Hace un año, el 6 de enero de 2021, en Washington D. C., las furiosas hordas de fanáticos del presidente saliente Donald Trump se empeñaron en infringir un penoso revés más a la mermada ejemplaridad de la democracia estadounidense.

Con perplejidad e indignación, los principales medios informativos registraron las imágenes del absurdo y violento asalto al Capitolio.

Donald Trump se empeñó en consumar a través de las plataformas y redes sociodigitales, la parodia de autogolpe de Estado, digna de las peores producciones del cine hollywoodense.

En Estados Unidos, los comicios presidenciales fueron celebrados el martes 3 de noviembre de 2020. El sábado 7, Joseph Robinette Biden Jr. -Joe Biden-, candidato del Partido Demócrata, fue anunciado como el virtual ganador en las elecciones.

Para asumir formalmente el poder, Biden solo tendría que esperar los resultados de los cómputos finales y la posterior ratificación de los resultados por los colegios electorales en los estados.

Desde el inicio de las campañas, Trump infería que los resultados electorales le podrían ser adversos. Por ello, antes, durante y después del recuento de los votos intentó anular las elecciones, recurriendo a una maniobra burda: denunciar un fraude electoral generalizado.

En los días inmediatos al 7 de noviembre, el discurso del presidente saliente, como el de sus principales seguidores en las redes sociodigitales, se fue radicalizando.

Trump exigió la anulación de los comicios y pretendió convencer al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, de rechazar públicamente el triunfo de Biden. En el libreto de Trump, el autogolpe de Estado estaba en marcha.

El cambio de poderes en la Unión Americana no resultaría sencillo. Trump, empecinado en obstruirlo. La ruta que separaba al martes 3 de noviembre de 2020, del 20 de enero de 2021 -día en el cual Biden asumiría la presidencia de Estados Unidos- tendría que superar no pocos obstáculos.

El 22 de noviembre de 2020 se encendieron las primeras señales de alarma. Ese día se registraron los disturbios “Brooks Brothers”, una asonada registrada en el centro de escrutinio digital en el condado de Miami-Dade, Florida, durante el recuento de los votos.

Los disturbios Brooks Brothers fueron el ensayo del asalto al Capitolio.

De acuerdo con el periodista Greg Palast, entre los manifestantes que participaron en los disturbios en Florida había agentes republicanos contratados a sueldo. Varios manifestantes efectivamente fueron identificados como miembros del personal del Partido Republicano en el Congreso.

La manifestación fue organizada por Roger Stone -Roger Jason Stone Jr.-, consultor político y cabildero identificado con el Partido Republicano y, en particular con Donald Trump. En 2017 Stone fue vinculado con Julian Assange en el escándalo de los correos que fueron obtenidos de servidores del Partido Demócrata, filtrados a la prensa para golpear la campaña de Hillary Clinton.

Como líder de la asonada en Florida fue identificado Matt Schlapp, quien contó con apoyo del representante republicano en Nueva York, John E. Sweeney.

En los disturbios, no solo fue evidente la participación de influyentes políticos republicanos. Además, por supuesto resultó sospechosa la abierta tolerancia de Donald Trump, todavía presidente en Estados Unidos, quien de ninguna manera ocultaba su simpatía hacia los manifestantes.

A pesar de todas las presiones ejercidas por Donald Trump, el 14 de diciembre de 2020, el Colegio Electoral reconoció el triunfo de Biden.

Sin embargo, la elección del Colegio Electoral tendría que ser ratificada por el Senado. Ello precisamente ocurriría el 6 de enero de 2021.

Debido a que Twitter había empezado a eliminar cuentas de partidarios de Trump dedicados a promover las tesis relativas al “fraude generalizado”, los grupos más radicales empezaron a migrar a las llamadas plataformas de "tecnología alternativa", por considerarlas como una efectiva alternativa para evadir las restricciones a los discursos del odio que seguramente impondrían las principales redes sociodigitales.

Entre las principales plataformas utilizadas por los radicales simpatizantes de Trump, destacaron sitios como TheDonald.win y America.win, los cuales fueron fundados poco después de que sitios similares fueran prohibidos en Reddit. Los simpatizantes de Trump además recurrieron a plataformas como Parler, Telegram, Gab, Twitter y Tik Tok, entre otras.

Una detallada investigación periodística realizada por Jemina McEvoy, publicada en Forbes, permite establecer que el asalto al Capitolio fue planeado algunas semanas antes del 6 de enero. Por supuesto que no se trató de una ocurrencia de los manifestantes.

El 23 de diciembre de 2020, uno de los grupos más violentos -Stop the Steal-, publicó parte de su plan para ocupar el Capitolio y enfrentar a las fuerzas del orden. El objetivo era impedir a toda costa la ratificación a Biden del Senado.

A Amy Kramer, cofundadora de “Woman for America First” -un grupo de apoyo al presidente Trump creado en 2020-, activista del Tea Party, se atribuye la creación del grupo Stop the Steal, en Facebook.

Facebook eliminó ese grupo el 5 de noviembre de 2020. El grupo registraba un incremento estimado en 1,000 perfiles cada 10 segundos. Disponía de 300,000 seguidores antes de que Facebook decidiera cerrarlo.

Días antes del asalto al Capitolio, algunas organizaciones dedicadas a monitorear las actividades en línea de los simpatizantes de Trump más radicales, advirtieron sobre la posibilidad de que algunos grupos pudieran incitar a la comisión de actos violentos el 6 de enero.

La Liga Antidifamación (ADL), una organización judía que opera en Estados Unidos, fundada por la influyente organización internacional B'nai B'rith -también judía-, publicó en un blog una entrada en la que advertía sobre el violento discurso de los partidarios de Donald Trump, y sus recurrentes llamadas para irrumpir violentamente en el Capitolio.

El 4 de enero, la firma de seguridad británica G4S descubrió la presencia de grupos violentos en Washington, D.C.

Advance Democracy, Inc., un organismo de control no partidista de la gobernanza, identificó 1,480 publicaciones de cuentas relacionadas con Qanon, las cuales en los días previos al 6 de enero referían posibles acciones de violencia.

Qanon, refiere Juan Roucco:

QAnon es una teoría conspirativa que nació de los imageboards 4chan y 8chan. Originado en el primero, luego se movió al segundo de forma permanente. Vale destacar que 8chan es propiedad de Jim Watkins, un exmecánico de helicópteros del ejército estadounidense devenido empresario de tecnología, cuya principal actividad económica declarada es la cría de cerdos en Filipinas, país que lo declaró un «undesirable alien» (inmigrante indeseable) en enero del 2020. El sitio fue bloqueado de las búsquedas de Google y su servicio denegado por la empresa CloudFlare tras la masacre de Nueva Zelanda perpetrada por Brenton Tarrant, un terrorista blanco suscriptor de otra teoría de la conspiración del «gran reemplazo», que en líneas generales sostiene que está en marcha el reemplazo de la población «blanca y nativa» de los países europeos sobre todo por migrantes musulmanes de origen árabe, producto de las políticas de una «elite reemplacista». Tras la baja del sitio, y el cese de las publicaciones de «Q», Watkins volvió a levantarlo bajo el nombre de 8kun, y tras ese evento, volvieron los posteos de «Q». Cuando fue requerido por el Congreso de Estados Unidos para declarar sobre su responsabilidad en el contenido que se postean en 8kun, Watkins se presentó con un pin con la letra Q.

En Washington D. C., el objetable proceder de la policía admite ser explicado por razones fundamentalmente políticas, no por los errores en los cuales pudieron haber incurrido los servicios de inteligencia.

La mañana del fatídico 6 de enero, simpatizantes del presidente Trump participaron en el mitin Save America, en el parque público de La Elipse, donde escucharon las arengas de Donald Trump, Donald Trump Jr., y Rudi Juliani.

Alex Jones -Alexander Emerick Jones-, productor del sitio web InfoWars, el cual sistemáticamente recurre a la desinformación, noticias falsas y teorías sobre conspiraciones, afirmó que su empresa de medios pagó 500,000 dólares para reservar la referida plaza para el mitin que congregó a los simpatizantes de Trump, antes que emprendieran el asalto al Capitolio

Jones además afirmó que la Casa Blanca le pidió que coordinara la marcha hacia el Capitolio.

Enardecidos por las arengas de Trump, los partidarios del republicano irrumpieron en la sede del Congreso de la Unión Americana, la cual ocuparon varias horas.

En los violentos enfrentamientos, una manifestante fue tiroteada por el personal de seguridad en el Capitolio, y perdió la vida. Además, tres personas murieron como resultado de la trifulca, y tres artefactos explosivos fueron encontrados.

La tarde del 6 de enero, el presidente Trump culpó del asalto al Capitolio al vicepresidente Pence, por “no haber hecho lo que debería haberse hecho para proteger a nuestro país y nuestra Constitución”, al no rechazar la victoria de Biden.

Posteriormente, a través de un video que Trump circuló a través de Twitter, el presidente en funciones pidió a sus seguidores que “se vayan a su casa en paz”, y se refirió a los manifestantes como patriotas “muy especiales”.

Sin embargo, el libreto del presidente Trump no consideró la posibilidad de provocar una enérgica respuesta entre los más selectos miembros de la clase política estadounidense.

Los cuatro expresidentes vivos -Jimmy Carter, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama reprobaron el asalto al Capitolio, y señalaron a Trump como el responsable de haber incitado a la violencia.

El repudio expresado por los expresidentes bastó para hacer pedazos el guión que había considerado Trump para retener el poder.

Nany Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Chuck Schumer, pidieron al vicepresidente Mike Pence invocar la Vigesimoquinta Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, para evitar que Trump siguiera ejerciendo los poderes. Además, amenazaron con promover una segunda causa de destitución contra Trump.

De acuerdo con los resultados que arrojaron algunas encuestas, la gran mayoría de los estadounidenses reprobó el asalto al Capitolio, calificando como faccioso e irresponsable el desempeño del presidente Donald Trump, quien fue señalado como principal responsable.

El 11 de enero, ante los principales líderes republicanos en el Congreso, el propio Trump reconoció ser “parcialmente culpable” de los violentos hechos registrados en el Capitolio.

Twitter determinó bloquear de forma permanente la cuenta del presidente Trump. Facebook decidió también suspender la cuenta del presidente todavía en funciones de forma indefinida.

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