Por Paola Odiardi

El Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO) de Ciudad de México recibe cada año alrededor de 4 mil 865 cadáveres de personas, de los cuales dos de cada trece que llegan al día son mujeres. La intervención del INCIFO solo sucede cuando se trata de decesos que ocurrieron bajo circunstancias violentas, accidentales o suicidas.

El traumatismo fue la principal razón de muerte de las mujeres durante el periodo de 2006 a 2018 en Ciudad de México. ¿Qué nos dice este diagnóstico?

Los traumatismos engloban muchas formas de violencia. De acuerdo con la criminóloga y experita forense de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México Ana Cristina Vanegas, los conjuntos de traumatismos, que concentran el 17% de las causas del deceso de mujeres, se refieren a una serie múltiple de contusiones hechas en muchas regiones del cuerpo. Por lo tanto, la mayoría de las mujeres que ingresaron al INCIFO recibieron tantos golpes que les ocasionaron la muerte.

Aunado a los golpes, es frecuente una serie de causas conjuntas, como la asfixia y el ahorcamiento, que no dejan en duda la violencia de género que existe en la sociedad mexicana. Al menos una vez a la semana el INCIFO recibe a una de estas víctimas.

A la experita de campo no le sorprende esta información. “La mayoría de las muertes de mujeres que he atendido han sido por arma blanca y por ahorcadura: cuerdas, cables, ganchos, agujetas, cinturones, prendas de vestir con la ropa íntima”, detalló.

Los rangos de edad de las víctimas cambian de acuerdo con el tipo de violencia sufrida. Las mujeres entre los 24 y 26 años fueron las principales en recibir golpes, mientras que el rango de edad de víctimas por ahorcamiento y estrangulación se dio en mujeres de 15 a 38 años.

Por este motivo, la primera medida que llevan a cabo los peritos de campo al investigar a una víctima del sexo femenino es envolver las manos dentro de una bolsa de plástico, con el fin de resguardar las posibles células de descamación del agresor que se pudieron haber quedado en las uñas al momento de defenderse.

Esta medida corresponde al protocolo que se activa al tratarse de víctimas mujeres porque, según las estadísticas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Estudio mundial sobre el homicidio, 2013), la mayoría de las víctimas conocían a sus agresores.

Vanegas recuerda particularmente el caso de una mujer que fue asesinada en noviembre de 2018 en la alcaldía Coyoacán por su expareja: “La chica tenía entre 26 y 28 años. Al salir del trabajo, un exmilitar la privó de la vida enfrente del edificio. La chica fue apuñalada 50 veces en zonas estratégicas. Tenía las manos totalmente cortadas por tratar de poner resistencia. Una ambulancia la trasladó al hospital. Le hicieron una cirugía para tratar de contener todas las hemorragias internas; pero no sobrevivió. Afortunadamente detuvieron al agresor y se activó el protocolo de feminicidio”.

El nivel de saña con el que matan a las mujeres es uno de los factores determinantes para que el delito de homicidio se clasifique como feminicidio, así como el nivel de cercanía con el agresor. En este sentido, las estadísticas del INCIFO no permiten determinar si los casos fueron redirigidos a una investigación judicial en el ámbito penal; pero sí permite reconocer la gravedad del problema.

En el último año, de acuerdo con el estudio que elaboramos en el Observatorio de la Ciudad de México ¿Qué sucedió en materia de seguridad durante el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum?, la tasa de feminicidio (0.59) alcanzó su máximo histórico con un aumento de 34% respecto al mismo periodo del año anterior.

Ante este panorama, la actual jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, decretó la primera Alerta de Género en noviembre de 2019. Sin embargo, esta medida no tiene una repercusión real para disminuir la incidencia. Se ha mostrado ineficaz en los otros estados de la República donde se ha declarado y los recursos destinados a estas alertas son escasos e insuficientes.

Por lo tanto, recomendamos que los esfuerzos se enfoquen en destinar mayores recursos a las fiscalías especializadas en feminicidio para fortalecer al personal de ministerios públicos y policías, así como a su capacitación en temas de género.

Investigadora del Observatorio Nacional Ciudadano
@prensapensada

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