Si la 4T apunta a ser la formación de una nueva cultura como esencia del cambio que se propone, en el ámbito económico avanza rápidamente en una de sus muchas aristas. Lo hace sobre una premisa: el pago de impuestos es para todos. Se acabaron las negociaciones y las condonaciones. Terminaron el coyotaje, los gestores, el influyentismo. Y ese innegable mérito corresponde a la jefa del SAT, maestra Raquel Buenrostro Sánchez.

Para la brillante matemática, ganadora de la Medalla Gabino Barreda, esa tarea no parece haber sido difícil; más aún, se antoja bastante fácil si se considera su extrema honestidad, el rigor con el que desempeña sus funciones, su determinación de aportar a la construcción de un México nuevo, y el Derecho.

Con su reputación y esgrimiendo el invaluable instrumento que permite conservar, ordenar y conducir a las sociedades hacia estadios más elevados de igualdad y justicia, la ex oficial mayor de Hacienda ha dicho, ¡ya basta! a los evasores fiscales que, en todas sus modalidades, ha habido por años.

Según comentó a diputados en una videoconferencia reciente, a quienes están en deuda con el fisco, se les explica comedidamente cuál es su situación, se les conmina a pagar y se les informa cuáles pueden ser las consecuencias legales de no hacerlo.

Con esa estrategia, la semana pasada se pagaron al SAT más de 17 mil millones de pesos y se espera que se recuperen otros 30 mil millones.

Sin necesidad de abogados, contadores o representantes, los buenos empresarios han entendido los nuevos tiempos y, de buena fe, se han puesto al corriente de sus gravámenes, haciendo una diferencia abismal con quienes quieren seguir en una práctica que se ha ido.

Los catalizadores de la gran mudanza, que deberían estar en todos los ámbitos, se reducen a dos cosas esenciales que tanto se necesitan en este país: funcionarios honestos, dispuestos a cambiarlo para mejor, y el ejercicio del Derecho sin miramientos y sin distingos.

En esa línea, dados los enormes requerimientos de dinero para encarar las crisis sanitaria y económica producidas por la pandemia, sería muy sano y pertinente apelar al Derecho para conseguir más recursos de la fuente que se sugiere gigantesca: el robo público.

De acuerdo con estadísticas serias, más del 90% de las enormes fortunas que hay en México, históricamente, se han hecho al amparo del poder. Con la ley en la mano, a políticos en retiro y “empresarios fast track”, se les puede y se les deberían recordar sus atracos. Ninguno podría demostrar que sus cuantiosos haberes son lícitos. Hacienda posee toda la información para decirles cuánto tienen, dónde lo depositaron, cómo lo obtuvieron y, naturalmente, las consecuencias ya no de pagar impuestos, sino de hacer cuantiosas devoluciones de lo que hurtaron a la Nación.

A la mayoría, cínicos como son, quizás el desprestigio público los tendría sin cuidado si sólo se apuntara a exhibirlos, pues muchos, cobardemente, se autoexilian en verdaderos paraísos fuera de México; mas, advirtiéndolos del riesgo de enfrentar la ley, seguro tendrían otra actitud.

Con Job, bastaría recordarles el paralelismo que hay entre el Estado y el Leviatán: “Nada existe sobre la tierra que pueda compararse con él. Está hecho para no sentir miedo. Menosprecia todas las cosas altas y es rey de todas las criaturas soberbias”. ¿Alguien querría encararlo?

SOTTO VOCE…

Una muestra de autonomía y criterio independiente del Poder Judicial frente al Ejecutivo, es haber establecido salarios diferenciados para funcionarios de Banxico, INE e IFT, respeto del que percibe presidente… Para la mayoría, 80 homicidios diarios no es un drama, ¡es una verdadera tragedia!... Ejemplar y valiente, la postura del secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, de decir ¡no!, a Donald Trump, a sus malévolas intenciones de usar el Ejército contra manifestantes.

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