Por: Ángel Serrano Gálvez

El INEGI, como cada año, hizo públicos los datos sobre defunciones registradas, información que se construye a partir de los registros de hospitales, forenses, registro civil y demás instituciones, que permite dar cuenta de la mortalidad registrada durante el año previo a la publicación de la información. Es decir, cuántos, dónde y de qué forma perdieron la vida durante 2019.

Una de las características de esta información es que ésta no se construye en función de un catálogo jurídico, sino a partir de lo estipulado en la Clasificación Internacional de enfermedades en su décima versión (CIE-10). Ello permite visualizar y dimensionar la mortalidad en el país desde una perspectiva de salud pública, pero también, permite dar cuenta de la violencia vivida en el país.

No es sorpresa para nadie que la mayor cantidad de defunciones por agresión estén relacionadas con armas de fuego, situación que se vive en el Estado de México y que se replica en todo el país y que está presente tanto en mujeres como en hombres, y mientras que no se implementen estrategias en todos los niveles para reducir la presencia de armas de fuego en las calles esto será algo que se repetirá año con año.

La sorpresa -terror- viene cuando analizamos las otras causas, y es que, en el Estado de México, una de cada cuatro mujeres (26.48%) que fue asesinada en 2019 fue estrangulada. Si lo ponemos en términos diarios esto significa que cada 3 días estrangularon a una mujer en esta entidad. En contraste, en el caso de los hombres este tipo de muerte representa apenas el 8% de los asesinatos.

Del porcentaje de mujeres asesinadas, la calle fue el lugar más frecuente donde sucedió el homicidio, seguido del hogar (uno de cada tres estrangulamientos). Si esto sucedió en un contexto normal, es preocupante lo que pudiéramos estar viviendo en 2020 si consideramos el contexto de aislamiento. De acuerdo con los datos de carpetas de investigación publicados por el SESNSP, en el Estado de México de enero a septiembre de 2020, el feminicidio ha incrementado en un 26% en comparación con el mismo periodo de 2019, por lo que podemos esperar que estas cifras se vean rebasadas en 2020.

Estos datos dan cuenta del nivel de violencia que se vive en el estado, pero también pone en contexto el tamaño de la problemática que se vive en la entidad, así como del reto para autoridades y ciudadanía, que buscan hacer frente a la violencia que viven las mujeres en el Estado de México, y es que, a diferencia de los homicidios por arma de fuego donde un punto de inicio es retirar las armas de fuego de las calles, en este caso el inicio no es tan claro.

Es urgente entender y atender la violencia desde sus causas, y esto no significa caer en políticas asistencialistas como se ha venido haciendo en el país desde hace algunos años; significa comenzar por reconocer que existe un grave problema que año con año se agrava, y que, las acciones que hasta el momento se han realizado, distan mucho de ser suficientes para atender y erradicar la violencia que viven las mujeres en esta entidad y en el país.

Investigador del Laboratorio de Seguridad Ciudadana del Estado de México
@datero_mexa

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