que ya se amplió a Asia, Europa y es muy probable que en Estados Unidos (EU) se expanda por la lenta reacción del gobierno de Donald Trump, que no tomó las medidas preventivas oportunas para evitar que el virus se propagara, porque la enfermedad tiene un comportamiento asintomático, ya que se puede contagiar por personas que no presentan fiebre u otros síntomas.

La Reserva Federal ya recortó su tasa de referencia 50 puntos base (pb) la semana pasada y el martes se anunció el recorte de impuestos a los salarios para impulsar la economía y se anunciaron restricciones para viajar en EU. Por su parte, Japón ofreció 15 mil millones de dólares para apoyar al sector financiero y anunció 4 mil millones más de gasto para estimular a la economía para enfrentar los daños que está ocasionando la epidemia. Ayer, el Banco de Inglaterra redujo la tasa de referencia 50 pb.

Paradójicamente, otros países como el nuestro menospreciaron la emergencia e incluso ante la caída de los ingresos presupuestales, estarían pensando en recortar el gasto en abril.

Los economistas siguen esperando que la economía mundial pueda repuntar a finales año, apostando a que la epidemia estará bajo control en el segundo semestre, por lo que la mayoría de las calificadoras y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) están revisando sus proyecciones a la baja.

Moody’s ya lo hizo el lunes.

Tampoco esperamos que dichos organismos reconozcan abiertamente la amenaza de la recesión mundial, porque eso propiciaría reacciones de pánico. Las señales son evidentes: la ampliación de las curvas invertidas, la caída de pedidos, la fuerte corrección de las bolsas, un ciclo expansivo en EU que lleva casi 11 años de duración, los efectos de la guerra comercial, el desplome del precio de las materias primas, etc.

Ante esta situación de emergencia, se esperaría que la nueva dirección del FMI asuma una posición más proactiva y llame a la implementación de medidas de emergencia como una postura fiscal más expansiva y monetaria acomodaticia, como lo hizo en 2008, luego de la Gran Recesión.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) intentó calmar a los mercados destacando que las coberturas petroleras protegerán a Pemex del desplome de los precios del crudo. Sin embargo, desde la publicación del informe del cuarto trimestre de 2019 de las finanzas públicas, quedó claro que no se detuvo el descenso de la producción de petróleo (un millón 678 mil barriles por día, caída de 8.1%), y la baja en la elaboración de gasolina tuvo más que ver con la caída de 9.3% a 565 mil barriles diarios de la producción destinada al mercado interno, que la competencia de las franquicias extranjeras.

Sin embargo, Standard and Poor’s (S&P) alertó que está en riesgo la calificación de México por la trayectoria del crecimiento y la situación del sector energía. Sobre el primer punto, las estimaciones de los especialistas ya se situaban en 1% de alza del PIB en 2020 sin considerar todavía los efectos del Covid-19 y, sobre el segundo, los reportes financieros de Pemex salieron peor de lo que se esperaba a pesar de los apoyos del gobierno, por lo que su plan de negocios no tiene credibilidad.

Las autoridades de la SHCP están en una encrucijada, porque por un lado necesitan convencer a los mercados financieros y especialmente a las calificadoras como S&P y Moody’s que mantendrán la disciplina de las finanzas públicas y por ello hicieron hincapié en que la baja en el precio del petróleo no se reflejara en un menor precio de la gasolina; pero, por otro, necesitan incrementar el gasto para enfrentar la emergencia que representa la caída de la actividad económica propiciada por las múltiples repercusiones de la epidemia del Covid-19.

Por su parte, Banco de México debiera recortar de emergencia la tasa interbancaria a un día en 50 puntos base, pero al parecer los halcones de la Junta de Gobierno están más preocupados en que la inflación se disparó a 3.70% en tasa anual y a que una baja genere una mayor depreciación cambiaria, cuando esto tiene más que ver con la fuga hacia activos de mayor calidad.

Se requieren respuestas más eficaces y sería conveniente que las autoridades de México den a conocer un Plan de Contingencia Económica Nacional bien armado y que ya recomendó en estas páginas Raúl Rodríguez Cortés ayer. El tipo de cambio Fix ya se situaba en 21.2130. No hay tiempo que perder, la situación es urgente.

 
Catedrático de la EST-IPN
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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