Por: Ángel Serrano Gálvez 

El año 2020 sin duda incidió en nuestro nivel de confianza y seguridad, nos demostró que quizás somos más vulnerables de lo que recordábamos y transformó nuestra forma de comunicarnos e interactuar, no obstante, aunque parezca que sí, los problemas que veníamos arrastrando no sólo no desaparecieron, como si se trataran de un virus, estos se adaptaron y evolucionaron.

A poco más de 10 meses del inicio de las medidas de confinamiento, vale la pena evaluar todos los cambios realizados en nuestras vidas y dimensionar la forma en la que hemos abierto nuestras vidas e información a un cada vez mayor número de servicios públicos y privados.

Servicios de streaming, plataformas para realizar videollamadas, plataformas de ecommerce, banca móvil y sistemas gubernamentales son algunas de las herramientas a las que nos vimos forzados a migrar, si bien pudiéramos hablar de las bondades de estas herramientas, se hace necesario recordar un viejo conocido.

La ciberseguridad es un tema que lleva un tiempo presente, pero que por ignorancia y negligencia se ha preferido dejar pasar, y es que resulta más fácil pensar que esto es una fantasía y sucede solo en la mente de un par de nerds, a sentarse a tratar de comprender el enorme riesgo que esto representa.

Es paradójico que ahora, cuando más tiempo nos encontramos conectados y por lo tanto cuando más vulnerables somos, sea cuando menos buscamos la forma de protegernos y, a pesar de lo que algunas autoridades declaran, la realidad es que hoy en día somos un país vulnerable en materia de ciberseguridad y esto atañe a públicos y privados.

De acuerdo con el Índice Global de Ciberseguridad 2018[1] México ocupa el lugar 63/157 países, en lo que a compromiso con la ciberseguridad se refiere, esto a través de la evaluación de 25 indicadores y que evalúan aspectos como el marco normativo, capacidades técnicas, cooperativas y organizacionales, así como la creación de capacidades. La posición en el ranking da cuenta de lo mucho que queda por trabajar y es que con miras a la publicación de la versión más actualizada de este ranking el panorama no es alentador.

Mientras que para 2020, las empresas reportaron un incremento en el gasto en materia de seguridad, para el gobierno esto no es prioridad y se refleja con recortes de 75% a los Capítulos 2000 y 3000 del presupuesto federal, dejando de invertir un estimado de 3,500 millones de pesos en tecnologías de la información. Esto a pesar de que instituciones como la Secretaría de Economía, PEMEX, Condusef y el Banco de México entre otras han reportado ciberataques en lo que va de la presente administración.

Ojalá y que cuando las autoridades volteen a ver el tema no sea hasta que nos encontremos en medio de una crisis de ciberseguridad como ya las han enfrentado otros países, mientras tanto y como en cualquier otra situación de vulnerabilidad, la prevención por parte de nosotros los usuarios es esencial.

Sencillas acciones como utilizar contraseñas seguras, hacer uso de la verificación en dos pasos, NO realizar compras o transacciones en redes públicas, al realizar transacciones en línea verificar que sea un sitio seguro (para esto basta con revisar que la URL comience con un https://), NO permitir que menores de edad hagan uso de tecnologías de la información sin acompañamiento de un adulto informado son algunas de las acciones que podemos realizar para evitar ser víctimas de un delito.

Subdirector de Ciencia de Datos del Observatorio Nacional Ciudadano 
@datero_mexa 

[1] https://www.itu.int/dms_pub/itu-d/opb/str/D-STR-GCI.01-2018-PDF-E.pdf consultado el 1ro de enero de 2021

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