Por: José Francisco Vázquez Cárdenas 

Para la mayoría de las personas, la palabra “jurismática” probablemente no hace mucho sentido. Incluso para aquéllas que se encuentran dentro del campo de la ley puede resultar un término extraño o, en algunos casos, en desuso. A pesar de lo anterior, las implicaciones de este campo de estudio han cobrado dentro del Derecho no pueden ignorarse.

La jurismática, o informática jurídica, es la disciplina que se encarga de generar mecanismos para incorporar los procesos informáticos al ejercicio del Derecho en todas sus vertientes. Es innegable que el Derecho se ha visto fuertemente influenciado por el desarrollo de nuevas tecnologías.

Para muestra, sólo es necesario considerar los enormes cambios que han derivado de la pandemia por COVID19 y los mecanismos que las instituciones han implementado para cumplir con sus funciones en la salvaguarda del orden y la paz social.

Sin embargo, a pesar de las enormes ventajas que este tipo de herramientas han presentado para la justicia, existen detractores a su implementación en aspectos diversos de la impartición de justicia. Uno de los elementos más controvertidos sobre este tema es la incorporación de inteligencia artificial para la emisión de sentencias y otras resoluciones judiciales.

En la Unión Europea, particularmente en países como Estonia[1], se sentaron las bases para la implementación de inteligencia artificial en los procesos judiciales, dentro del esfuerzo conocido como e-justice. Este proceso incluye el desarrollo de un sistema de gestión de información por medios electrónicos, así como realizar acciones que permitan implementar inteligencia artificial para disminuir la carga de trabajo en la Institución.

Aunado a lo anterior, se han realizado esfuerzos para implementar jueces de inteligencia artificial en casos con cuantías menores, con la finalidad de eliminar el rezago en las cortes. Dichos programas analizan variables como precedentes, elementos contextuales y el contenido de la norma para tomar decisiones. Especialistas en favor de este tipo de sistemas mencionan que uno de los principales beneficios es la eliminación de la subjetividad de la persona que se encuentra detrás de la investidura judicial.

Por otro lado, los detractores de este tipo de sistemas mencionan que es precisamente la eliminación del factor humano el que representa un riesgo para la integridad de las sentencias o de otras resoluciones judiciales. Sin embargo, es importante mencionar que expertos en la materia han mencionado que el factor humano no se eliminará, sino que se requerirá establecer mecanismos de interacción claros y efectivos entre el aspecto personal y el tecnológico.

Evidentemente, el terreno necesario para la implementación de un sistema de toma de decisiones judiciales con inteligencia artificial no sólo requiere abatir la tecnofobia contexto político y jurídico actual. De igual forma, requiere generar alianzas con el sector privado para el desarrollo e implementación del software y su mantenimiento; así como brindar capacitación a las nuevas generaciones de personal operativo de los Poderes Judiciales.

Al mismo tiempo, es esencial reformar las normas que resulten necesarias para permitir la interacción del factor humano y el tecnológico, de manera que se cumpla con los objetivos establecidos por la implementación de la tecnología. Finalmente, uno de los cambios más importantes es el que se relaciona con el cambio en cultura y la percepción de la justicia en nuestro país.

Es probable que el término “jurismática” siga siendo desconocido para las futuras generaciones de profesionistas del derecho o para la población en general, pero es innegable que la tecnología seguirá jugando un papel relevante en la forma de facilitar el acceso a la justicia.

Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano

@jfvc27

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