Comienza un nuevo año y continúan, agravándose y sin perspectivas de solución, las grandes asignaturas pendientes. Avanza el cuarto año del gobierno y, con insistencia, se exige que dé respuestas. Son urgentes e inaplazables las soluciones.

El proyecto de la 4T se recrea verbalmente todos los días, pero en los hechos, como lo observan continua y consistentemente innumerables especialistas, le sigue faltando la sustancia y el respaldo de las acciones.

Por eso, el escepticismo y el desánimo campean en todo el país. Las esperanzas de un verdadero cambio se diluyen y la resignación a vivir en la deplorable situación de siempre, parece haberse convertido en una constante.

Porque, innegablemente, ahí está el cáncer de la inseguridad y la violencia que, lejos de atenuarse, se recrudece día con día, esclavizando a la sociedad; ahí sigue, también, el fenómeno de la corrupción que, negado en el discurso, se fortalece asociado con la impunidad, que lo reedita y lo reafirma.

Y, como desde hace años no ocurría, la inflación se yergue como una amenaza que entraña el aplazamiento y/o la cancelación de las expectativas de millones de personas de mejorar su situación socioeconómica . La pandemia de coronavirus, con tantas variantes como aparecen de continuo, apenas ofrece la posibilidad convertirse en una endemia que, en cualquier caso, seguirá complejizando la realidad.

Lo peor del panorama, es que esos obstáculos, eventualmente superables con el tiempo, las políticas públicas y los recursos y necesarios, no ofrecen una salida por la crisis ético-política-partidista en la que se encuentra el país; éste, irremediablemente, se hunde cada día más por la inmoralidad de su clase política, empeñada únicamente en peleárselo como botín, en vez de ayudarlo a librar sus males. Arbitrariamente, todos utilizan los recursos públicos de manera discrecional para su exclusivo beneficio.

Desde hace décadas, la mayoría de ellos, de todos los partidos, en una u otra medida, sólo atienden a sus intereses. Pero lo más degradante y censurable ahora, es que lo hacen con total impudicia. No tienen ningún recato. Apelan a todos los medios, incluso los más deleznables, para permanecer en, o conquistar el poder, haciendo de él negocio y fortuna. Con total desvergüenza, lo manejan como su patrimonio personal, aunque sea público y general.

De un tiempo a la fecha, es incontable el número de politicastros venales que, con el mayor cinismo, se cambian de un partido a otro para mantener privilegios vinculados a los cargos administrativos o electivos; la justificación que siempre esgrimen es que actúan por el bien de la sociedad y en nombre la democracia. Con ésta, han hecho burla, humillación y desprecio para la ciudadanía, que ni se inmuta.

Lo más inquietante de este proceso de degradación es que, la colectividad parece aceptar esas prácticas. ¿Lo hace por masoquismo, porque está resignada a seguir en lo mismo, o porque se reconoce incapaz de frenar la depredadora lacra que ejerce un dominio absoluto sobre ella? ¿Hasta cuándo seguiremos en el “sucede mucho y no pasa nada”?

Sotto Voce

¿Cómo entender que la diputada y ex secretaria general del PRI, Carolina Viggiano —tricolor toda su vida—, acepte la plataforma del PAN para contener por la gubernatura de Hidalgo? Todo se vale con tal de llegar al poder…El doctor Joaquín Azpiroz Leehan es el más fuerte candidato a la Rectoría de la UAM, Unidad Iztapalapa. Su brillante trayectoria en la docencia y la investigación, y su capacidad de gestión y negociación, lo colocan en esa perspectiva… David Monreal no sabe para dónde hacerse con la desbocada criminalidad que se planta descaradamente frente a su oficina. Por su incapacidad, está imposibilitado para cumplir su promesa de campaña de liberar a Zacatecas de la violencia. Nada cambió después de su antecesor, Alejandro Tello, quien con enorme desfachatez y cinismo vive plácidamente de sus “ahorros” en Canadá con toda su familia.

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@mariobeteta

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