Cuando queremos contar los incidentes violentos que ocurren en nuestro país nos topamos con el problema de que los delitos sólo se registran si las víctimas acuden al Ministerio Público a levantar una denuncia. Esto, desde luego, crea espacio para que muchos delitos nunca formen parte de las cifras oficiales, a este vacío de información se le conoce como cifra negra.

Por: Daniela Baltazar
 

A raíz de esto, surge una pregunta crucial: ¿cómo nos aproximamos al verdadero número de delitos ocurridos? Para los delitos patrimoniales se suele utilizar la Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), en ella se le pregunta a la población si fueron víctimas de algún delito y si lo denunciaron, así, sabemos qué proporción de los delitos se denuncia. Para los homicidios, podemos aproximarnos más al número de incidentes si examinamos las actas de defunción.

A finales de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó de manera preliminar datos sobre las actas de defunción en México para 2020. Esta información nos permite entender si el confinamiento por COVID-19 tuvo algún efecto en la cifra negra para los homicidios dolosos.

Al analizar la base de datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) obtenemos que en 2020 hubo 35,531 víctimas de homicidio doloso en nuestro país, mientras que la base de Mortalidad INEGI reporta que en el mismo año murieron 36,579 personas asesinadas. Esto implica una diferencia del 3%, similar a la diferencia en 2019.

Resalta que aun cuando en 2020 no observamos una gran diferencia entre ambas bases de datos; en el caso de los homicidios dolosos con víctimas mujeres pasamos de una diferencia del 1% en 2019 a una del 5% en 2020. Situación que no ocurre en el caso de los hombres.

La variación es todavía más notable al analizar cada una de las entidades federativas. Chihuahua reportó 3,467 actas de defunción por presunto homicidio, mientras que sólo fueron reportadas 2,715 carpetas de investigación, esto resulta en una diferencia del 21.7%. Llama la atención que para 14 estados, incluida la Ciudad de México, hay más carpetas de investigación que actas de defunción. Por ejemplo, en Veracruz esta discrepancia es del 31%, en Jalisco del 20.2% y en Sinaloa del 18.6%.

Observamos que la similitud entre ambas bases depende en gran medida del tipo de arma; para los homicidios dolosos perpetrados con arma de fuego, las dos bases presentan resultados muy parecidos. Por otro lado, cuando los homicidios se realizan con otro elemento se registraron 864 actas (INEGI) y 6,491 carpetas (SESNSP): ¡trece veces más!

Finalmente, al analizar la incidencia por mes, puede notarse que para los primeros dos meses del año, previo a la pandemia, los datos de ambas bases son muy similares, empero la diferencia se incrementa hasta alcanzar un 5% en julio.

Para poder indagar sobre las causas de estas discrepancias, será necesario disponer de los datos completos de INEGI que estarán disponibles a finales de este

año, aunque la disyuntiva permanecerá, en tanto que la información provista por el SESNSP es mucho menos minuciosa comparativamente. El diseño de una política de seguridad exitosa, que reduzca el número de homicidios diarios, necesariamente requerirá información tanto pronta como detallada, información con la que no contamos en este momento.

Investigadora del Observatorio Nacional Ciudadano
@dani_baltazar12
Datos disponibles en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/EstSociodemo/DefuncionesRegistradas2020_Pre_07.pdf https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/victimas-nueva-metodologia?state=published

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